Capítulo 28-.¿Tú qué haces aquí?...

397 61 33
                                    

Capítulo 28-. ¿Tú qué haces aquí...?

Todas las cosas estaban en orden desde antes del anochecer. Tracy estaba frenética, pero yo lo estaba al doble. ¿Era Rick alguien de fiar? Porque después de todo era el hijo de Reynold... Una persona sin corazón y despiadado.

- ¿Guardaste todo lo que te pedí? -le pregunté a Tracy, en medio de un silencio grave. Me volteé a verla. Yo estaba sobre la cama, sentada, y ella cerca de la mesa ratona, jugando con sus manos de manera nerviosa.

-Sí, Lía, lo hice -respondió mecánicamente. Era la tercera vez que le hacía esa pregunta, como si no terminara de convencerme o tal vez para distraernos a ambas, no estaba realmente consciente.

No hube querido empacar las cosas por cuenta propia, así que le había pedido a Tracy que lo hiciera por las dos, poniéndole el subterfugio de que debía ajustar algunos pormenores al plan de escape y verificar que nada estrambótico sucediese allá afuera... Aunque realmente no tenía un plan. Pero no quería decírselo, ya estaba yo lo suficientemente perturbada como para sumar a eso las posibles preguntas que la rubia me haría.

» - ¿Ya casi?

- Casi, falta un poco - suspiré tendida.

Se oyó un solo golpe en la puerta. Me paré de golpe hacia ella y abrí. Antes de confirmar quién era le di un atisbo rápido a Tracy, ella tenía su entrecejo pronunciado.

- ¿Están listas, ya? - susurró Rick, se le veía muy ansioso.

- Sí - asentí frenéticamente. - Ella aún no sabe nada... - miré a Tracy por encima del hombro, estaba con la vista extraviada.

- Así es mejor - colocó sus manos dentro de los faltriqueras de su traje negro y al sacarlas descubrí una llave de bronce, me la tendió como quien entrega su alma al diablo. - En cuanto escuches una alarma deben dirigirse a la salida trasera, ahí habrá una mochila con un poco de dinero y otras cosas que ya descubrirás cuando las veas.

- Y, ¿tú? - pregunté, entre ofuscada y desconfiada.

- Yo voy a estar distrayendo a Reynold lo más que pueda - volvió su vista hacia un lado para verificar que nadie estaba advirtiendo u oyendo la conversación. -Si escuchas motores de carros no se te ocurra acercarte, ellos son aún peor que Reynold. Tú y tu hermana tienen que correr lo más rápido que puedan, y lo siento mucho, pero tendrán que caminar un gran tramo hasta que puedan coger algún transporte seguro. No vayan a tomar un taxi, es peligroso, un autobús sería una opción factible -cada palabra salía segura de sí, tendría que haberlo planeado con mucha antelación.

¿Se supone que debería sentirme aliviada con todo lo que acababa de decirme? Porque sentía que estaba a punto de hacerme pipí encima; si ya de por sí me sentía nerviosa él sólo hizo que el sentimiento se intensificara.

-De acuerdo - bajé la mirada y cerré los ojos por un segundo.

- Sólo tienen que ser rápidas y meticulosas. Todo saldrá bien -se marchó raudamente.

Cerré la puerta otra vez y recargué la espalda contra ésta. Suspiré trémula.

-Dame la mochila -sonreí falazmente. -Correremos en cuanto te lo indique, ¿de acuerdo?

Tracy asintió. Se veía tan vulnerable que me causaba tristeza y desespero. Si errábamos en esta ocasión definitivamente no volveríamos a pisar RoastFalls ni veríamos a Talia una vez más.

- ¿Quién era?

-El guardia, para saber si necesitábamos algo -mentí.

-Claro...

Extrañas©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora