El sonido del agua cayendo de la fuente en el patio trasero de la mansión fue lo único que acompañó a Valentina mientras se sentaba en el borde del balcón, mirando la luna llena reflejada en el lago cercano. La frescura de la noche envolvía sus pensamientos, pero en su interior algo estaba cambiando. Su madre había regresado, y con ella, una nueva perspectiva sobre lo que quería para su vida.Valentina cerró los ojos y dejó que la brisa acariciara su rostro, sintiendo una mezcla de incertidumbre y determinación. Había pasado tanto tiempo sintiendo que su vida estaba fuera de control, que ahora que las piezas empezaban a encajar, no podía evitar sentirse abrumada.
No estaba sola. Y por primera vez en mucho tiempo, eso era suficiente.
El sonido de unos pasos acercándose la hizo abrir los ojos. Miró hacia la puerta del balcón y vio a Josué, quien caminaba hacia ella con una ligera sonrisa en su rostro.
—¿Pensando en la vida? —preguntó él, parándose al lado de ella.
—Algo así —respondió Valentina, con una sonrisa débil.
Josué se recostó contra la baranda y miró al horizonte.
—Es curioso —dijo después de unos momentos de silencio—, cómo las decisiones más pequeñas a veces nos llevan a cambios enormes.
Valentina asintió, sabiendo exactamente a qué se refería. La vida estaba llena de momentos como esos, donde todo parecía seguir un curso que ni siquiera habías planeado. Pero ahora, mirando las cosas desde otra perspectiva, sentía que tenía el poder de tomar nuevas decisiones.
—No estoy tan segura de las decisiones que debo tomar —admitió Valentina—. Todo parece estar en caos, y aún no sé qué hacer con... con todo lo que ha pasado.
Josué la miró, sus ojos suaves pero firmes.
—A veces, lo más importante es lo que tú elijas. No lo que los demás esperan de ti, ni lo que el destino te pone frente a los ojos. Tienes todo lo que necesitas para decidir por ti misma, Val. Solo tienes que confiar en ti.
Valentina suspiró, sintiendo el peso de sus palabras. ¿Era tan sencillo como confiar en sí misma? ¿Realmente tenía el valor para hacer las elecciones correctas?
—No sé si soy tan valiente —dijo, sus palabras vacilantes.
—Lo serás —respondió él con confianza—. Y si alguna vez dudas, siempre estaré aquí.
Un silencio cómodo se instaló entre ellos, pero esta vez no fue pesado, sino lleno de comprensión. Valentina miró a Josué, notando por primera vez la intensidad en su mirada. Era una intensidad suave, pero sincera.
—Gracias —dijo ella, sintiendo que esas palabras lo decían todo.
—No tienes que agradecerme. Estoy feliz de verte encontrar tu camino. —Josué sonrió—. Y cuando lo encuentres, estaré aquí, sin importar lo que decidas.
Valentina asintió, aunque en su interior sabía que todavía quedaba un largo camino por recorrer., Sebastián, a Marisol... Todo eso seguía en pie. Pero algo dentro de ella había cambiado.
Se sentía más fuerte. Más decidida.
Esa noche, mientras la luna iluminaba el jardín, Valentina cerró los ojos nuevamente, permitiendo que la calma la envolviera. Había tomado la decisión más importante de todas: tomar las riendas de su vida. Y aunque el futuro seguía siendo incierto, por fin sentía que podía caminar hacia él con confianza.
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Un lugar que no es casa
Short StoryValentina siempre había tenido una vida sencilla pero perfecta, hasta que todo cambió. La pérdida del trabajo de su madre la obligó a dejar Chicago y su mundo conocido para ir a España, a vivir con su abuela en una casa que no sentía suya. Allí, el...