Capítulo 26-.Descubrimos lo que tanto escondía... Parte II

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Capítulo 26-.Descubrimos lo que tanto escondía... Parte II

No pude darle demasiadas vueltas al asunto tampoco, en cuanto se me había ocurrido lo quise poner en acción. Teníamos que esclarecer todo este lío. Tenía que salir de dudas de una vez por todas, porque si algo odiaba más en la vida era quedarme con la incertidumbre.

Así que me había forzado a dejar de llorar como la estúpida que seguramente me estaba viendo, y salir de esa habitación para encontrar todas las respuestas de mis pletóricas dudas. Evidentemente no sería sencillo, pues justamente ahora se les había ocurrido a dos custodios quedarse afuera de nuestra recámara.

—Sé que es peligroso, Tracy, pero debemos hacerlo. Tengo que hacerlo —dije, con firmeza. Estaba más que empecinada.

Tracy sólo podía verme con ojos llorosos y manos temblorosas, desde luego que tenía miedo; no quería que se diera cuenta, pero yo también estaba aterrada bajo esta capa obcecada de mí. Y lo único que, muy en el fondo, quería realizar era huir despavorida de este sitio. Pero ni siquiera eso podía permitirme. No tanto porque me empeñara en saberlo todo, sino porque en cualquier intento de escapar vendrían feroces castigos.

»—Tracy, tienes que hacerlo por las dos, esto seguramente tiene mucho más detrás -continué, poniéndome de pie y caminando lentamente hacia ella.

Cuando estuve frente a mi hermana deslicé mis palmas por sus brazos en un gesto cariñoso, y después le sujete el rostro para que me viera a los ojos.

—Tengo mucho miedo, Lía... —las lágrimas comenzaron a surcar sus mejillas. La abracé instintivamente.

Seguramente después de toda esta cuestión me volvería una completa sentimental.

—Tranquila, todo estará bien, de verdad —susurré contra su cabello, peinándolo hacia atrás con mi mano libre. —Prometo que lo haré lo más rápido posible, y después, no sé cómo demonios voy a hacerlo pero saldremos de aquí —levantó su vista, esperanzada.

Esa mirada de ilusión me dio aún más coraje y fuerza. Tracy confiaba en mí, se fiaba de mis palabras. Y no podía permitirme quebrantar mi garantía. Iba a cumplirla a como diera lugar, haría lo imposible e impensable, pero definitivamente saldríamos de aquí para siempre.

—Está bien, hagámoslo —sorbió sus mocos y se limpió la cara con el dorso. Respiró tan profundamente que creí que le estaba dando un ataque, pero sólo estaba cogiendo valentía.

—Bien, así se habla —me guiñó. Yo revoleé los ojos para evitar golpearla por su perfecto guiño. —Lo que haremos es lo siguiente: tienes que ir al baño y demorarte todo lo que te sea posible, ¿vas entendiendo?

—Lo tengo.

—De acuerdo. Después, como seguramente pensarán que estás intentando escapar o lo que sea ellos irán a buscarte...

—Y, ¿si sólo va uno? — me interrumpió.

—Deja que termine —entrecerré los ojos. Se encogió en hombros. —Sí, existe esa posible, por ello vas a fingir que te está dando un ataque o algo relacionado. Así es mucho más probable que vayan los dos. Tienes que gritar como si se te fuera la vida en ello, tratar de llamar la atención de todo aquél en la casa —inspiré gravemente. —Y es ahí donde voy a aprovechar para ir nuevamente al despacho de Reynold y buscaré otra vez esos documentos, y veré que otra cosa consigo. Te repito una vez más, tenemos que hacer esto muy bien, no creo que tengamos otra oportunidad y, como ya he mencionado con anterioridad, sé que hay mucho detrás de esto.

—De acuerdo, hagámoslo —asintió y respiró otra vez. Sonreí para reconfortarla.

Así que hizo todo lo que planeamos, demasiado bien como para estar temblando de miedo. Creo que en el caso la que estaba como idiota era yo, pero también cumplí mi parte.

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