Capítulo 3.

197 26 3
                                    


Volviendo a mí relato. Duré poco más de un mes en cama, mis padres pedían una explicación pero yo no podía decir nada porque ni siquiera yo tenía una explicación, un argumento, no tenía nada.

Cuando regresé a la escuela el cuerpo me temblaba, mi mente no salía de aquella aterradora idea de lo que me pasaría cuando pusiera un pie en aquel lugar. No me equivocaba al pensar aquello, pues cuando llegué miles de miradas se enfocaban en mí, voces susurraban mi nombre y un estúpido rumor estaba presente, decía así:

"Bert le dio una buena lección a ese sujeto, es para que aprenda a no inventar semejantes cosas de Bert, cómo un hombre como él sería gay y menos un chico como Gerard".

Eso las chicas, en cuanto a los chicos solo se reían entre dientes y decían. "Sí, es él, el idiota que se atrevió a meterse con Bert".

No me importaban los comentarios, sus bromas, los rumores, sólo me importaba recuperar mi dignidad, la dignidad que me habían robado aquel día.
Durante el receso caminaba sin rumbo alguno por toda la escuela con mis audífonos a todo volumen. Al ir caminando choqué con una chica haciendo que tirara su celular.

-Lo siento mucho –Traté de agacharme pero un horrible dolor en mi espalda me lo impidió.

-No te preocupes –Dijo ella juntándolo. –Suerte que es el viejo.

-De igual forma lo siento.

-¿Pasa algo? –Preguntó un chico abrazando a la mujer.

-Nada, sólo platicábamos –Sonrió.

-Ah yo te recuerdo...Frank Iero, me alegra que sigas vivo, Bert estaba preocupado por tu salud, cuando quieras puedes llamarlo. –Se quedó un silencio. –Mejor vamos de una vez.

-No, tengo que hacer unas cosas, le buscaré luego, por el momento tengo que ir a la biblioteca.

Lo pasé de largo y me dirigí al baño. Me miré unos segundos en el espejo y tomé un poco de agua en mis manos para enjuagarme la cara, volví mi mirada al espejo y suspiré levemente, me disponía a salir y entonces escuche un enorme sollozo que me hizo paralizarme por un momento.

-¿Hola? –Pregunté dudoso de que me contestaran. -¿Pasa algo?

-Sí. –Contestó la voz de un chico.

-¿Quisieras mostrarme tu rostro? –Pregunté buscando con la mirada.-Si no quieres está bien, ¿Cómo te llamas?

-Gerard. –Hizo una pausa acompañado de un sollozo.-Gerard Way.

Al escuchar su nombre me quedé en shock, ¿Por qué estaría llorando? Me acerqué al cubículo de dónde provenía su voz.


-Dime Gerard, ¿sabes con quien estás hablando?

-Realmente no, pero necesito hablar con alguien.

-Soy psicólogo, bueno, eso intento, puedes confiar en mí, cuéntame lo que te pasa...

-No, te equivocas, no hablo de decirte lo que me pasó, sólo quiero hablar para distraer mi mente de la horrible depresión, de las horribles cosas que he hecho y que me han pasado. Soy el culpable de todas las desgracias de un chico, la última vez que lo vi estaba inmóvil en una cama del hospital y ahora no sé cómo está.

-¿Por qué no lo has visitado si dices sentirte tan culpable?

-Porque es obvio, sería una burla para ambos, además tengo prohibido hacerlo...no quiero hablar más, será mejor que te vayas...

-Si eso es lo que quieres lo haré, pero yo opino que deberías disculparte con esa persona.

Salí del baño y rápidamente me puse a pensar en algo que no era cien por cierto seguro, pero podría apostar a que Bert maltrataba a Gerard, lo noté en varias ocasiones y quizás era por eso que estaba triste.

De regreso a casa subí a mi habitación y comencé a recordar las cosas que me dijo Gerard, recordaba todo y algunas cosas resaltaban las cuales eran:

"Las horribles cosas que he hecho", "Soy el culpable de las desgracias de un chico", cuando le pregunté el por qué no lo visitaba, "Tengo prohibido hacerlo".
Gerard tenía unos bonitos sentimientos, podía notarlo, siempre lo he notado, con sólo mirarle los ojos puedo descifrar la verdad, él pareciese casi inocente y a mi deducción en aquel entonces es que Bert lo manipulaba y por eso lo trataba así, una deducción tonta, pero para mí era casi perfecta pues no encontraba otra respuesta.

Para el día siguiente no tardaron mucho en llevarme con Bert.

-Es un gusto volverte a ver. –Sonrió Bert.-Pensamos que no regresarías, me alegra en serio que sí lo hayas hecho.

-Hierba mala nunca muere. –Comenté con cierto sarcasmo.

-Exacto, muy inteligente Frank, sólo quería asegurarme de que estuvieras bien, gracias por venir, ya puedes irte a tus clases. –Se dio media vuelta y siguió su camino junto con sus amigos.

Era un poco tarde ya y mejor decidí perder mi clase de esa hora. Comencé a caminar para dirigirme a mi edificio cuando a lo lejos lo vi pasar, lo contemplé y vi que entró al edificio de artes, tal vez estudiaba pintura, cantaba o bailaba, quien sabe.

Tras el transcurso de mis demás clases no pensaba en nada que no fuera lo misterioso que era Bert con Gerard, por qué lo trataba tan mal, por qué Gerard se culpaba de todo, tantas dudas y no me siento capaz de resolverlas todavía.

Iba de camino a casa y de nuevo tuve esa sensación de que alguien estaba siguiéndome, pero esta vez ya no tuve miedo, supuse que si me iba a pasar algo, me pasaría aunque intentara escapar así que paré en seco y aquella persona también lo hizo, volteé de manera lenta, esperaba a cualquier persona pero no al chico pelinegro, de nuevo la historia parecía repetirse.

-Gracias por no golpearme hoy –Se apresuró a decir.

-¿De nuevo? Mira si me van a golpear de nuevo dile a tus amigos que sea rápido, no tengo tiempo de estupideces.

-Vengo solo, ¿me invitas a tu casa? Debo platicar contigo ¿sí?

-No lo sé, eres el novio de Bert, sabes cómo se pondrá cuando te vea conmigo.

-Ya te lo dije, vengo solo, confía en mí –Sonrió.

Resignado acepté, ¿Cómo se supone que me negara a tan hermosa sonrisa? Me era imposible. Ambos fuimos a mi casa, lo invité a mi habitación y no tardó en tomar asiento en la cama.

-Me alegra ver que estás bien, en serio, lo digo de corazón y también quería agradecerte la plática o terapia de la otra vez, bueno exactamente la de ayer, me ayudó mucho... ¿crees tener algún problema si me das terapias?

-¿Yo? Pero si apenas estoy estudiando, además, ¿Cómo supiste que era yo? Y claro que tengo problema y tú también lo tendrás.

-Conozco tu voz, se ha quedado grabada en mi mente y es difícil olvidarla, mentí para poder platicar contigo, de lo contrario no me habrías hecho aquellas preguntas y no me hubiera podido desahogar y si te refieres a Bert ya no me importa, por favor te ruego que me ayudes. –Tomó mi mano con las suyas.-Te juro que haré lo que me digas, lo que me pidas, te pagaré, pero por favor ayúdame.

¿Por qué yo?, ¿por qué me rogaba de forma tan desesperada? Aún no lo sé. Acepté ciegamente ayudarlo, no me arrepiento porque yo sigo creyendo que si no lo hubiera hecho nunca habría experimentado tal sentimiento, pero a veces pienso que sólo fui su perdición, que por más que traté de ayudarlo a salir del abismo no pude y pienso que si tal vez no hubiera aceptado no le habría causado tal dolor, no nos hubiéramos causado esto, pero el problema es que yo lo sigo sintiendo...

-Frank Iero.

Mis Memorias De Gerard Way. [Fanfic Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora