Capítulo 22-.Eso no significó nada...

569 63 35
                                    

Capítulo 22-.Eso no significó nada...

No es que pensara que Maxon era una persona de economía baja, pero definitivamente no podía pasarme por la cabeza que viviera en una mansión tan lujosa como en la que me encontraba en aquellos instantes.

-Y, ¿qué dices, te gusta? -me susurró por detrás, erizando los vellos de mi nuca al momento, con su cálida voz.

-Aún no puedo creer que vivas aquí.

-Claro que sí, mira, aquí están los retratos familiares -dijo sin una pizca de juego en su tono, como un niño, muy seguro y sonriente.

-Sabes a lo que me refiero, esto seguramente vale una fortuna.

-Ya, pero tampoco es nada del otro mundo, deja de ver todo como una alucinación, me haces sentir incómodo por ser "niño rico" -besó mi mejilla sin aviso.

-Mi mamá está en la cocina, ¿quieres conocerla? -no sé por qué demonios me puse tan fría al escuchar eso, digo, sólo iba presentarme a su madre.

-Seguro -asentí, con una fina línea formándose en mis labios. Me ponía nerviosa, ¿qué iba a decirle?

Caminamos por un amplio y angosto pasillo, de unos doscientos metros tal vez. Subimos siete escalones de cristal y después removimos una puerta de madera tallada con la letra "F" de Fortier, quiero pensar.

Al entrar me hallé con la mayor parte de la habitación hecha de fino mármol. Había unos barrotes de cristales coloridos incrustados, y una pared con arena finita con algunas pinturas abstractas bastante sobrias.

Y más en el fondo, frente a una gran ventana, había una mujer de cabello oscuro de espaldas.

-Elin -llamó Maxon, y la mujer se volvió al momento.

Era una señora de alrededor de los cuarenta sino me fallaba la vista. Vestía unos pantalones grises y una blusa jade con bombachos en los hombros, dejando al descubierto parte de su espalda y dejando ver sus abundantes pecas. Tenía unos bonitos ojos verdes, y el cabello lo traía corto, un poco más abajo de la barbilla. Y no se parecía un poco a Maxon, aunque sí podía notar algunos rasgos de Alex.

-Hola, hijo -se acercó pronto. Su voz era tan calma que producía sopor.

-Mira mamá, ella es Lía, una muy buena amiga del instituto -la señora me inspeccionó rápidamente, y le guiñó un ojo a su hijo. Y yo me estaba poniendo colorada.

-Lía, ¿qué tal? Soy Elin, como ya lo oíste, la madre de este chico tan ocurrente y apuesto -me besó ambas mejillas. - ¿Maxon te ofreció ya de beber?

-Hola, mucho gusto. Bueno, no tiene mucho que llegamos.

-Pero qué descortés, ¿dónde han quedado tus modales? -reprendió a Maxon, pero hasta eso lo hacía con dulzura.

-Lo siento, primero quería mostrarle la casa.

-Siempre presumiendo.

-No se preocupe, estoy bien. Por cierto, tiene una casa muy bonita.

-Gracias, linda. Ha tomado años dejarla así, pero valió la pena -se acarició los brazos. -Ahora, Maxon, lleva a la señorita a la sala, voy a preparar algo rápido.

Maxon le ofreció una sonrisa genuina a su madre, y me tomó de la mano, lo que hizo que su madre soltara un suspiro y me mirara cómplice.

Espero que no se esté imaginando lo que yo creo que se imagina porque de verdad eso me hará sentir aún más incómoda de lo que ya me encuentro, con las mejillas sonrosadas y las manos sudorosas y temblando, sumado a eso esas terribles náuseas que me provocan las situaciones embarazosas.

Extrañas©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora