Capítulo 23: "La Confesión de Vanesa"
La noche era tranquila, y un aire de serenidad cubría la casa de Mónica como un manto invisible, un presagio de lo que estaba a punto de suceder. Vanesa se encontraba en el patio, esperando que Mónica se uniera a ella. Había tomado una decisión que, aunque la llenaba de temor, sentía como una necesidad apremiante. Sus sentimientos ya no podían ser contenidos en los silencios ni en las miradas largas y secretas que compartían. Esa noche, la verdad debía ser dicha, sin rodeos, sin temores.
Cuando Mónica salió al patio, sus miradas se encontraron y, en ese instante, Vanesa supo que no había vuelta atrás. Inspiró profundamente y comenzó a hablar, sus palabras fluyendo como un río que había sido contenido por demasiado tiempo.
—Mónica, hay algo que quiero decirte, algo que he guardado durante mucho tiempo —comenzó Vanesa, su voz temblorosa, pero decidida.
Mónica la miró con curiosidad, notando la intensidad en los ojos de Vanesa, una mezcla de ansiedad y sinceridad que rara vez había visto en su amiga.
—Claro, Vane. Sabes que puedes decirme lo que sea —respondió Mónica con una sonrisa suave, aunque un atisbo de inquietud comenzaba a gestarse en su interior.
Vanesa respiró hondo una vez más y, con una determinación casi temeraria, dejó que las palabras salieran.
—Mónica, estoy enamorada de vos. Te amo, y no es algo reciente. Llevo tiempo sintiendo esto, pero nunca me atreví a decírtelo porque, para mí, lo más importante es que vos y tus hijas estén bien, que sean felices —dijo, y en cada palabra se notaba la honestidad y el miedo, el temblor de quien se desnuda emocionalmente, sin más defensas que su propia vulnerabilidad.
Mónica la miró, sorprendida, sin saber qué responder. Su mente se llenó de pensamientos y emociones encontradas, un torbellino en el que la confusión y el cariño se entrelazaban en un conflicto difícil de desentrañar. Sabía que su amor por Vanesa iba más allá de una simple amistad, pero la idea de una relación —sobre todo después de la experiencia que había tenido con su expareja y el trauma que aún arrastraba— la llenaba de dudas.
Después de un silencio que pareció eterno, Mónica tomó la mano de Vanesa, como buscando en el contacto físico una respuesta a la tempestad que sentía en su interior.
—Vane... no sé qué decir. Me has tomado por sorpresa. Yo... yo también siento algo especial por vos. Algo que no he sentido con nadie más, pero… no sé si estoy lista para esto, para una relación ahora. Mi independencia, mi título, mis hijas… todo eso tiene que ser mi prioridad. No quiero herirte, no quiero que sientas que no te valoro, porque eso está lejos de la verdad —confesó Mónica, su voz temblando con la carga de sus propias inseguridades.
Vanesa escuchaba cada palabra con el corazón apretado, pero al mismo tiempo, una calma inesperada comenzó a llenarla. Había tenido miedo de que Mónica reaccionara con rechazo o incomodidad, pero sus palabras, aunque cargadas de dudas y de miedos, también llevaban consigo una promesa de cariño sincero, de un sentimiento que existía aunque, por el momento, no pudiera materializarse.
—Lo sé, Mónica. No esperaba que te lanzaras a mis brazos ni nada parecido —respondió Vanesa con una sonrisa triste pero comprensiva—. Solo quería que supieras lo que siento. No espero que hagas algo al respecto, ni quiero ponerte en una situación incómoda. Vos merecés decidir qué querés hacer con tu vida sin sentir presiones de ningún tipo.
—No es que no sienta nada por vos, Vane —insistió Mónica, sus palabras brotando con una urgencia que ni ella misma comprendía—. Es solo que, después de todo lo que he vivido, me da miedo abrirme a alguien de esa manera. Y, siendo sincera, también me asusta el no saber cómo enfrentar una relación… contigo. No es algo que me atormente, pero me da inseguridad, miedo de no saber qué hacer.
Vanesa la miró con ternura, sintiendo que ese momento era más valioso de lo que jamás habría imaginado. Ver a Mónica abrirse de esa manera, confiando en ella sus miedos y sus dudas, era una muestra de amor que iba más allá de las palabras.
—Mirá, Mónica. Lo que más deseo es que encuentres paz y felicidad, y si eso significa que somos amigas y nada más, entonces estoy bien con eso. Yo te voy a querer igual, sin importar qué decidás. Te respeto, respeto tus tiempos y tus decisiones. Sabés que siempre voy a estar para vos y para las nenas, como siempre lo he estado.
Mónica, sintiendo el peso de las palabras de Vanesa, la abrazó. Fue un abrazo profundo, lleno de amor y de gratitud, un abrazo que decía todo lo que las palabras no podían expresar. Ambas se quedaron así, en silencio, sintiendo la conexión que las unía y, a la vez, las mantenía a cierta distancia, una distancia marcada por el respeto y el tiempo.
Esa noche, Mónica se quedó en vela, pensando en cada palabra de Vanesa. Sabía que lo que sentía por ella era verdadero, un cariño que se había transformado en algo más profundo y que ahora la confrontaba con su propio corazón. Por primera vez en mucho tiempo, sentía una mezcla de esperanza y miedo que la desarmaba por completo.
El amor que sentía por Vanesa era suave y cálido, como un refugio seguro al que siempre podía volver, y aunque sabía que no estaba lista para dar el paso, el saber que ese amor existía le llenaba el corazón de una calma inesperada.
---------
Flor🌹
ESTÁS LEYENDO
Confianza en el Abismo.
FanfictionConfianza en el Abismo relata la historia de un mundo alternativo donde Vanesa Martín es una abogada feminista y defensora de los derechos humanos, y Mónica Carrillo, una madre atrapada en una relación abusiva. Vanesa, marcada por su propio pasado d...