Bichota - Karol G
Aclaración: aquí no es famoso
Salgo acicalá de pie' a tope
Porque puede ser que con el culo mío te tope', tope'
Me siento bichota sin salir del bloque
To me quieren partir y no tienen con quéCon mis amigas íbamos manejando por la ciudad en plena fiesta de carro, entre risas y canciones a todo volumen. Veníamos de tomarnos unas cervezas y, la verdad, ya estábamos en modo rumbero total, listas para la discoteca. En uno de esos, nos detuvimos en un semáforo y yo aproveché para darle una calada rápida a mi vape. Estaba tan metida en la música que casi ni me di cuenta de que un tipo en una moto, al lado nuestro, me estaba mirando.
Mari, que estaba en el asiento del copiloto, fue la primera en notarlo.
—Uy, miren al man tan bueno que nos está mirando. ¿Será que te está echando ojitos? —me dijo, empujándome con el codo y dándome una sonrisa cómplice.
—A vos te hace falta monda, mija, no lo deje ir —saltó Danna desde el asiento de atrás, soltando una carcajada.
Levanté la mirada hacia el tipo de la moto y, cuando vi esos ojos, quedé en shock. Era un man alto, con un cabello bien cuidada, sonrisa de película y una confianza arrolladora. El tipo sonreía como si me conociera de toda la vida, como si supiera que me iba a quedar mirándolo.
—¿Qué? ¿Le vas a hacer ojitos o qué? —me retó Mari, dándome otra vez con el codo.
—Tal vez... —le respondí con una sonrisa, sin perder de vista al man.
Él se acercó un poco, con esa actitud relajada y sin despegarse de su moto.
—Vea, pues. ¿Me vas a dejar solo esta noche? —me dijo con un acento paisa tan marcado que casi me desarmo.
No pude evitar morderme el labio. Con el descaro que me caracteriza, me acerqué un poquito más a la ventanilla.
—Yo le hago el favorcito si quiere —le dije, desafiándolo con una sonrisa coqueta.
El man soltó una risa y me miró de arriba a abajo.
—Vea, no más, si así es la cosa, ¿para dónde van, pues?
—A la disco, pero no creo que aguantes el ritmo —respondí, retándolo.
Sacó el celular de su bolsillo y me lo tendió.
—Pásame tu número, que yo estoy desparchado y no tengo planes —dijo como si nada, con esa media sonrisa segura que me estaba sacando de mis casillas.
El semáforo ya iba a cambiar, así que anoté mi número rápido mientras él seguía masticando un bombón. Antes de arrancar, me dio un último guiño y me picó el ojo.
Danna, que no se perdía ni un detalle, soltó una carcajada y me golpeó el hombro.
—¡Mija, ese hombre ya cayó
Arrancamos y, mientras mis amigas seguían riéndose y gritando en el carro, me llegó un mensaje. "Pase la ubi", me había escrito. Le envié la ubicación de la discoteca sin pensarlo y me metí de lleno en el ambiente de la música y mis amigas, tratando de ignorar lo rápido que ese man me había hecho sonreír.
Ya estaba bailando con mis amigas en la pista cuando sentí que alguien se pegaba detrás de mí. Me giré y ahí estaba él, ese mismo tipo, con la misma mirada atrevida y ese perfume embriagante. Nos pusimos a bailar juntos, cada vez más cerca. Sus manos se deslizaron hasta mi cintura, firmes y decididas, mientras yo sentía el calor subir en mi cuerpo.
—¿Y qué? ¿Sí tenías ganas de encontrarme aquí o no? —me susurró al oído, su voz retumbando en mi pecho.
Le sonreí sin achicarme.
—La verdad, pensé que no te atreverías a venir —le respondí, levantando la barbilla con orgullo.
Se acercó más, rozando su aliento con mi piel.
—Yo no soy de los que se echan para atrás, y por lo visto vos tampoco.
Perreando duro, les gusta mi culo
Hace tiempo te toy esperando
No sé tú, pero yo aquí pensando
No haces na pa lo que está' roncandoCon una sonrisa, dejé que sus manos me apretaran un poco más la cintura. Entonces él, con total descaro, deslizó una de sus manos hacia mi cadera, y bajó su mirada de una forma que hizo que mis mejillas se pusieran rojas. Me reí, divertida y nerviosa.
—¿Te gusta lo que ves o qué? —le dije con un tono desafiante, aguantándole la mirada.
Él se inclinó, con esa sonrisa entre pícara y confiada.
—Vos no sabés las ganas que tengo de verte mucho más cerca —dijo en tono bajo, mientras sus manos se acomodaban mejor en mi cintura, atrayéndome.
Yo seguí bailando, intentando disimular la sonrisa, aunque su perfume me envolvía y la música nos mantenía en nuestro propio mundo.
