Capítulo 32.

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Había perdido el conocimiento por completo aquel día. Pensaba que había muerto y que ya nunca vería a Gerard o a Debbie, pero vería a mamá y papá, lo que estúpidamente me resultaba satisfactorio es que ya nunca más vería a Bert.
Pero como mis pronósticos nunca son los mejores, de nuevo me equivoqué, y agradezco haberme equivocado, porque de no ser así no estaría escribiendo nada de esto, aunque si hubiera muerto ya no me sentiría tan mal hoy.

Cuando comencé a recobrar la memoria sentía algo atorado en mi garganta, una cosa plástica, como un enorme tubo que me impedía hablar o hacer algo. Comencé a toser y a moverme de un lado a otro, pero sólo me causaba más dolor, quería gritar pero no podía, enserio que aquel tubo me molestaba mucho, pero de todas formas nadie fue a mi auxilió. Tuve que tranquilizarme, miré de reojo mi mano y tenía un yeso, mi abdomen me dolía terriblemente y sobre todo la parte del pecho. Miré los aparatos y me di cuenta de que estaba conectado a dos de ellos, pero no supe para qué servían.

Pasando minutos, que realmente parecían horas, y esas horas era de extrema incomodidad pues sentía que me ahogaba con aquel tubo dentro de mi garganta, un médico entró a la habitación y me miró asombrado. Al parecer no tenían previsto que despertara tan rápido, él volvió a salir y otros enfermeros entraron, uno de ellos me inyectó algo, al parecer era anestesia porque volví a quedarme dormido. Cuando abrí los ojos de nuevo, estaba en otro lugar, había otra persona al lado, sólo una cortina nos separaba, pero la cortina no estaba corrida, así que podía verlo.

-¡Ya has despertado! –Exclamó una enfermera. -¿Cómo te sientes?

-Mal...-Dije apenas. -¿Qué me ha pasado?

-Estuviste en una pelea y te han hecho daño con un arma blanca, tuvimos que suturar, fueron ocho, una de ellas muy cerca del corazón, casi mueres muchacho.

-... ¿Y mi hermana?

-No lo sé, ¿quieres que la llame?

-No, así está bien, es mejor que piensen que me he ido a cualquier otra parte, a que sepan que estoy en el hospital, sabe, acabo de perder a mi madre y hace poco también a mi padre, así que si ella llegara a verme en este estado pues, creo que sería terrible para ella, no quiero causar molestias, es mejor que cuando esté mejor los llame...

-Si fueras un familiar mío me molestaría mucho el que no me informaras nada de tu estado...

-De todas formas, no le llame, por favor.

-¿Se puede saber por qué peleaste?

-...Ni siquiera yo lo sé, sólo pasó...ahora ya no podré ni siquiera escribir, maldigo al tipo que me hizo esto. –La imagen de Bert vino a mi cabeza.

-Tranquilo, todo estará bien. –Sonrió.

La noche allí fue terrible, aquel hombre que habitaba en el mismo dormitorio que yo, tuvo muchas dificultades para respirar, y al final decidieron llevarlo a urgencias. Toda la noche me la pasé despertado cada cinco minutos. Cuando abrí los ojos ya era de día. Una enfermera entró con una bandeja donde llevaba comida. Recuerdo que era una gelatina y agua. Al darle la primera probada a la gelatina me dio asco, ya sabía que la comida de allí era asquerosa, pero creo que aquel día se sobrepasaron, sin embargo, tuve que comerla porque me moría de hambre.
Una mujer mayor de cuarenta años fue llevada al lugar donde antes estaba el hombre. Le sirvieron el desayuno y pronto su marido llegó y se sentó junto a ella, no los miraba, sólo escuchaba su conversación, el hombre estaba muy preocupado por ella, pero decía que le alegraba saber que estaba bien y me vino una duda... ¿Gerard qué estará pensando? ¿Debbie estará preocupada? ¿Qué pasa allá afuera? Así que le dije a la enfermera que yo personalmente quería hablar con ellos, ella accedió y me prestó su celular. Primero llamé a Debbie, ella contestó de inmediato.

Mis Memorias De Gerard Way. [Fanfic Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora