Capítulo 15-.Perdiendo el orgullo...
Tienes que hacerlo.
Esa irritable voz venía atormentando mi mente desde que había salido de casa; más bien desde la noche de la salida al cine con el novio de Tracy que había terminado siendo una especie de cita con Maxon, y que hasta el día de hoy regresaba constantemente como bonitos recuerdos. El punto es que, esa cosa a la que todos llaman conciencia me estaba llevando a tal punto de irritación que ni siquiera había podido tomar mi desayuno, algo que obviamente era de preocuparse porque bueno, ¿quién puede desperdiciar unos exquisitos huevos a la mexicana y jugo de naranja? Sí, acababa de cometer el peor de los pecados.
Y ésa no era la peor parte.
Una hora antes...
-Bien, ¿qué te metiste? -preguntó una Talia demasiado seria para mi gusto, después de varios minutos de resonar con impaciencia los cubiertos contra la porcelana.
Obviamente no le había prestado atención porque la mancha café en el cuadro detrás de ella me tenía entretenida. Y me estaba preguntando como podía seguir allí después de dos semanas.
-Lía... -intentó una vez más.
Suspiré agotada y clavé mi vista en mi hermana, esta vez sin rastro de emoción alguna, algo poco característico de mí.
Suspiré nuevamente como si la vida se me fuera en ello, no tenía siquiera ganas de hablar. Desde esa noche no hacía más que suspirar y perder mi vista en cualquier cosa insignificante. Los recuerdos se amontonaban de uno en uno en mi cabeza, Maxon, Jaden, Alex y hasta el imbécil del Reynold. Todos llegaban a cansarme y darme dolor de cabeza, pero tampoco me quejaba. Era como si me hubiese desconectado de mi entorno.
-Es semana de exámenes.
Sin agregar más nada me había marchado de casa, con mi mochila con apenas unos cuantos libros y una Tracy bastante agitada tras de mí.
Actualmente...
- ¡Está bien, lo haré! -dije en voz alta en respuesta a mi subconsciente, haciendo que todo aquel que anduviera por los pasillos se me quedara mirando como si fuese un adefesio.
Me sentí tan estúpida y me sonrojé de inmediato. Caminé apresurada a mi aula, sin deseos de seguir siendo objeto de risas y murmullos.
Iba pensando, en parte, en lo buena que había sido Tracy por no hablar cuando pudo frente a Talia; no es como si mi hermana mayor no supiera de Maxon ni mucho menos, pero aún era raro comentarle acerca de mi vida privada. Y agradecía que por primera vez la rubia se hubiera ahorrado los comentarios.
También estaba lo que tenía planeado hacer; fácil no sería, es más, creo que realmente tendría que inventarme algo bueno para que Maxon y Jaden arreglaran sus problemas. Sí, se me había ocurrido algo muy descabellado e increíble, ¿cómo lo iba a hacer? No tenía la menor idea, pero lograría que ese par, por lo menos, no intentaran matarse cada vez que se tenían en frente.
Por mi parte y como primer paso, debía ofrecerle una grandiosa disculpa a Jaden, algo que se sentía como un maldito y molesto grano en el culo, porque tenía que comportarme todo lo contrario a lo que había sido un par de días atrás. Había sido demasiado injusta con Jaden y me sentía tan mal por ello; primero había permitido su beso y luego lo había tratado de mala manera sólo porque el imbécil de Maxon había logrado sacarme de mis casillas y me había hecho convertirme en una completa histérica y llorona. Pero ahora debía mostrarme pacífica, y sobre todo debía perder el orgullo.
Busqué un lugar en el cual acomodarme sin darle demasiada importancia, lo único que buscaba era la presencia de Jaden, pero al parecer aún no había llegado porque ni siquiera estaba su mochila en el asiento habitual.
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Extrañas©✓
Novela JuvenilLía James es una joven que ha pasado por infinidad de situaciones a su corta edad, unas más aberrantes que otras: la muerte misteriosa de sus padres y quedar a la tutela de su tío Reynold, quien busca retenerla a ella y a sus hermanas por un motivo...