Capítulo 7-.Para tu caballo, vaquero...

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Capítulo 7-.Para tu caballo, vaquero...

Tenía los brazos rodeando el abdomen de Jaden, exageradamente fuerte. Le tenía pánico a las motocicletas así que pensaba que caería en cualquier momento, porque no tenía experiencia en éstas cosas y me sentía como una completa estúpida, cerrando los ojos con fuerza para no ver el camino y no ver cómo quedaría embarrada en la autopista.

— ¡Oye! —la voz de Jaden era amortiguada por el casco, y estaba prácticamente gritando para que lo escuchara, porque conducía como poseído, y el viento nos golpeaba la cara.

— ¿Qué?—grité de igual manera.

— ¿Podrías soltarme un poco? No puedo respirar —sí, lo estaba haciendo, estaba prácticamente matando al chico a causa de que lo estaba estrujando con mis brazos, aparte de que todo mi peso le caía encima, créanme mi cuerpo de metro sesenta y cinco no es nada ligero.

— ¡Lo siento!—por fin abrí los ojos.

No sé si logró escucharlo, había disminuido el volumen de mi voz por la vergüenza, estaba tan roja y el casco aumentaba la temperatura de la situación. Pero parecía que aquello le había resultado gracioso ya que sentí como sus hombros se sacudían, posiblemente se estaba riendo, si es que no le estaba dando un ataque de asma por mi culpa.

Me preocupé, porque bueno, soy demasiado joven y sexy para morir, y si iba a morir no iba a ser precisamente debido a un accidente de motocicleta.

— ¿Estás bien?—mi voz se escuchó estruendosamente, porque al estúpido de Jaden se le había ocurrido dejar de conducir como demente y frenar la moto, y también estacionarse cerca de un lugar donde pasaba demasiada gente y se me quedaban viendo de manera extraña.

Otra vez mis mejillas se tornaron coloradas.

Jaden ya había bajado de la moto y yo seguía como una retarda sobre ésta.

—Ya puedes bajar.

Comencé a bajarme, haciendo movimientos precisos para que él no notara que era una completa inútil y ni siquiera sabía cómo bajarme de esta cosa sin que le arrancara esa cosa donde se ponían los pies o esa otra cosa que no sabía para qué rayos se utilizaba, pero que se veía estupenda donde estaba.

—Siento el intento de asesinato—dije elevando mi palma abierta.

— ¿Te gustaría tomar un café?— esperen, ¿estaba siendo amable conmigo? Sí, era eso o el calor ya estaba comenzando a freírme el cerebro o algo parecido.

—Sabes, no me gusta el café y tengo mucha tarea por hacer—dije para librarme, ciertamente no me gustaba el café, pero le podía haber dicho que fuésemos a otro lado.

¿De verdad eres así o te haces? No dejaron tareas, y él lo sabe porque va en tu misma clase, y sabe que acabas de mentirle para librarte de él.

Me golpeé mentalmente hasta verme sangrar por un derrame, era definitivo, si alguien debía ganar un premio por ser la persona más imbécil de toda la historia esa debía ser yo.

Tal vez una parte de mí creía en las advertencias de Maxon al decirme que me alejara de él. O tal vez me daba qué pensar el que de pronto se acercara a hablarme, porque bueno, no estaba fea, pero había chicas mucho más bonitas en RoastFalls. Pero por lo menos, ahora ya no me sentía como un microbio siendo observada por él. Tenía una mirada mucho más relajada, amable.

—No es necesario que mientas—me sentí como una horrible bruja—Sé que sólo me usaste para darle celos.

Epa, epa, para tu caballo, vaquero.

Extrañas©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora