La noche se derramaba con elegancia en el salón del hotel, donde el evento benéfico reunía a los abogados más poderosos y admirados del país. Las luces cálidas y la decoración refinada dotaban al espacio de un aire solemne, casi místico. El murmullo de las conversaciones llenaba el ambiente, y las copas de vino relucían como diamantes en las manos de los invitados, todos expertos en el arte de la apariencia.
La Llegada de Mónica y Javier
Cuando Mónica y Javier llegaron, fue como si el salón entero se dividiera en dos. Él avanzaba con esa seguridad que solo los hombres de su posición parecían tener, sosteniendo a Mónica del brazo con una firmeza que rayaba en el control. Ella, en cambio, mantenía una expresión dócil, su mirada fija en el suelo y los labios forzados en una sonrisa que era más un gesto de resignación que de alegría.
"Ven, querida," le dijo Javier, sosteniéndola aún más fuerte. "No olvides que aquí estamos representándome a mí. Trata de no hacerme quedar mal."
Mónica asintió sin decir nada. Su voz se había extinguido hacía tanto tiempo que ya no recordaba cómo se sentía hablar libremente. Javier se movía entre la multitud con una confianza aplastante, saludando a sus colegas, recibiendo halagos y estableciendo contactos con políticos y empresarios. La mayoría lo consideraba el abogado más temido y respetado del país, un hombre cuya influencia iba más allá de los tribunales y tocaba los círculos más altos del poder.
Vanesa en el Evento
En una esquina del salón, Vanesa observaba la escena con una mezcla de curiosidad y apatía. Había asistido al evento casi por obligación, motivada más por la causa que por la compañía. La abogacía era su pasión, pero estos eventos solían agotarla, especialmente al ver cómo el poder y la influencia se disfrazaban de benevolencia.
Junto a ella estaba su amiga y colega Ana, quien la había animado a asistir. "Vamos, Vane, al menos intenta disfrutarlo un poco. ¿Quién sabe? Quizá conozcas a alguien interesante."
Vanesa rió suavemente. "¿Alguien interesante? En este lugar, todos parecen recitar el mismo guion. Pero supongo que no hace daño intentarlo."
El Primer Encuentro
De repente, la mirada de Vanesa se detuvo en una pareja al otro lado del salón. Había algo en la mujer, una especie de fragilidad oculta tras una sonrisa tensa. Vanesa sintió una especie de conexión inexplicable, una curiosidad que la impulsó a acercarse.
Se abrió paso entre la multitud y, al llegar frente a ellos, extendió la mano hacia Javier. "Buenas noches, soy Vanesa. Un placer conocerlo."
Javier la miró con la misma evaluación calculadora que utilizaba con todos, una sonrisa afilada en sus labios. "Javier Sanz," dijo, estrechando su mano con una fuerza casi intimidante. Luego, girándose hacia Mónica, añadió con cierto orgullo: "Y esta es mi esposa, Mónica."
Vanesa dirigió su mirada hacia Mónica, quien la saludó con una sonrisa vacilante. Ahora conocía su nombre, ese pequeño detalle que, en las circunstancias correctas, podía ser el inicio de algo mucho más grande. "Encantada, Mónica," dijo con suavidad, tratando de transmitir con su mirada una empatía que las palabras no podían expresar.
Un Intercambio Sutil
Mientras Javier se entretenía saludando a otro colega, Vanesa aprovechó la distracción. Se inclinó ligeramente hacia Mónica y, en un tono bajo, le dijo: "Sé que no nos conocemos, pero si en algún momento necesitas hablar, o algo más…" Con un movimiento rápido y discreto, le deslizó su tarjeta.
Mónica la tomó, casi sin pensar, sus dedos temblando levemente al guardarla en su bolso. Era un gesto simple, pero para ella representaba una chispa de esperanza, un recordatorio de que, tal vez, no estaba completamente sola en su silencio.
"Gracias," murmuró apenas, su voz un susurro que solo Vanesa pudo oír.
Vanesa le dedicó una leve sonrisa. "Espero que podamos hablar de nuevo algún día," dijo en voz alta, adoptando un tono más formal al notar que Javier se giraba de nuevo hacia ellas.
Un Adiós Temporal
Fue Ana quien llegó en ese momento, lanzando a Vanesa una mirada cómplice que solo ellas entendían. "Es hora de seguir recorriendo el lugar, Vane," dijo Ana con un tono despreocupado, aunque en sus ojos brillaba una pizca de complicidad.
"Claro, claro," respondió Vanesa, despidiéndose de Mónica y Javier con una sonrisa profesional. "Un placer conocerlos. Espero que disfruten de la noche."
Javier apenas asintió, ya inmerso en su próxima conversación. Mónica, sin embargo, miró a Vanesa por última vez, y en su mirada había una mezcla de agradecimiento y vulnerabilidad que Vanesa no pudo ignorar.
Reflexiones Paralelas
De regreso a casa, Javier hablaba sobre futuros proyectos, sobre los contactos que había hecho y las estrategias que planeaba implementar. Mónica asentía, pero su mente estaba en otra parte. La pequeña tarjeta en su bolso ardía como una promesa, un vínculo silencioso que, aunque frágil, podía ser el primer paso hacia una salida.
Vanesa, por su parte, se sentó frente a su escritorio aquella noche, mirando la oscuridad a través de la ventana. Su mente volvía al rostro de Mónica, a esa expresión de alguien que lleva demasiado tiempo en silencio. Había algo en esa mirada que no podía ignorar, una súplica muda que resonaba con los ecos de sus propias heridas y le recordaba por qué había elegido ese camino.
Ambas mujeres, separadas por un mundo de diferencias, compartían una misma necesidad de libertad. Sin saberlo, cada una se había convertido en un faro de esperanza para la otra. Y en ese encuentro fugaz, en ese evento rodeado de opulencia y poder, se había plantado la semilla de una relación que, aunque aún invisible, tenía la fuerza de cambiar el rumbo de sus vidas.
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Flor🌹
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Confianza en el Abismo.
FanfictionConfianza en el Abismo relata la historia de un mundo alternativo donde Vanesa Martín es una abogada feminista y defensora de los derechos humanos, y Mónica Carrillo, una madre atrapada en una relación abusiva. Vanesa, marcada por su propio pasado d...