CAP 57

27 4 0
                                    

Una despedida silenciosa...

NADIA

Me encontraba en la cama del hospital, el cual estaba callado, algo raro teniendo en cuenta el usual bullicio de los hospitales. Mi cuerpo débil por todo lo vivido en las 24 horas anteriores.

La calma de la habitación, la luz suave de la lampara, y la presencia constante de mis pequeños en la sala contigua me ayudaba a sobrellevar el caos que aun moraba dentro de mí. Pero sabía que no podía quedarme quita por mucho tiempo, no cuando Morrigan estaba llena de rabia, cuando Hela ya tenia sus pasos contados, y mucho menos cuando Eris sabia perfectamente quien era el bueno y quien el malo.

La guerra no solo era externa, era una guerra por sobrevivir y por encontrar la manera de estar con mi familia.

Niccólo entró a la habitación con su habitual seriedad. Su rostro mostraba una mezcla de preocupación y profesionalismo.

-Nadia -dijo en voz baja, acercándose a la cama donde yo yacía, aún débil, pero decidida-. Hay algo que debes saber. No podrás amamantar a tus hijos todavía. La droga está en tu sistema y podría poner en riesgo su salud.

Me quedé en silencio un momento, procesando sus palabras. Era algo que sabía en el fondo, pero escuchar la verdad tan directamente me hizo sentir aún más impotente.

-Lo sé -respondí, con voz quebrada, pero con una determinación inquebrantable-. Sonará raro, pero creo que es lo mejor. He estado pensando en esto, y necesito que me ayudes a ejecutar un plan.

Niccólo frunció el ceño, mirando preocupado el estado en el que me encontraba.

-Nadia, no te pongas en riesgo. No podemos arriesgarlo todo ahora -dijo, su tono firme y cauteloso.

Tomé aire profundamente, dándome fuerzas para seguir adelante. No era una decisión fácil, pero ya no podía ignorar la verdad.

-Yo sé que Alejandro Almonte y Makala Jhonnson están involucrados en mi secuestro y en la droga -comencé, mi voz temblando ligeramente-. Y es obvio que Alejandro sigue obsesionado conmigo. Lo sé, Niccólo. Él no lo va a dejar ir, nunca lo hará.

Niccólo me miró en silencio, sin comprender del todo, pero sus ojos reflejaban un creciente temor.

-Entonces, ¿qué vas a hacer? -preguntó, sin poder ocultar su inquietud.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, pero las dejé caer sin intentar detenerlas. Mi vida había sido una secuela interminable de batallas y decisiones imposibles. Esta no sería diferente.

-Lo que quiero hacer... es que cuando esté en condiciones, operarme el rostro -dije, mis palabras saliendo lentamente, como si el peso de cada una me aplastara-. Quiero convertirme en Morgan Nightshade. Ese es mi lado más sádico. Con el rostro de Morrigan con la mentalidad de las tres facetas de mi personalidad: Hela, la manipuladora, Eris, el lobo vestido de oveja, y Morrigan, la asesina. Esa es la única manera en que podré vivir en paz con mis hijos. La única forma de hacer que Alejandro me acepte, que me acepte como su aliada.

Niccólo me miró como si estuviera completamente loca. No pude evitar sonreír amargamente ante su mirada.

-Estás loca -dijo, con voz baja, llena de preocupación.

-Lo sé -respondí, sin dudar-. Pero tengo que hacerlo. Mi única oportunidad de sobrevivir es estar en el lado de Alejandro. Debo estar cerca de él, dentro de su círculo, para poder proteger a mis hijos.

Una pausa llenó la habitación. Niccólo parecía estar tratando de digerir lo que acababa de escuchar. Yo, por mi parte, sentía que mi destino ya estaba sellado. No había vuelta atrás.

VENGANZA DESEADA [#1 MUJERES INFERNALES: SAGA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora