Capítulo 19.- Un día bastante anti-Lía...
Abrí mis ojos de golpe, sintiendo una grave punzada en mis sienes. El cielo aún no estaba del todo claro, pero con todo y eso mis ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse.
Tenía que ir a la escuela aún, era el bendito último día y yo no podía estar más feliz y enojada a la vez; feliz porque bueno era el último día y podría dormir tarde viendo la televisión y comiendo comida chatarra, y al día siguiente despertar hasta el medio día porque Ben era la persona más increíble de este mundo y no abría el bar hasta después de las doce; y estaba terriblemente molesta porque no había que ser una vidente para saber que me dejarían muchísima tarea, la cual, obviamente, haría el domingo por la noche.
Mientras terminaba de despabilarme, cogí mi teléfono que curiosamente siempre se encontraba bajo mi espalda al amanecer, y comencé a jugar una aplicación en la que un cubo debía saltar obstáculos, me era divertido y frustrante a la vez porque perdía cada cierto tiempo. Pero seguía intentándolo hasta que sentí que ya era hora de la ducha.
Al salir me puse unos shorts de mezclilla y una blusa negra de tirantes y mis inseparables converse; mi cabello lo dejé secarse por sí sólo, sabía que se iba a esponjar y estaría enredado en unas horas, pero no tenía ganas de peinarlo. Tomé una liga roja y me la puse como pulsera por si acaso me daba calor más tarde.
Abrí mi mochila y puse adentro algunos libros, libretas y bolígrafos que supuse eran necesarios, claramente no iba a revisar mi horario y menos tratar de aprendérmelo porque suficiente esfuerzo era recordar el salón en el que iba.
Bajé y, antes de introducirme hasta la cocina, dejé mi bolsa al pie de las escaleras.
Tracy y Talia estaban en la cocina preparando carne de res frita; la rubia estaba ayudando mi hermana mayor de manera tranquila y hasta gustosa, lo cual era bastante raro ya que ella no hacía más que quejarse cuando se le asignaba una labor.
Tracy llevaba una falda rosa y una blusa de holanes del mismo color, unas bailarinas beige y su cabello atado en media cola.
Talia tenía unos vaqueros negros, una camiseta de cuello v color púrpura, zapatos cerrados color negro y su cabello llevaba un moño atándolo completamente en una perfecta cola de caballo.
-Hola -llamé su atención, sonriendo sin mostrar los dientes.
-Hola -respondió, Tracy, de manera alegre. - ¡Creí que tendríamos que levantarte con un megáfono!
Solamente puse los ojos en blanco.
-Siéntate, casi terminamos -comentó, Talia, con una sonrisa maternal. - ¿Quieres leche o café? -se acercó al frigorífico y sacó un jarrón de leche.
-Pues... -alargué, tomando asiento en el pequeño comedor para cuatro. - ¿Jugo de arándanos? Digo, el café me cae mal, y la leche es horrible por las mañanas.
Talia negó divertida y sacó la caja con el jugo.
Tracy cerró las salientes de gas doméstico y acomodó trozos de carne en platos extendidos, también colocó en ellos nueces, duraznos y uvas, llevándolos hasta la pequeña mesa.
Mis hermanas tomaron sus respectivos puestos y nos dispusimos a desayunar. Tenía muchísima hambre, no lo iba a negar, y la comida se veía apetecible.
- ¿Adivinen qué? -dijo, Tracy. Talia y yo la vimos, expectantes. -Tengo un proyecto que hacer y estoy en el equipo de Scott, ¿no es genial? -asentí tomando de mi bebida. Talia achicó los ojos.
-Sí... Es maravilloso. -comentó, no muy convencida y con una sonrisa forzada. Era obvio que sentía celos de su hermana pequeña, la protegía muchísimo de los chicos y más de su novio Scott. - ¿Qué hay de ti, Lía, algo interesante por hacer?
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Extrañas©✓
Teen FictionLía James es una joven que ha pasado por infinidad de situaciones a su corta edad, unas más aberrantes que otras: la muerte misteriosa de sus padres y quedar a la tutela de su tío Reynold, quien busca retenerla a ella y a sus hermanas por un motivo...