La misión.
NADIA
La pista de despegue estaba iluminada solo por las luces intermitentes de los aviones. El aire caliente de Cartagena golpeaba mi rostro cuando descendimos de los vehículos y nos acercamos a los aviones de transporte. Cada miembro de la tropa Alfa se movía con precisión, preparando sus equipos mientras el sonido de los motores llenaba la atmósfera. La misión estaba a punto de comenzar.
Los ojos de Alejandro brillaban con concentración mientras observaba a cada uno de nosotros. Sabía lo que estaba en juego, y nos exigía lo mejor.
—Recuerden, esto no es solo una captura —dijo mientras ajustaba su equipo—. "El Dragón" tiene más que mercenarios. Tiene armas, tiene contactos, tiene un ejército. Esta no es una misión que podamos tomar a la ligera. El objetivo es limpiar la zona, capturar a Rocha y desmantelar todo lo que pueda vincularse a él. Pero sobre todo, no podemos dejar que escape.
Mis compañeros de equipo, Verónica, Alexa y Bryan y todos los demás, asintieron, sus rostros reflejando la misma determinación. La tensión flotaba en el aire, pero sabía que el verdadero desafío comenzaba ahora.
El avión zumbaba, cortando el aire en su camino hacia Barranquilla. Cada uno de nosotros estaba enfocado, revisando su equipo y asegurándose de que todo estuviera en orden. No había espacio para errores.
El aire acondicionado del avión estaba bajo, y mi respiración era más pesada de lo habitual. Las horas de vuelo no ayudaban a disminuir la tensión que sentíamos todos. A medida que volábamos hacia el sur, la misión tomaba forma en mi mente. Alejandro se mantenía firme frente a nosotros, explicando los últimos detalles.
—Tropa Alfa tomará la entrada principal del complejo industrial. La idea es crear una distracción. Tropa Beta, liderada por Verónica, tomará el flanco este y limpiará el área de apoyo. Todos debemos movernos rápido. Rocha tiene contactos en todo el mundo, y la última vez que nos enfrentamos a él, dejó que un cargamento de armas desapareciera. Esta vez no permitirá que lo atrapemos tan fácil.
Verónica intercambiaba miradas con Alexa, mientras Bryan limpiaba el rifle de asalto, asegurándose de que estuviera listo para entrar en acción. A pesar de la calma aparente, todos sabíamos que una sola chispa podía hacer que todo estallara en un segundo.
Cuando el avión tocó tierra cerca del complejo, el aire de Barranquilla nos dio la bienvenida con su humedad asfixiante. Bajamos del avión con rapidez y nos dirigimos a los vehículos de asalto que nos llevarían a la zona de infiltración. Alejandro nos había reunido en el perímetro antes de la entrada.
—Alfa, formaciones en posiciones de seguridad. Beta, ustedes cubren el perímetro.
Los vehículos blindados avanzaron hacia el objetivo, el sonido de las llantas deslizándose sobre el asfalto resonando en la noche. Dentro de los vehículos, la atmósfera era densa, pero cada uno de nosotros mantenía su enfoque. No teníamos margen de error.
Una vez dentro del complejo, nos dirigimos hacia las primeras posiciones estratégicas. El suelo estaba cubierto de grava y tierra, con contenedores industriales alineados a lo largo del perímetro. La misión estaba en marcha.
A medida que nos acercábamos a las instalaciones, las luces parpadeaban de manera errática. La oscuridad jugaba a nuestro favor, y el silencio era nuestra mejor arma. Sin embargo, a medida que avanzábamos, la tensión comenzó a dispararse. Unos minutos después, nos encontramos con los primeros guardias.
—Nadia, cubre el flanco izquierdo —dijo Alejandro en tono bajo, su voz cortando el aire como una navaja.
Asentí y me deslicé entre las sombras, avanzando con cautela. La mano sobre el rifle, mi respiración controlada, cada paso medido. De repente, el sonido de botas acercándose me hizo detenerme. Mi dedo descansó sobre el gatillo, y en un rápido movimiento, derribé al primer guardia sin hacer ruido. La operación no era para hacer ruido, no hoy.
Bryan apareció a mi lado, con su rifle listo. Sin necesidad de palabras, nos movimos juntos, neutralizando a dos más que intentaban desplazarse hacia nuestra posición.
—Buen trabajo, Nadia —susurró Bryan mientras observaba el perímetro.
La sala central estaba más custodiada de lo que habíamos anticipado. El sonido de los disparos comenzó a filtrarse en el aire, y en segundos, todo se transformó en caos.
—¡Contacto! —gritó Alexa a través del intercomunicador—. ¡Flanco este, bajo fuego!
—¡Avancen, mantengan sus posiciones! —ordenó Alejandro, tomando el control de la situación.
Desplegamos rápidamente en la sala. El estruendo de las armas de fuego reverberaba por las paredes. En ese momento, supe que lo peor estaba por llegar.
Mientras nos posicionábamos para avanzar más, una ráfaga de balas cruzó el aire, y sentí un dolor agudo en mi costado. Caí al suelo, el impacto fue brutal, y una ola de calor recorrió mi cuerpo.
—¡Nadia! —escuché a Bryan gritar, su voz cargada de pánico.
Intenté mantener la calma, pero mi cuerpo estaba luchando por no sucumbir. Mi respiración se volvió errática mientras mi visión se nublaba. Miré hacia abajo: la sangre comenzaba a empapar mi uniforme, pero no era el momento de perder la cabeza.
—¡Capitana, aguanta! —gritó Bryan mientras me arrastraba hacia una posición más segura.
Alejandro estaba a mi lado en un abrir y cerrar de ojos, su rostro endurecido. Presionó su mano contra la herida para detener el sangrado.
—¡No te muevas, Nadia! —ordenó, pero su voz traicionó una grieta de preocupación.
La situación era desesperada. Podía sentir que la consciencia me abandonaba. La guerra de egos había dejado paso a la verdadera batalla: la supervivencia. Pero no podía rendirme. No aún.
—¡Aguanta, Nadia! —dijo Bryan, ahora alzándome mientras nos movíamos hacia la salida. Su mirada era intensa, llena de determinación.
El fuego cruzado comenzó a disminuir, pero las bajas ya se habían hecho sentir. A lo lejos, escuché la voz de Verónica dando órdenes a Beta. Podíamos escuchar cómo los demás soldados cumplían con sus tareas para limpiar el campo de batalla. Sin embargo, para mí, todo parecía irreal mientras nos dirigíamos a la extracción.
Mi mente se desvanecía lentamente, pero en el fondo, algo me decía que debía luchar. Apreté los dientes, resistiendo, aunque cada movimiento era una agonía. La misión aún no terminaba, pero si algo sabía, era que nunca nos rendiríamos.
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VENGANZA DESEADA [#1 MUJERES INFERNALES: SAGA]
Storie d'amoreNadia James es una mujer cuya valentía no se puede encasillar en simples palabras. Es vengativa, egocéntrica, narcisista, malcriada y caprichosa, sí, pero ¿quién no lo sería después de todo lo que ha soportado? Las cicatrices invisibles de su pasado...