Capítulo 20-.Es la última vez que lo hago...
Era sábado por la noche. Hacía un par de horas que había salido de mi trabajo en el bar y ahora estaba sentada al borde de mi cama, con una simple bata de baño. Tracy estaba vuelta loca buscando alguna prenda "decente" que yo pudiera utilizar en la pequeña fiesta de hoy; algo que era imposible porque la única ropa que tenía en buenas condiciones era color rosa y Tracy sabía que no iba a ponerme nada relacionado con ese color.
— ¡Aquí hay una! —comentó Tracy emocionada. Yo aguanté una risa porque sabía que esa blusa tenía un orificio por la espalda. —Rayos, Lía, ¿en serio no tienes qué usar? —preguntó, girando la cabeza sobre su hombro; yo negué rotundamente, y luego me encogí.
—Eso sólo puede significar una cosa.
—Que hay que hacer compras con urgencia.
—No, que seguramente esa fiesta no estará buena, y por primera vez los dioses están a mi favor y quieren evitarme tal desagrado —Tracy entrecerró los ojos, desaprobando mi comentario.
— ¿Ya casi están listas? —Talia apareció recargada sobre el marco de la puerta.
—Yo lo estoy; Lía es quien no tiene nada que ponerse, y debes creerme, literalmente no tiene qué ponerse.
—Eso explica por qué repitió la musculosa de gatitos -concordó Talia.
—Estoy aquí, por si no lo han notado —murmuré.
— ¡Ya! ¡Acabo de recordar que tengo un palapso verde que me queda un poco grande! —dijo Tracy de pronto; ambas ignorando mi queja.
—Acabas de llamarme gorda —volví a hablar.
—Entonces ése se pondrá —y una vez más me dejaron en segundo plano.
—Está bien, yo sólo iré por una botella de cloro para intoxicarme. Veo que no soy necesaria en esta conversación —intenté una vez más, fingiendo estar indignada.
—Pues sí, ese palapso es la única opción —desistí. Sólo puse los ojos en blanco.
Tracy fue a su alcoba, a traer la prenda supongo. Solamente espero que no sea muy suntuosa; a ella no le gusta pasar desapercibida.
Me quedé recostada en la cama, aún en bata de baño y viendo hacia el techo con las manos bajo mi cabeza.
—Ah, Lía, no se te ocurra acercarte a los productos multiusos —dijo Talia asomando su cabeza, antes de terminar de arreglarse en su recámara.
Maldita, por supuesto que había oído todo lo que le había dicho. Sonreí, estaba de buenas.
(...)
—Lía, las salchichas son para todo los invitados —susurró Talia a mi oído, sosteniendo una colorida bebida en su mano izquierda; sí, mi hermana era zurda.
Estaba a un lado de la mesa donde permanecía una gran variedad de platillos muy deliciosos.
La reunión estaba siendo en el interior de una casa de un sólo piso pero con el tamaño de diez veces la nuestra. Era completamente blanca y los muebles tenían colores muy suaves. No tenía esa pinta exagera de cosas extravagantes que acostumbraban los ricos a poner como adornos; era bastante sencilla y cómoda. Aunque sí tenían música aburrida.
—Ya, pero parece que todos aquí hacen la dieta de la lechuga, esto no tiene puesta una mano encima —respondí, cogiendo un trozo de lo que parecía camarón con jamón y queso.
—Es sólo que aquí comen como personas civilizadas —continuó.
Por fortuna su novio la llamó con un gesto de la mano para que se acercara a un par de jóvenes que aparentaban su edad, o sea, dos o tres años mayor que yo.
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Extrañas©✓
Teen FictionLía James es una joven que ha pasado por infinidad de situaciones a su corta edad, unas más aberrantes que otras: la muerte misteriosa de sus padres y quedar a la tutela de su tío Reynold, quien busca retenerla a ella y a sus hermanas por un motivo...