Capítulo 17: El inicio de la Guerra

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Vanesa se preparaba, no solo con documentos, estrategias, y pruebas; sino también con una fortaleza que emanaba desde lo más profundo de su convicción. La batalla no era solo un proceso judicial; era una lucha por la verdad, por la protección de Mónica y sus hijas, y por devolverles la libertad y la paz.

En su casa, un lugar que había servido de refugio para Mónica y las niñas en sus momentos de mayor vulnerabilidad, Vanesa comenzó el entrenamiento emocional que sabía Mónica necesitaría. La claridad de sus palabras, mezcladas con una calidez maternal y una firmeza de acero, llenaba el espacio de una fuerza que parecía hacer latir el aire con una intensidad solemne.

Diálogo: Preparación de Mónica para el Testimonio

—Vanesa: “Mónica, quiero que entiendas algo desde el inicio. Esto no es solo un juicio, no es simplemente una batalla legal. Es la oportunidad para que puedas contar tu verdad, la verdad que has guardado, aquella que fue ahogada por el miedo y el control de Javier.”

Vanesa tomó las manos de Mónica y, mirándola directamente a los ojos, dijo con una suavidad casi susurrante, pero cargada de poder.

—Vanesa: “Tus palabras tienen el poder de liberar tu alma de todo el dolor que él te ha hecho cargar. Este juicio será difícil, y habrá momentos en los que sentirás que el mundo entero está contra ti. Pero quiero que recuerdes que tienes la verdad de tu lado. Yo estaré ahí contigo en cada paso, y no permitiré que te derrumbes.”

—Mónica, con voz temblorosa: “Tengo miedo, Vane. Ellos tienen tanto poder, tantos recursos. ¿Y si logran que todos duden de mí? ¿Y si al final de todo esto… pierdo a mis hijas?”

Vanesa percibía la desesperación en cada palabra de Mónica. Comprendía ese miedo, porque no era solo el miedo de una madre en peligro, era el eco de cada día en el que Javier había sembrado inseguridades en su corazón, cada noche en la que él la había convencido de su insignificancia. Era una lucha interna, pero también era un campo de batalla externo.

—Vanesa: “El miedo es solo una sombra, Mónica. Ellos intentarán hacerte dudar, pero tú sabes lo que es verdad. Y cuando estés ahí, cuando cuentes todo lo que él ha hecho, piensa en tus hijas, en Pía y Sara. Piensa en que estás construyendo un futuro donde ellas nunca tengan que enfrentarse a alguien que las haga sentir pequeñas.”

El corazón de Mónica latía rápido. Pensaba en cada palabra de Vanesa, que resonaba en ella como un himno silencioso, un canto que reverberaba en su interior con la fuerza de algo sagrado. A pesar del apoyo y de la seguridad que Vanesa le brindaba, una sombra de incertidumbre persistía. Su historia había sido tejida de silencios, de humillaciones aceptadas en nombre de un amor retorcido y tóxico. Ahora, al borde de esa liberación, la idea de exponer todo, de desnudar su dolor y sus heridas ante una sala llena de personas, le resultaba abrumadora.

Pero había una chispa en la mirada de Vanesa, un brillo feroz que hacía que Mónica quisiera ser valiente, que la hacía sentir digna de esta pelea.

—Vanesa: “Voy a hacerte preguntas, Mónica. Quiero que sientas cada respuesta en tu piel, quiero que repases cada momento y lo sientas tan vívido como el día en que lo viviste. Cuando estés en el estrado, no te limites a contar los hechos; haz que el juez y todos los presentes puedan ver lo que has soportado. Haz que sientan el peso de tus días oscuros, pero también la luz de tu lucha por salir de ellos.”

Vanesa procedió a formularle preguntas, algunas de ellas tan incisivas y específicas que Mónica sintió que se abría en carne viva.

—Vanesa: “¿Cómo te sentiste la primera vez que Javier menospreció a Pía por ser diferente? ¿Qué viste en sus ojos cuando él te prohibió consolarla?”

Mónica cerró los ojos, respirando profundamente. En su mente, la imagen de aquel día surgió como un recuerdo grabado en llamas. La voz de Javier resonaba, dura y áspera, destrozando el espíritu de una pequeña inocente con palabras que nunca debieron ser pronunciadas. Mónica sintió cómo la rabia emergía desde su pecho y llegaba hasta sus labios. Abrió los ojos y, con voz contenida pero temblorosa, respondió.

—Mónica: “Vi… vi desprecio. Vi el rechazo hacia su propia sangre, y sentí que me rompía en mil pedazos por dentro. Era como si él estuviera borrando a mi hija con cada palabra.”

Vanesa asentía con cada respuesta de Mónica, ayudándola a construir una imagen completa de su experiencia, cada pieza de su dolor y su lucha, hasta convertirlo en una armadura hecha de vulnerabilidad y verdad.

El juicio era como una tormenta que se aproximaba. Vanesa era el faro en medio de esa tempestad, una guía que irradiaba esperanza y determinación. Mónica, aunque rota, sentía que era capaz de navegar esas aguas, confiando en que, al final, podría vislumbrar un horizonte de paz para sus hijas. La presencia de Vanesa era más que una ayuda legal; era un resguardo, un muro de contención que le daba valor para enfrentar los fantasmas del pasado.

Por su parte, Vanesa sentía el peso de la responsabilidad. Sabía que no solo defendía a Mónica, sino también a las niñas, especialmente a Pía, cuya identidad y dignidad Javier había intentado borrar. Su pasión iba más allá de la mera profesionalidad; cada detalle que Mónica relataba resonaba en su propio ser, la llenaba de una furia silenciosa y de una promesa de justicia.

Cuando Mónica terminó de repasar cada detalle, cada respuesta, sentía que una parte de su alma había sido liberada. La preparación era más que una estrategia; era una catarsis, una liberación de años de silencio.

Vanesa le dio un último consejo, uno que sonaba a una promesa, a un juramento compartido:

—Vanesa: “Recuerda, Mónica: tú eres la verdad. Ellos tienen dinero, poder, influencias, pero nada de eso puede silenciar lo que llevas dentro. Cuando estés en el estrado, no pienses en ellos; piensa en ti y en las niñas. Tú eres la historia que ellos nunca podrán reescribir.”

Mónica la miró, y por primera vez en mucho tiempo, una chispa de esperanza brillaba en sus ojos. Sabía que, con Vanesa a su lado, podía enfrentar cualquier cosa.

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Flor🌹

Confianza en el Abismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora