La primera noche en la nueva casa fue un poco incomoda, era ver a Gerard dormir y era querer ir a abrazarlo, no podía conciliar el sueño, giraba de un lado a otro, me cubría con la sabana, la arrojaba al suelo, me levantaba, me sentaba, y nada, simplemente no podía dormir. Pero entonces recordé un viejo libro que había leído, más que libro sólo fue un escrito de un psicólogo que tenía problemas con uno de sus pacientes al intentar dormir, muchos intentaron con pastillas y entonces sólo uno de ellos le dijo. "Si no puedes dormir, quédate despierto toda la noche" y sólo así el paciente consiguió dormir.
-¡Frank! –Gritó la voz de mi madre haciéndome abrir los ojos. -¡Gerard!
-Maldita sea, no quiero despertar. –Me puse la almohada en la cara.
-Que bajen a desayunar. –Dijo mi madre entrando en la habitación. Luego quitó la almohada de mi cara.
-Déjame en paz. –Renegué cubriéndome de nuevo con la sabana.
-Gerard, el desayuno está servido. –Dijo con un tono dulce.
-¿Por qué a mí no me dices así? –Me levanté de golpe de la cama y la miré serio.
-Frank, no tienes cinco años.
-Gerard tampoco los tiene... ¿cuántos años tienes?
-Veintitrés –Contestó sonriendo.
-¿Lo ves?
-Alguien no durmió en la noche. –Comentó mi madre y luego salió de la habitación.
-Ella tiene razón, no dormiste mucho, ¿Qué pasaba? –Preguntó levantándose.
-Nada, nada, necesito café y un cigarro, eso calmará mis nervios. –Me levanté y fui directamente a desayunar. -¿Ya se fue a trabajar mi padre?
-Hace un buen rato, son las once de la mañana. –Dijo sirviéndome café. Gerard nos acompañó a desayunar y mi mal humor se fue. Lo invité a salir para conocer un poco más de la ciudad y así lo hicimos.
En realidad era muy hermosa, pero sinceramente no hubiera sido lo mismo si él no hubiera estado aquí, me sentiría solo y tal vez me la hubiera pasado amargando todo el tiempo. Fuimos a tantos lugares, museo, al parque, a las tiendas, una plaza, subimos al trasporte especial para los turistas, nos enseñaron las cosas importantes del lugar, Gerard había cambiado, se notaba vivo, se notaba alegre y con una enorme sonrisa de oreja a oreja en su rostro.
Una señora nos dijo que la noche era más bonito, la ciudad se veía realmente linda iluminada, pero supongo que amo a Jersey sobre todas las cosas.-¡Frank! Esto es de lo más fabuloso. –Su celular comenzó a sonar y miró el número con desagrado.
-Contéstale. –Dije ya sabiendo de quién se trataba. Él negó y apagó el celular.
-La estoy pasando realmente bien, ¿Por qué no vamos a ver una película?
-¿Tienes dinero? –Pregunté riéndome.
-Buen punto, lo dejé en casa, ahora que lo pienso, tú has estado pagando todo, te lo pagaré después.
-Está bien, son cosas que me sobran. –Me acerqué a él y me puse de puntitas, él sonrió ante el acto y me besó de sorpresa, realmente no esperaba que lo hiciera, sus manos rodearon mi cintura y yo su cuello. Apenas y me separé un poco para poder tomar aire. –Te quiero mucho, Gerard. –Volví a depositarle un corto beso en su boca y me separé de él unos centímetros.
-Yo también te quiero, Frank. –Su comentario me hizo sonreír de manera enorme y lo abracé.
-Nunca creí escucharte decir eso, nunca pasó por mi mente. –Dije abrazándolo más fuerte.
-Ahora lo sabes, te quiero Frank y mucho. –Me separó de él y me miró. –Sólo te pediré una cosa, no me llames Gerard más, llámame Gee, Gerard es aburrido.
Sí, esa fue la primera vez que me dijo que me quería, sé que era sincero, como ya había mencionado, siempre tuve esa habilidad para poder saber si las personas me mentían o si realmente eran sinceras, y Gerard Way, era una persona que no tenía por qué mentirle a las personas. Es por eso que le hacían tanto daño, por ser tan humilde, por eso odio a Bert, porque él tuvo la culpa de todo lo que le pasó y no me cansaré de culparlo toda mi vida aunque eso no me traiga nada bueno.
-¡Hey todos! Arréglense, hoy tenemos una reunión importante, tienen una hora para estar listos. –Dijo mi padre con apresuro y subió a lo que parecía ser su habitación.
-Nunca estaré lista en tan poco tiempo. Arréglense chicos. –Mi madre también subió a su habitación.
Gerard y yo subimos y me duché de forma rápida para que Gerard también lo hiciera. Busqué entre mi ropa la cosa más "formal" que encontrara y me cambié. Aún seguía arreglándome cuando Gerard salió, sólo con esa toalla rodeando su cintura. Me encantaba su palidez, era rara y me gustaba mucho, aunque me daba miedo que le pudiera dar alguna enfermedad en su piel.
-Oye, ¿sabes algo acerca de amarrar corbatas? –Preguntó sacando algunas de ellas.
-Sí, me lo enseñaron hace mucho, puedo ayudarte si quieres.
-Me gustaría, realmente soy un desastre para estas cosas. Ahora, ¿Qué debería ponerme? –Miraba sus trajes.
-El negro, te quedaría bien, bueno es que a ti todo te queda bien.
Antes de decirme algo su celular sonó y contestó.
-Sí estoy bien, claro, es una ciudad hermosa. –Tapó la bocina. –Es mi mamá. –Dijo en un susurró. – ¿Está allí? Estoy a punto de salir a una junta bastante importante, si puede que me llame después, cuídense. –Colgó y arrojó el celular a la cama.
-No puede dejarte en paz. –Dije yendo hacia él.
-Pero a mí ya no me importa él. –Sonrió. –Ahora, estoy descubriendo lo que se siente realmente ser amado y amar. –Arrojó la toalla al suelo y desvié la mirada.
–Frank, somos hombres, no hay cosas que tenga yo que tú no.-Claro que sí, eres tan hermoso, eso me pasa. –Sus manos rodearon mi cintura y depositó un beso en mi cuello. Me giré rápidamente para quedar enfrente de él, su cabeza se inclinó hasta poder llegar a mis labios los cuales besó con suavidad y de vez en cuando mordía levemente haciéndome reír. La puerta nos hizo separarnos rápidamente.
-¿Ya están listos? –Preguntó mi madre desde afuera.
-Ya casi. –Contesté y Gerard comenzó a reír mientras se vestía.
Las cosas junto a él marchaban bien, no hallaba defecto alguno, lo amaba tanto pero sabía que no era el momento para decírselo, sólo quería disfrutar de cada momento de él y que él disfrutara de cada momento conmigo.
Desgraciadamente, las cosas no siempre son perfectas, lo peor es que conmigo es más constante que pasen las cosas desagradables que las buenas.-Frank Iero.
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Mis Memorias De Gerard Way. [Fanfic Frerard]
FanfictionFrank Iero, un chico de 20 años que estudia psicología en la universidad de New Jersey conoce a un chico de nombre Gerard Way del cual queda cautivado desde el primer momento en el que lo ve. Interesado por si quiera hablar con él, hace lo que sea...