CAP 56

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El nacimiento de armas letales

NADIA

El dolor era como un cuchillo que me cortaba desde adentro, una y otra vez. Mi respiración era superficial, cada latido de mi corazón parecía una bomba a punto de estallar. El movimiento brusco de la camilla en la que me transportaban empeoraba todo. Mis hijos... los sentía débiles, como si cada segundo que pasara los alejara de mí.

De repente, el vehículo en el que me llevaban se detuvo abruptamente. Un ruido ensordecedor llenó el aire. Disparos. Gritos. El crujir de metal siendo destrozado.

"¿Qué está pasando?", pensé, mientras mi cuerpo se sacudía con cada impacto. Entreabrí los ojos con dificultad y vi a través de la ventanilla lo que parecía ser un infierno desatado. Una camioneta blindada se detuvo frente a nosotros. Vi figuras familiares entre el humo y las luces: Christopher, Kristian y Christian.

"Christopher..." su nombre resonó en mi mente como un rayo de esperanza.

—¡Abran la maldita puerta! —gritó Christopher, disparando con precisión mortal. Su rostro estaba cubierto de sangre y sudor, pero sus ojos grises brillaban con una furia indescriptible.

Los hombres que custodiaban el vehículo trataron de resistirse, pero no tenían oportunidad. Kristian disparaba con una habilidad que parecía casi sobrehumana, y Christian cubría los flancos con precisión milimétrica.

La puerta trasera del vehículo se abrió de golpe, y ahí estaba él. Mi Christopher.

—¡Nadia! —gritó, su voz quebrada por el miedo y la desesperación. Se arrodilló junto a mí y tocó mi rostro, su mano cálida contrastando con mi piel fría y sudorosa. —Estoy aquí, amor. Todo estará bien.

Intenté hablar, pero mi garganta estaba seca, y apenas logré murmurar:

—¿Dónde... están... mis hijos?

Christopher apretó los labios, sus ojos se llenaron de algo que parecía miedo, pero su voz fue firme.

—Están a salvo, te lo prometo. Voy a sacarte de aquí.

De repente, un ruido detrás de él me hizo estremecer. Entre el humo y las luces, apareció Cassie Moreau, su rostro desencajado y una pistola en la mano.

—¡Christopher Hartmann! —gritó ella, apuntándolo con el arma. —¡No vas a salir de aquí con vida!

Christopher se giró con rapidez, cubriéndome con su cuerpo.

—Cassie... —su voz era baja, cargada de ira. —Deberías haberte quedado en el infierno.

Ella soltó una risa histérica, cargada de odio.

—¿Crees que esto ha terminado? ¡Voy a destruirte! ¡Voy a destruirla a ella y a tus malditos hijos!

Fue entonces cuando Christopher levantó su arma.

—No esta vez, Cassie.

Un disparo. Solo uno. La bala impactó en su pecho, y Cassie cayó al suelo, su risa convirtiéndose en un jadeo desesperado mientras la vida se le escapaba.

—Se acabó... —murmuró Christopher, girándose de nuevo hacia mí. Su rostro estaba tenso, pero en sus ojos vi un alivio momentáneo.

Kristian y Christian aseguraron el perímetro mientras Christopher me levantaba en sus brazos.

—Voy a sacarte de aquí —repitió, aunque su voz traicionaba un miedo que nunca antes había escuchado en él.

Dentro de la camioneta, me recostaron cuidadosamente, pero el dolor seguía aumentando. Christopher tomó mi mano mientras hablaba rápidamente por teléfono.

VENGANZA DESEADA [#1 MUJERES INFERNALES: SAGA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora