Bajo el agua - Manuel Medrano
Quiero volar contigo, muy alto en algún lugar
Quisiera estar contigo viendo las estrellas sobre el mar ,Quiero encontrar otro camino ponerme mi vestido y salir a caminar contigo
Quiero decirle al mundo que no somos amigos, decirle a la tristeza
Que no se cruce en mi caminoMini historia - 5
El funeral de Mía fue un evento que ninguno de nosotros estaba preparado para enfrentar. Aunque Ethan se mantuvo firme a mi lado, y mi madre intentaba ser la fortaleza que necesitábamos, yo sentía que cada segundo que pasaba me hundía más y más en un pozo de oscuridad. Sin embargo, no estaba sola en ese dolor. Ailani, mi mejor amiga, también estaba allí, apoyándome como lo había hecho durante toda mi vida.
Ailani y yo éramos inseparables desde la primaria. Era la única persona en la que realmente confiaba para compartir mis secretos, mis miedos, mis esperanzas. Y en ese momento, en medio de todo el caos emocional que estaba viviendo, ella era la única que parecía entender exactamente lo que estaba pasando por mi cabeza, incluso sin que yo dijera una palabra.
Ailani llegó al velorio temprano, mucho antes de que comenzara a llegar la mayoría de las personas. Se acercó a mí en silencio, su rostro reflejando un dolor que sabía era en parte por Mía, pero también por verme sufrir. Sin decir nada, me envolvió en un abrazo cálido, apretándome con la fuerza que necesitaba. Durante esos minutos, pude dejarme caer en su hombro y llorar, aunque fuera por un momento. Era como si su presencia me permitiera soltar todo lo que había estado conteniendo.
"Estoy aquí, Jaqueline," me susurró mientras me abrazaba, sus palabras llenas de convicción. "No estás sola, ¿de acuerdo? Vamos a salir de esto juntas."
No le respondí en ese momento, pero supe que ella lo entendía. Ailani siempre había sido buena para leer entre líneas, para captar lo que no decía. Y aunque el dolor de perder a Mía seguía consumiéndome, su apoyo me daba un respiro entre tanta angustia.
Cuando Richard apareció esa noche con las rosas, Ailani estaba a mi lado. Pude sentir su sorpresa al verlo, pero también noté cómo se quedó en silencio, respetando lo que fuera que él y yo teníamos en ese breve momento. Después de que le agradecí y él se marchó, Ailani me miró con esa mezcla de curiosidad y comprensión que solo una mejor amiga puede tener.
"¿Quién lo diría?" dijo suavemente, un intento de humor en medio de todo el dolor. "Richard Ríos, el tipo misterioso del barrio, apareciendo en el velorio con flores."
Asentí, aún procesando lo que acababa de pasar. "Es raro, ¿no? Pero... se sintió bien, de alguna manera."
Ailani no dijo nada más. Simplemente me apretó la mano, recordándome que estaba allí, lista para lo que fuera.
Al día siguiente, durante el funeral, Ailani se mantuvo cerca. Se quedó a mi lado cuando el dolor se volvía insoportable, ofreciéndome pañuelos cuando las lágrimas se derramaban sin control, o simplemente dándome su presencia silenciosa cuando las palabras eran innecesarias.
Cuando vi a Richard a lo lejos, fumando su cigarro mientras observaba el entierro, Ailani también lo notó. Me dio un pequeño empujón en el brazo, como si me animara a responder a su gesto silencioso. Y cuando asentí en respuesta a la pregunta muda de Richard, Ailani me miró de reojo y esbozó una pequeña sonrisa, entendiendo que, aunque fuera en el gesto más mínimo, algo en mí había encontrado un poco de consuelo.
Luego, me volví hacia Ethan, hundiéndome en su abrazo protector mientras el mundo seguía derrumbándose a mi alrededor. Sentí a Ailani detrás de mí, su mano en mi hombro, siendo la roca que sabía que podía ser. A pesar de todo el dolor, sabía que, con ella a mi lado, de alguna manera, seguiría adelante.
Ailani fue la que se quedó después de que todos se fueron, cuando la casa estaba vacía y el silencio se hacía insoportable. Nos sentamos en mi habitación, sin necesidad de hablar, solo compartiendo el espacio, y eso fue suficiente. Sabía que con ella, podría llorar, gritar o simplemente estar, y no importaba cómo reaccionara, ella estaría allí, sin juzgarme. En esos días tan oscuros, tener a Ailani fue como tener una pequeña luz en medio de la tormenta. Y aunque el dolor seguía ahí, ella me recordaba, cada día, que aún había vida después de la pérdida....