Capítulo 17-.Ésa no puede ser mi hermana...
Con una gran sonrisa de satisfacción pegada en mi rostro me acerqué a ambos con sus brazos en jarras y me sujeté a uno y otro. Caminamos así hasta el aparcamiento de RoastHills, hacia el auto de Maxon.
- ¿Qué hacemos? -preguntó, Jaden, con los ojos desorbitados.
- ¿No es obvio? Iremos a la pista de hielo. -dije, en tono sarcástico.
-Aún eres lento, Jadencito -comentó, con sorna, Maxon. Puse los ojos en blanco y soltándome de su brazo, le di un leve empujón y una mirada en desaprobación.
-Mira gaelito, en primer lugar, no hablo contigo... -respondió, fulminándolo; sus ojos irradiaban una chispa de enojo. Maxon tensó su mandíbula al escuchar su segundo nombre, que por cierto, supe que no le gustaba para nada, y apretó sus puños con mucha fuerza. -...y en segundo, eso lo sé, Lía, no soy un imbécil. -esta vez dirigió mi mirada hacia a mí, con mejor expresión, aunque aún podía percibir la tensión en su voz.
Maxon rodó los ojos, un gesto muy parecido al mío, creo que ya comenzaba a contagiarlo con mis locuras. Y yo volví a golpearlo.
-Ya estuvo bueno, ¿van a llevarse bien o me van a obligar a pulir la pista con sus rostros? -los miré con cara de pocos amigos. No tenía la menor idea de cómo haría eso, porque bueno, obviamente pesan mucho más que yo y tienen más fuerza, pero no estaba bromeando y de alguna manera cumpliría con mi advertencia.
Ambos tocaron sus mejillas y arrugaron el ceño, como imaginándoselo. Reí en mi interior al haber provocado que se asustaran, eso era muy divertido.
-Cómo sea, no pienso ir en el mismo auto que él. -se negó Jaden.
-Pues a mí tampoco me cae en gracia la idea, para que lo sepas. Recién lavé el coche, Lía -se fulminaron nuevamente.
-Apúrense ya, muevan sus traseros niñitos berrinchudos.
(...)
Caminamos hacia la fila donde repartían los patines, era una fila para varones y otra para señoritas. Jaden y Maxon se pelearon por quién sería el primero y Maxon terminó posicionándose en primer lugar, de lo cual el rubio se arrepintió enseguida porque le entregaron un par de patines muy poco varoniles.
- ¡Demonios! -farfulló. Jaden y yo luchábamos por no romper a reír en su cara.
-De acuerdo, hay que entrar ya -sugerí, mordiéndome el labio inferior; aún las ganas de reír no se iban del todo.
-Camina, Maxon, con cuidado, no vayas a romperte una uña -y no lo pude evitar, comencé a reír como una foca retrasada frente a ellos, Jaden también se sumó aunque obviamente la risa de él era mucho más bonita y sofisticada. Tenía ese grave sonido que resultaba electrizante.
-Muy graciosos, muy graciosos -repitió mientras avanzaba torpemente hasta una barra para no caerse.
Jaden y yo no tuvimos dificultad alguna para centrarnos en la pista.
En lo que ayudaba de vez en vez a ponerse de pie a Maxon, Jaden se burlaba a sus anchas de él, y el rubio le hacía señas indebidas y le decía un par de cosas obscenas, algo en algún rincón de la pista llamó mi atención. Era una fuerte e imposible de ignorar risa, una que ya había escuchado con anterioridad y que hacía años que nos escuchaba.
-No puede ser cierto. -comenté en voz baja, aunque tal vez no tanto como había pensado, porque Maxon se me quedó viendo confundido y rápidamente volvió su vista a donde mi atención se centraba.
- ¿Qué sucede? -después de un par de piruetas Jaden se nos acercó, con curiosidad.
-Ella, sucede...
-Vaya chica, sí que tiene entusiasmo. -comentó, Jaden, con sorpresa.
- ¿La conoces de algún lado? -preguntó Maxon.
- ¿Qué si la conozco? Oh, por supuesto, se llama Talia.
-Oh... Espera, ¿quién es Talia?
-Mi hermana mayor -respondí, mientras me deslizaba hacia donde ella estaba.
-Esto será divertido -comentó, Jaden, produciendo un ligero silbido.
-Hola Talia, ¿qué tal te fue en el proyecto? -hablé tras de ella sin pensarlo dos veces. Le haría pasar un mal rato, como no.
La impresión de mi hermana era tal que soltó a su compañero del cuello, donde lo tenía abrazado, dejando al chico confundido y expuesto, ruborizándose. Sí, estaba pegada al chico como una maldita garrapata, cuando yo pensaba que estaba haciendo un proyecto de quién sabe qué con unas amigas de la universidad.
Maldita mentirosa, se daba tantos baños de pureza y castidad, diciéndonos a Tracy y a mí que debíamos controlar nuestras hormonas y guardar la compostura. Lo único que sentía ahora eran unas tremendas ganas de aventármele encima y golpearla, o mínimo pulir el hielo con su cara, ¿cómo se atrevía siquiera a ponerse como el buen ejemplo frente a nosotras? ¿Cómo se había atrevido a oponerse en un principio a mi amistad con Maxon? No sabía de qué mierda iba esto, pero en serio estaba luchando con mi sistema que temblaba de sorpresa, coraje e impotencia. No podía hacer nada de lo que hubiese, por más ganas que yo tuviera, no podía armar un escándalo aquí y menos frente a Maxon y Jaden, menos cuando se suponía que veníamos aquí a practicar la paz, la amistad y no sé qué otras tantas estupideces que había venido diciendo en el camino, maldita boca.
Revoleé los ojos ante mis pensamientos y volví a concentrarme en la expresión asustada y avergonzada de Talia.
-Yo... Lía, ¿qué haces tú aquí? -preguntó confundida. Yo la observé con incredulidad. - ¿No deberías estar en la casa o peor, en el bar de Ben? -tomó cierto tono autoritario, algo que en esos momentos no le quedaba, sentía que con sus mentiras le había perdido el poco respeto y admiración que ella me despertaba.
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Extrañas©✓
Teen FictionLía James es una joven que ha pasado por infinidad de situaciones a su corta edad, unas más aberrantes que otras: la muerte misteriosa de sus padres y quedar a la tutela de su tío Reynold, quien busca retenerla a ella y a sus hermanas por un motivo...