Capítulo 14-. ¿Vas a comerte eso...?
- ¡Deja de moverte, Lía, por favor! -gritó, Tracy, al borde de la histeria.
-Prometí que te acompañaría, pero nunca me dijiste que debía parecer un payaso -comenté, observando mi rostro cubierto por capas y capas de maquillaje, y un extraño recogido en el cabello que, según Tracy, era lo que estaba de moda. -Esto no venía en el contrato -me crucé de brazos.
-No hicimos ningún contrato, Lía.
-Sí, lo que sea. Aún sigo viéndome como una mujer fatal -revoleé los ojos.
Si esa rubia seguía intentando hacer que me viera patética la golpearía, muy fuerte.
-Pero si te ves preciosa -sonrió, dejando al fin de poner aerosol en mi cabello.
-Lo que traducido a mi idioma sería, como una plástica y hueca, ¿no? -arrugué la nariz, mientras estiraba un rizo que mi hermana había formado con mi cabello, frente al espejo.
-Claro que no -me golpeó la mano para que dejara de tocar mi cabello. -Te ves bien, ¿de acuerdo?
Asentí con cara de pocos amigos.
- ¡Perfecto, es hora de irnos!
Sí, parecía que quien iba a la cita era yo y no ella.
Tracy se había terminado de cambiar y peinar en tan solo una hora; después de tanto tenía práctica.Las dos horas restantes antes de que Scott llegara por ella se había dedicado a hacerme ver "decente": tenía puesto un vestido azul rey hasta las rodillas, con algunas telas sobrepuestas que hacían una especie de transparencia, y no, no llevaba zapatillas de cristal; por lo menos había podido escoger los zapatos y fueron mis converse.
Y yo estaba tan tiesa por el exceso de spray, que sentía mi cara estirada a tal punto que no podía siquiera gesticular.
A los pocos segundos llamaron a la puerta, por lo que supuse era el mocoso ése. Tracy corrió entusiasmada a retocar su maquillaje, en lo que yo iba a la cocina por un poco de sopa fría, mientras me rascaba la cabeza con dificultad.
Talia hizo el enorme favor de abrir la puerta, y yo pude divisar al novio de Tracy desde el umbral de la puerta, con la boca llena de pasta. ¡Maldito rubio!
Tragué rápidamente y me acerqué hasta él para no parecer tan fenómeno, y saludar; cuando estuve a punto de articular lo que sea Tracy se abalanzó sobre el chico y comenzaron a compartir baba.
Talia se aclaró la garganta, y yo me quedé estupefacta ante la escena; ése definitivamente había sido un beso francés.
-Más vale que vigiles bien a este par - susurró Talia a mi oído.
-Sí, señor -hice un saludo tipo militar y volví grave mi voz.
Talia rodó los ojos por un instante y siguió vigilando a los adolescentes con hormonas alborotadas, con recelo.
Después de un intenso intercambio de miradas asesinas entre Tracy y Talia, un par de bostezos míos, y unas cuantas gotas de sudor en el rostro de Scott logramos montarnos en el automóvil del chico, que era más bien de sus padres porque bueno, ningún chico de quince años tiene tan buen trabajo como para conseguirse un vehículo tan cómodo.
Gracias al cielo eran tan románticos y exagerados que habían decidido ir al cinema de la cuidad vecina porque querían ser más originales; yo había aprovechado esos aproximados cincuenta minutos para dormir.
No supe de ellos hasta que llegamos, que fue cuando Tracy me gritó mientras me agarraba por los hombros y me agitaba para que despertase. Y yo estaba a punto de besar a Dylan O'Brien.
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Extrañas©✓
Teen FictionLía James es una joven que ha pasado por infinidad de situaciones a su corta edad, unas más aberrantes que otras: la muerte misteriosa de sus padres y quedar a la tutela de su tío Reynold, quien busca retenerla a ella y a sus hermanas por un motivo...