Capítulo 21-.No sabía que nadabas en oro...

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Capítulo 21-. No sabía que nadabas en oro...

Salí de la regadera después de una media hora. No iba mentir con que después del baño me sentía como nueva porque eso era una completa y total mierda, si era posible me sentía peor. Necesitaba una bendita aspirina cuanto antes.

Me puse lo que sea que cogí con los ojos entrecerrados de mi guardarropa, procurando ponerme ropa interior, obviamente. Y bajé la cocina, descalza, y con el mundo entero dándome vueltas. ¿Qué tanto había ingerido anoche? Me sentía fatal, ¿acaso habían sido los escoceses que Joey me había servido? Sí, creo que para tener la amabilidad de preguntarle al hombre de las bebidas su nombre, lo que me había dado tenía que ser bestial.

—Necesito comida —dije para mí, con voz de cavernícola. Había carne y nopales en el horno así que lo coloqué en un platón, saqué algunas uvas y mandarinas y un poco de jugo de mango. Destapé un traste rectangular y en él había sopa de arroz, también lo añadí, porqué no. La hambruna me recorría, haciéndome sentir feroz, como una fiera sin haber ingerido a su presa.

Después de comer todo a velocidad sobrehumana, dejé los trastes utilizados en el fregadero, me lavé los dientes en el baño inferior, tomé algo de dinero, me puse unos zapatos viejos que estaban por el recibidor y fui a comprar los comestibles.

No demoré mucho en llegar al súper mercado, al parecer la gente había decidido no salir de casa hoy o salir muy temprano, por lo que sólo algunos automóviles transitaban por las calles de RoastFalls. Le pagué rápidamente al conductor, sin necesidad de esperar cambio.

Me dirigí a la hilera de carritos de súper y tomé uno.

Me adentré a la tienda, comenzando con la sección de productos de higiene personal. Cogí desodorantes, champú, toallas femeninas, lociones corporales y toda esa mierda que se supone que una chica necesita. Después me fui a los productos de limpieza, tomé papel de baño, pastillas desodorantes, multiusos, suavizante de telas.

Por último fui a la parte de frutas y verduras, donde agarré todo lo que se supone que le gusta a Talia y Tracy. Cuando creí que ya era más que suficiente, me encaminé a la caja y comencé a poner los productos en la banda.

Al esperar que la chica que marcaba la mercancía terminara de hacer su trabajo, mi teléfono vibró en mi trasero. Un mensaje de Maxon.

Hola, quiero invitarte a casa hoy, paso por ti a las seis.
PD: no puedes decir no, ya está decidido.

Sonreí inmediatamente, Maxon y yo nos llevábamos tan bien que podía comportarse como un patán de vez en cuando. No me molestaba la idea de ir a su casa, tal vez por fin conocería a sus padres, y podía también ver a Alex, con el que después de la última extraña y pesada charla que habíamos tenido, no me decía más que un hola en el trabajo. Y luego parecía que el negocio se había vuelto muy popular últimamente porque con tanta gente en el bar no me daba tiempo de conversar con él.

Aún me estoy pensando lo de si el bar tiene alguna página o red social.

La cajera terminó de marcar los productos y me dirigió una mala mirada después de haberme hablado quién sabe cuántas veces para que pagara. Había unas tres personas esperando que también les cobraran por lo que me observaron con mal genio. ¡Ay, pero qué gente tan amargada! Y luego dicen que el adolescente tiene humor de perros, sólo véanse la cara en estos momentos.

Le pagué a la señorita, y al niño que las hacía de empacador le dejé una generosa propina. Llevé ya todos los comestibles en bolsas plásticas aún en el carrito hacia la salida del súper mercado para pedir un taxi. Eran casi las tres de la tarde, me había llevado casi dos horas haciendo las compras. Me distraje observando algunas otras cosas que obviamente no compré, y degustando de las muestras gratis de comida... Siempre me comía todo lo de las bandejas cuando venía a hacer la despensa, tenía que aprovecharlo porque después de todo era gratis, ¿no? Aunque las encargadas siempre terminaban mirándome mal y hasta regañándome, por lo que yo salía corriendo a otros pasillos.

Extrañas©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora