CAP 30

14 5 0
                                    

Una nueva misión

NADIA

Cartagena tenía un aire diferente. Tal vez era el calor húmedo que te envolvía como un abrazo, o el bullicio de las calles llenas de colores y música. Habían pasado días desde que llegué, y aunque me había propuesto mantenerme enfocada en mi trabajo, Bryan tenía otras intenciones.

—Nadia, esto es Cartagena, no una base militar. Relájate un poco, ¿quieres? —dijo mientras me daba un suave golpe en el brazo.

—¿Relajarme? Estamos aquí por una razón, Bryan. No estoy de humor para salir a jugar turista.

—No te estoy pidiendo que escales el Volcán del Totumo —respondió con una sonrisa torcida—. Solo que salgas a bailar. Verónica, Alexa y yo ya decidimos que esta noche te sacamos de esta cueva en la que te estás escondiendo.

Suspiré, sabiendo que no me dejarían en paz hasta que aceptara.

La noche llegó más rápido de lo que esperaba, y antes de darme cuenta, estaba frente a un espejo, poniéndome un vestido que Verónica había insistido en que usara.

—Es Cartagena, Nadia, no puedes salir con tus pantalones tácticos de siempre. —Ella tenía razón, pero me sentía fuera de lugar con el vestido ajustado color esmeralda que dejaba mis hombros al descubierto.

Cuando llegamos al club, el ambiente me golpeó como una ráfaga de energía. Las luces de colores parpadeaban al ritmo de la música, y el sonido de los tambores y las trompetas llenaba el aire. La pista de baile estaba repleta de parejas moviéndose al ritmo de la salsa.

—Esto es lo que te hace falta, jefa. —Bryan me guiñó un ojo y me ofreció su mano—. No acepto un no por respuesta, mi reina.

—¿Sabes bailar salsa? —pregunté, arqueando una ceja.

—Lo suficiente para impresionarte.

Antes de que pudiera responder, ya me estaba arrastrando hacia la pista de baile.

La música era contagiosa, y aunque al principio mis movimientos eran torpes, Bryan era un excelente líder. Su risa retumbaba cada vez que pisaba su pie, pero no se molestaba, solo me daba indicaciones con suavidad.

—Relájate, Nadia. No estás en una misión, solo déjate llevar.

Su sonrisa era cálida, y por un momento, me olvidé de todo. Mis pasos se volvieron más fluidos, y el sudor que corría por mi espalda no importaba. Cuando cambiaron la salsa por merengue, Bryan me giró con más energía, y yo no podía evitar reír.

—¡Eso es! —gritó Alexa desde la barra, levantando su copa para brindar.

Verónica se unió a nosotros en la pista, y pronto estábamos todos bailando, perdiéndonos en el ritmo y la alegría del momento.

—¿Ves? Sabía que te gustaba bailar —dijo Bryan mientras me daba otra vuelta.

—No lo admitas en voz alta —respondí con una sonrisa.

Después de varias canciones, nos retiramos a una mesa en la terraza del club, donde el aire era más fresco y la música sonaba como un eco lejano. Bryan se sentó a mi lado, con una botella de cerveza en la mano.

—Gracias por obligarme a salir —dije finalmente, mirando las luces de la ciudad.

—No hay de qué. Sabía que necesitabas esto.

—¿Y tú cómo estás? —pregunté, cambiando el enfoque.

Él me miró sorprendido, pero su sonrisa pronto se desvaneció.

VENGANZA DESEADA [#1 MUJERES INFERNALES: SAGA]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora