Addicted

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Addicted - Maluma

Aclaración: Richard y la prota son mejores amigos pero se comen "en secreto"

Hoy te pusiste más linda por lo que veo
Algo casual pero sexy, así te deseo
Y esa fragancia que tú tienes yo ni lo creo
Quisiera fueras mi Julieta y yo tu Romeo
Para probar esos labios de miel
Y recorrer lentamente tu pie

—¡Pilas que ya es tarde! —les dije a los chicos, mirando el reloj. La noche había pasado volando, y aunque estaba cansada, había algo en el ambiente que me mantenía alerta... o tal vez era Richard.

Él me miró de reojo mientras se ponía las chanclas y agarraba las llaves del carro. —Cálmese pues, mija, ya la voy a llevar —respondió con su tono tranquilo y ese acento que siempre me hacía sonreír.

Amanda y yo salimos primero, esperando en la entrada de la casa mientras los demás se preparaban. El aire estaba húmedo, y una leve llovizna empezaba a caer. Amanda, medio dormida, se subió al carro junto a su novio James y Daniel. Apenas apoyó la cabeza en el hombro de James, cerró los ojos como si el mundo ya no existiera para ella.

Richard se subió al asiento del conductor y me hizo un gesto para que me sentara adelante. Apenas cerré la puerta, el silencio nos envolvió, y la única luz era la de los relámpagos lejanos que rompían la oscuridad de la noche.

En un momento, sin decir nada, él puso su mano sobre mi pierna. Me sorprendió, pero no me moví; en cambio, coloqué mi mano encima de la suya, acariciándola suavemente. Él me miró de reojo, con esa sonrisa ladeada que conocía tan bien, mientras sus dedos se apretaban un poco más contra mi muslo, haciéndome sentir ese calor que siempre provocaba en mí.

'Cause I'm addicted to you baby (imposible resistirme a su fragancia)
'Cause I'm addicted to you baby (traté de conquistarla pero no me alcanza)
'Cause I'm addicted to you baby (solo tú, solo tú)
'Cause I'm addicted to you baby

Siguió manejando en silencio mientras la lluvia se intensificaba, repiqueteando contra el techo del carro y llenando el aire de una tensión casi eléctrica. Miré hacia afuera y, al ver que la calle frente a mi casa estaba empapada, me incliné hacia él.

—Mejor metete por detrás —le susurré, señalando la calle alternativa para evitar el charco.

—Por detrás o por delante, a mí me gusta de los dos lados —dijo, lanzándome una mirada pícara.

No pude evitar reírme, y le di un golpe suave en el hombro. —Richard, ¡no respeta!

—Todo va para el mismo lado —respondió, encogiéndose de hombros con una sonrisa traviesa—. Al mismo punto.

Desde el asiento trasero, Daniel soltó una risita. —Pero a ver si la deja llegar a su casa!

Richard solo sonrió y estacionó el carro. Al abrir la puerta, la lluvia nos golpeó de lleno, y bajé corriendo hasta la entrada de mi casa, tratando de no mojarme demasiado. Pensé que él se quedaría en el carro, pero apenas puse un pie en la puerta, él se bajó y me siguió.

—¿Qué haces? —le pregunté, mirándolo con una mezcla de sorpresa y nerviosismo.

Él no respondió. En cambio, cerró la puerta detrás de nosotros y, antes de que pudiera decir algo más, me tomó por la cintura y me jaló hacia él. Sentí su aliento caliente en mi oído mientras me susurraba: —Ahorita vengo.

Mi corazón latía a mil por hora. Sabía que lo correcto era despedirnos y que él regresara al carro, pero mis manos parecían tener vida propia y se aferraron a su camiseta, sin soltarlo. Él se quedó mirándome, sus ojos brillando en la penumbra.

One shots . Richard rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora