Capítulo 33-.Deja de seguir fingiendo...

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Dedicado a AndreaCarolinaSB

Capítulo 33-.Deja de seguir fingiendo...

Mentiría con decir que estaba completamente concentrada haciendo mi trabajo y yendo de aquí para allá atendiendo las mesas y llevando las órdenes de comida. Ben también lo había notado, y me había insistido hasta el cansancio que me fuera a casa, que él ya vería cómo se las arreglaba; ese hombre realmente era tan bueno conmigo, nunca me preguntaba cosas demás, sólo bastaba con que dijera que estaba indispuesta y me podía tomar todos los días que yo quisiera. Pero éste no era el caso, definitivamente hoy no pensaba ir a casa a descansar, porque sabía que con toda la mierda que tenía en la cabeza eso iba a ser imposible, y lo único que estaría haciendo sería andar de un lado para otro tratando de sacar estúpidas conclusiones sin ningún sentido ni coherencia, y comiendo cada cosa ingerible que se encontrara a mi paso.

Así que aquí estaba, luchando con todas mis fuerzas por hacer medianamente bien mi labor.

-Lía, orden para la mesa diez -habló el cocinero, fui por la comida y la llevé hasta su destino. Por suerte esa era la última hasta ahora.

Parecía como si la mitad de RoastFalls estuviera metido en aquella minúscula cafetería, digo, me encantaba la idea de que Ben ganara casi el triple de lo habitual y que estuviera rebozando de alegría, pero, ¿acaso no sabían cocinar? ¿O es que hoy era día festivo y con tantas cosas en mi mente no estaba siquiera enterada? El punto era que habían muchísimas personas comiendo, bebiendo y viendo la televisión como sino pudieran hacer eso en sus casas, y la otra mesera y yo estábamos tan ajetreadas que nos dolían los pies. A mí comenzaba a dolerme la cabeza, eso de pensar en mis asuntos, prestar atención a los pedidos y todavía oír todo el bullicio del local era realmente desgastante.

Sabía que era lo mejor que tenía por hacer. Melani estaba estudiando; esa chica le gustaba la escuela más de lo que parecía. Maxon... Bueno, él era a quien menos quería ver ahora mismo. De Alex no se diga, pensar en hacer conversación con él era hacer hablar a un poste. Y Jaden, demonios, cómo me gustaría poder hablar con Jaden, estaba segura que él era quien podía hacerme sentir mejor en este instante. No sé cómo lo hacía, pero él sabía cómo. Y odiaba eso, detestaba que sólo con él, aparte de mis hermanas, pudiera ser realmente yo y sentirme bien con ello.

-Vaya día -suspiró la chica rubia a mi lado, la otra camarera, que no sabía su nombre y no había querido preguntar.

-Menos mal parece que ya podemos descansar -bufé.

-Ay, no puede ser... -se quejó una vez más en cuanto oímos nuevamente en tintineo de esa maldita campana pegada a la puerta.

-Voy yo -me ofrecí y caminé hacia donde se suponía que estaría el nuevo cliente. -Buenas tardes, ¿qué desea ordenar?

-Unos aros de cebolla y una soda de lima, por favor -levanté mi mirada y casi doy un grito sino hubiera sido porque me mordí la lengua en aquel instante.

- ¡Rick, estás bien! -qué más da, él se puso de pie y yo me lancé sobre él como una luchadora y lo abracé con entusiasmo, porque demonios estaba vivo y yo simplemente no podía estar más contenta por ello. -No puedo creerlo -me despegué luego de unos segundos.

-Lo sé, yo tampoco, pero aquí estoy -se sentó y lo imité.

-Pero, ¿qué fue lo que pasó? ¿Cómo es que no moriste esa noche?

- ¡Oye! Qué poca fe tenías en mí -bromeó, parecía agradable sin todos esos problemas rodeándolo.

-Estaba muy asustada... -musité.

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