Capítulo 22.

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Después de la escenita que había hecho el día de ayer por ver el mensaje de Bert no salí de la habitación para nada, me duché, me puse mi pijama y me metí a la cama.
Nunca, nunca había sentido ese dolor, el dolor de traición, de desconfianza, amaba tanto a Gerard que no podía evitar pensar en que en ese preciso momento pudiera estar burlándose de mí junto con Bert, y eso era lo que más me molestaba.

"Sigue creyéndole, Gerard no te ama, no siente nada por ti, el día que terminé con él lloró tanto y suplicó que no lo hiciera, pero como no le quedó otra opción se ha ido contigo, pero dentro de poco tiempo descubrirás la verdad."

Esa noche, en la casa de Gerard cuando Bert me dijo eso. Esas palabras regresaban a mi mente, aunque anteriormente no habían tenido un significado porque me sentía tan bien con él que lo había olvidado casi todo.
Por la mañana desperté a causa de un horrible dolor de estómago y no era de extrañarse ya que no había cenado nada la noche anterior. Bajé a la cocina y me preparé un coctel con las frutas que había allí, estaba realmente hambriento. Mientras comía escuché que la puerta principal se había abierto, Gerard seguramente había llegado, pero no salí, me quedé allí en la cocina.

-Frank... -Dijo entrando a la cocina, lo miré y sonreí levemente, pero no dije nada, después seguí con mi comida. –Sé lo que viste... –Se sentó en frente de mí. –Por favor, créeme yo no fui a ver a Bert, se la ha pasado molestándome con números diferentes y la verdad no sé qué hacer.

-Mmm...interesante, Gee. –Dije sin interés alguno. –Dijiste que son números diferentes, sin embargo el del mensaje lo tienes registrado... Gerard no era necesario que estuvieras conmigo por lástima. –Me levanté y lo miré enojado. –No debiste permitir que esto se alargara más.

-¡Pero Frank yo te amo! Puedo jurarlo...

-No, no se jura en vano. Gerard por favor, después de lo que vi no sé qué creer, estoy confundido.

-¿Vas a creer en lo que te diga un estúpido mensaje o...en lo que te diga yo? –Se levantó y se acercó a mí. –Contéstame, ¿vas a confiar en mí o en los demás?

-Gee...creo en ti, pero...es que no puedo soportar esto, es complicado no estar molesto por cualquier cosa que nos pasa, quiero lo mejor para ambos y en algunos casos sólo para ti, por eso no soporto que alguien como Bert esté intentando romper esto.

-Y tú dijiste que no lo dejaríamos hacer eso. –Entrelazó sus manos con las mías y pegó su frente con la mía. –Prometiste que estaríamos juntos en esto, porque no había nada tan grande o fuerte para dejarnos vencer, ¿no es cierto?

-Lo es, Gee... –Lo miré a los ojos. –No sabes cuánto...

-Yo también. –Dijo sonriendo dulcemente, al momento se posó en mis labios, sus manos acariciaron mi espalda, haciendo que mi cuerpo se juntara más al de él. Pronto sus manos descendieron y pasaron por mi trasero, pero bajaron aún más, se inclinó y tomó mis piernas cargándome haciendo que rodeara su cintura con ellas. Me sentía realmente alto, no pude evitar reír, se sentía bien poder estar un poco más arriba. Mis manos rodearon su cuello, pero me separé de él. –Ahora creo que te comprendo un poco.

-Oye. –Solté una risita acompañado de él.

-Te amo Frank. –Me depositó un pequeño beso. –Esta noche vamos a cenar, vamos a hablar y sobre todo, hoy haré que esta noche sea muy especial para los dos.

-¿Por qué tanto misterio? –Pregunté haciendo un puchero. –Me podrías decir ya de una vez.

-Me estresa tu desesperación. –Echó una risita. –Tú espera amor, verás que lo que te digo es verdad, ahora que lo pienso, no eres tan pesado.

-Eso crees, tú eres fuerte. –Eché una risita, pero él se mantuvo serio. –Hay vamos, Gee, fue una broma. –Sonreí. –Pero dime, ¿A dónde me llevarás a cenar? ¿Qué vamos a cenar?

-Tú nada de carne. –Bromeó. –Y vamos a ir a un lugar que yo mismo mandé a arreglar, queda un poco lejos de aquí, pero entre más lejos mejor... así que tu sorpresa número uno está en el sofá, anda, ve a ver. –Me bajó y corrí como niño pequeño a ver lo que él decía.

En el sofá había un elegante traje de color negro. Lo tomé y lo admiré por unos segundos.

-Eso te pondrás hoy para ir a cenar, espero que te guste.

-Me encanta, muchas gracias Gee. –Lo abracé y él a mí.

-Estás mejor a tu altura normal, aunque siento que le estoy robando la inocencia a un niño pequeño. –Echó una risita acompañado de mí.

-Lo haces.

-Hay Frankie. –Sonrió.

Gerard pasó conmigo la mayor parte del día, creo que hasta nos pusimos a recoger la casa mientras escuchábamos música, de vez en cuando cantaba pedazos de las canciones, él tenía una hermosa voz y eso era algo que yo no sabía de él. Yo hacía de todo, sólo quería que el día se pasara rápido para que fuera la hora de irnos, recuerdo que estaba muy ansioso por saber qué era lo que tenía que decirme, por qué tanto misterio y al pensar algunas cosas, me ponía a sonreír y me sonrojaba. Él tenía razón, iba a ser una noche especial, inolvidable, incluso, ahora que escribo me siento igual de emocionado como aquel día. Nunca pasó por mi mente que esa noche sería más que especial.

Hay Gerard Arthur Way Lee, lo que has hecho y lo que has dejado en mí, a pesar de los años seguiré recordando esto como si hubiese sido apenas hace unas semanas.

"...Cambiaría el mundo por tus noches de ciudad, porque me hacen quien soy..."

-Frank Iero.


Mis Memorias De Gerard Way. [Fanfic Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora