No te vayas

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No te vayas - Carlos vives

Aclaración: richard y ella tienen una hija pero se separaron por que no se entendían

Hoy te miro y me pongo a pensar
Si el destino existe en realidad
Y somos dos almas que se buscan donde quiera
Que el amor te llama y hay que estar
Y es mejor no dejarlo escapar
Porque lo que es tuyo está esperándote allá afuera

Dani y yo salimos del restaurante después de almorzar, completamente llenas. Dani se había pedido sus adorados nuggets con papitas, mientras yo había optado por una pasta con tocineta. Caminamos hacia el carro, y mientras la ayudaba a cruzar la calle, ella me miró con esos ojitos llenos de ilusión.

—Mami, ¿podemos comer helado más tarde? —preguntó, con una sonrisa que derretía cualquier resistencia.

—Claro, amor, más tarde te compro uno —le respondí con cariño, tomando su mano mientras subía al asiento trasero.

Al acomodarla y abrocharle el cinturón, noté que agarraba fuertemente el pequeño bolso en forma de abeja que Richard le había regalado. Era su posesión más preciada; aunque apenas le cabían algunas cositas, no podía ir a ningún lado sin él. Al cerrar la puerta, el teléfono empezó a sonar. Me subí al carro, lo conecté y vi que era la señora Sandra, la mamá de Richard.

Le devolví la llamada mientras manejaba hacia un Starbucks. Tenía antojo de un café con crema batida desde hace días, así que decidí detenerme. A Dani le brillaron los ojos cuando le dije a quién estábamos llamando.

—Hola, mija, ¿cómo está? —saludó la señora Sandra con su tono cálido de siempre.

—Hola, señora Sandra, bien, aquí con la niña —respondí, sintiendo esa familiaridad que, pese a todo, nunca se había roto.

—¡Hola, abuelita! —dijo Dani, sonriendo aunque su abuela no pudiera verla.

—Hola, mi amor —respondió la señora Sandra con una risa dulce—. Mija, la llamaba para invitarla. Aquí estamos haciendo un asado; está la familia, unos amigos de Richard... Quería ver si podía traer a la niña.

Dani brincaba en su asiento de la emoción, pero una preocupación me rondaba en la cabeza.

—Claro, señora Sandra, le llevo a Dani. Sé que hoy no le toca a Richard, pero se la puedo dejar un rato —contesté, viendo a Dani sonreír a través del espejo.

Sin embargo, pronto recordé algo importante. Sabía que probablemente estaría la novia de Richard, y eso me preocupaba.

—Señora Sandra, antes de confirmar, necesito hablar algo con usted en persona.

Ella captó el tono en mi voz y asintió. —Claro, hija, aquí la espero.

Después de recoger mi café, conduje hacia la casa de Richard, donde ya se escuchaba la música y las risas desde el patio. Bajé a Dani del carro, asegurándome de que tenía su bolso de abeja en mano.

Toqué el timbre, y la señora Sandra salió a recibirnos. Dani corrió hacia ella y le dio un abrazo fuerte antes de salir disparada a jugar con sus primos.

La señora Sandra me miró con curiosidad. —¿Todo bien, hija?

Respiré hondo antes de responder. —Señora Sandra, yo confío mucho en usted y en la familia, pero... la novia de Richard no me cae bien, y sé que tiene sus temas de... bueno, de consumo. No quiero que mi hija esté expuesta a eso.

La señora Sandra asintió con comprensión y puso una mano en mi hombro. —Mija, entiendo perfectamente. Yo también quiero lo mejor para mi nieta. No se preocupe, estaré muy pendiente de todo.

One shots . Richard rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora