Capítulo 6-.Eres un maldito imán de mala suerte...
Era lunes, otra vez. No tenía idea de cómo demonios el fin de semana se había pasado tan rápido, ni siquiera había tenido mi merecido descanso porque habían muchas tareas y en estos momentos sentía que podría sufrir estrés adolescente o algo parecido.
Pero lo bueno había sido conseguir el empleo de camarera en el bar.
Lo había conseguido.
¡Joder! Lo había malditamente conseguido.
Y yo no cabía de la felicidad.
Porque demonios, había conseguido el puesto.
Yo creo que ya le ha quedado claro a todo el mundo que has conseguido el maldito puesto.
Al principio a Talia le había parecido mala idea, y no lo niego yo tampoco tenía muchas intenciones de trabajar, pero el dinero que teníamos ahorrado no duraría para siempre y el trabajo de Talia no era precisamente el mejor pagado, así que después de tanto insistirle dejó que trabajara el medio turno en el bar.
Sobre la discusión que habíamos tenido y el fuerte encontronazo, bien, eso se hubo arreglado y nos prometimos no meternos en los asuntos de las otras a menos que pidiéramos ayuda.
El punto es que era lunes y yo traía un dolor de cabeza insoportable. Caminaba como un zombi hacia los casilleros, para tomar los libros de mis primeras clases. A primera hora tenía matemáticas y como estábamos en época de exámenes debía apresurarme si quería que el profesor rechoncho me dejara hacer la prueba; lo apodé así porque son demasiados nombres por aprender y tengo una pésima memoria, así que será más sencillo de esa manera.
Tomé los tres cuadernos que sobresalían del basurero que estaba dentro de mi casillero, estos se me resbalaron y cayeron al suelo. Me apresuré a cogerlos y me detuve un momento en mi cuaderno de biología, eso me traía algunos recuerdos...
Metí las cosas a mi bolso y prácticamente corrí hacia el aula. Fue una verdadera hazaña pues parecía que todos los estudiantes venían en dirección contraria y yo debía ir contra corriente.
Después de casi morir asfixiada entre los adolescentes de RoastHills llegué a mi salón y fui rápidamente a mi asiento, sin tomar demasiada importancia a los presentes.
Todos ocuparon sus lugares y el profesor rechoncho entró con su inconfundible portafolio, cargado con los exámenes.
Algunos murmullos invadieron el aula, yo simplemente jugueteaba con mis lapiceros en la mesa y hacía dibujos sin una forma definida en la pasta de mis libros.
—Chicos, guarden silencio por favor...—iba a seguir hablando, pero llamaron a la puerta y fue a atender.
Después de algunos minutos de aparente discusión con quien sea que estuviese hablando, entró nuevamente al salón.
—Jóvenes...—volvió a llamar nuestra atención. —Al parecer tenemos a un nuevo compañero —dijo con tono molesto, quiero pensar que fue debido a que interrumpieron la clase. —Pase, por favor.
Todas las voces se callaron al instante, y hasta yo presté atención.
Mi mandíbula se aflojó hasta pegar con la paleta de mi asiento. Era una chico de unos ciento ochenta centímetros de estatura, cabello negro que le cubría parte de su ojo derecho y de anatomía bondadosa; traía puestos unos vaqueros oscuros y una playera cuello v color negra que se tallaba perfectamente a él, dejando ver su bien trabajado abdomen.
Descuidadamente mi mirada llegó hasta el lugar de Maxon, y pude ver como su rostro se desfiguraba debido a que tenía la mandíbula extremadamente apretada, luego volví mi mirada hacia el nuevo y vi que era a él a quien Maxon veía con tanta furia, ¿lo conocía de algún lado?
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Extrañas©✓
Teen FictionLía James es una joven que ha pasado por infinidad de situaciones a su corta edad, unas más aberrantes que otras: la muerte misteriosa de sus padres y quedar a la tutela de su tío Reynold, quien busca retenerla a ella y a sus hermanas por un motivo...