Capítulo 18-. Iré sólo si hay comida gratis..
La única reacción que tuve ante su pregunta fue quedarme con la boca abierta unos breves segundos, luego la cerré y negué con la cabeza un par de veces. Sí, tal vez yo no debía estar ahí pero en casa no había nada que hacer y los jueves eran mis días libres en el trabajo... o cuando yo no tuviera ganas de ir; Ben nunca me importunaba con preguntas, siempre me comprendía y me daba mis espacios.
Le di la espalda y me deslicé al lado contrario de la pista, cerca de la salida. Jaden no tardó mucho en acercarse, enseguida llegó Maxon.
—Será mejor irnos— dije a secas, en su rostro percibía una chispa de angustia y pena, y eso me ponía de malas.
— ¿Podemos hacer algo por ti?— preguntó Jaden, rascando su cabeza, un poco nervioso.
— ¿Quieres que te dejemos en casa? —agregó Maxon.
Sonreí, sí, lo hice; el hecho de que ambos quisieran ayudar, juntos, eso me hacía sentir un poco menos de presión en mis sienes, y aunque no hubieran resultado las cosas del todo bien veía que se unían por algo y eso era reconfortante... sólo que no me gustaba ser ese motivo.
—No chicos, estoy bien, puedo ir a casa caminando —sonreí para darle credibilidad a mis palabras, no quería que ellos se vieran involucrados en mi mierda; me estaba conteniendo para no gritar y volverme loca allí mismo, era tan difícil y se sentía como el maldito infierno, pero tenía que estar serena el máximo tiempo que pudiese.
Sabía bien que al llegar a casa Talia no tardaría demasiado en secundarme, y obviamente le encantaba tener la razón e iba a querer discutir conmigo sobre el asunto, algo que quería evitar a toda costa porque me sentía tan mal y tan fuera de mí que no sabía cuál podía ser mi reacción. Definitivamente irme caminando a casa era mi mejor opción, tal vez en esa hora de camino podría enfriar un poco mis nervios y tal vez me relajara, aunque eso lo veía muy difícil.
Por fortuna Maxon y Jaden entendieron eso, bueno, más bien Maxon le dio un codazo en el abdomen a Jaden para que accediera a dejarme ir; él quería acompañarme porque estaba realmente preocupado por mi estado de ánimo, pero yo me negué rotundamente y Maxon me ayudó a medio convencerlo.
—Hasta luego, chicos. Gracias por acompañarme.
—Adiós Lía, ten cuidado — respondió Maxon.
Jaden sólo asintió cuando esperé alguna palabra suya e hice lo mismo, agradeciéndole con la mirada por mantenerse al margen.
Y empecé a caminar, a pasos cortos y arrastrados. No había en el mundo algo que odiara más que caminar, absolutamente nada, pero ahí estaba yo unos minutos antes diciéndole que no al ofrecimiento de Jaden de llevarme a casa en un cómodo automóvil.
Aún era buena hora, y aunque no tan nítidamente, las personas y objetos podían distinguirse, eran alrededor de las seis cuando el sol está terminando de ocultarse y el cielo adopta ese color durazno que tanta tristeza me da.
Seguía pensado en lo recién acontecido, mi subconsciente no me dejaría tranquila hasta provocar en mí una terrible jaqueca. Decidí poner un poco de música de mi lista de reproducción favorita, ésta siempre me lograba transportar a un sitio fuera de mi asquerosa realidad.
El camino se sintió mucho más corto de lo que había esperado y deseado, estaba a unos cuantos pasos de la casa, las luces en ella ya estaban presente y por la música que percibí al quitarme los auriculares en la alcoba superior supe que Tracy no había salido con Scott.
No iba a quedar de otra que tener una charla las tres, pues obviamente o Talia o yo comenzaríamos a gritar hasta quedarnos sordas y afónicas, y aunque Tracy tuviera el modular a todo volumen iba a escucharnos y pediría explicaciones. Demonios.
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Extrañas©✓
Teen FictionLía James es una joven que ha pasado por infinidad de situaciones a su corta edad, unas más aberrantes que otras: la muerte misteriosa de sus padres y quedar a la tutela de su tío Reynold, quien busca retenerla a ella y a sus hermanas por un motivo...