Recién llegada

2.5K 83 2
                                    

Escuché la voz de la azafata avisar que aterrizaríamos en Los Ángeles dentro de unos minutos, sentía los nervios cosquillear mi estómago. Ya no me encontraba en casa, eso estaba claro.
Llegué al aeropuerto y solo hice lo que los demás hacían: formarse, entregar boleto, pasar a la sala que ahí había, sentarme, esperar.
No se me ocurría que hacer, me daba miedo escuchar música y perderme el aviso de abordar, no podía dormirme tampoco, y no tenía mucha hambre, se me ocurrió entonces tomarme una foto y mandársela a mi hermana para hacerle saber dónde estaba.
Saqué mi teléfono y seleccione la cámara frontal, hice la señal de la paz y tomé la foto; la revise, se veía rara. Lo intenté otra vez, otra vez, otra vez y una vez más hasta que estuve satisfecha con el resultado. ¡Ya estaba! Solo faltaba enviarla y...
Alguien me arrebato de las manos el móvil.
-¡Oye!
Un chico lo tenía, estaba de pie frente a mí, era alto y delgado, no era blanco como papel, porque se notaba que el sol lo había bronceado; era guapo, no iba a negarlo, además comparado con el resto de los pasajeros vestía increíblemente bien. Llevaba una camisa blanca con detalles al frente en negro, pantalones a juego y zapatos de piel negros también
-¿puedes dejar de tomar fotos? Es molesto. ¿Dónde están? -se dirigía a mi molesto. Noté que íbamos al mismo destino por el idioma que hablaba. No había problema, yo también lo hablaba. Me puse de pie.
-¿Qué? -Se sorprendió oírme hablar igual que él, le quite mi teléfono- ¿Por qué tomarme fotos te resulta molesto?
Pareció recuperarse de la sorpresa
-¿A ti? Si claro -Se mofó- Bórralas.
Ahora fue mi turno de mofarme
-¡Son mías! No voy a borrarlas
-¿Eres reportera? ¿Quién te mandó? ¿Dispach? Típico de ellos
-¿Eh? -voltee a los lados, ¿era a mí? Ladeé la cabeza desconcertada sin estar segura de que realmente tuviera una conversación conmigo.
Se frotó la frente, ¡¿Por qué lucia como si la que no entendiera fuera yo?!
-¿Eres una fan? -dijo cambiando sutilmente su actitud- En serio estoy agradecido por todo su apoyo y el esfuerzo que hacen por seguirnos a donde quiera que vayamos, pero justo ahora estoy muy agotado, me gustaría descansar por lo menos un poco antes de llegar a Corea y me haría muy feliz no ver fotos mías en este lugar? ¿Te parece si las tomas cuando lleguemos al aeropuerto de Incheon?
Levanté una ceja. Este tipo era un creído.
-Ok, no creo que estemos sintonizados -dije ahora un poco irritada- ¿Por qué iba yo a querer fotos de un desconocido en mi celular? No sé lo que pensaste pero estas fotos NO SON TUYAS
-Sí, claro
Le mire boquiabierta. Creído le quedaba corto.
-Dame eso -le arrebaté el teléfono
Volvió a quitármelo. Intentó desbloquearlo pero se encontró con que, en efecto, solo podía hacerlo si insertaba la clave. Puso los ojos en blanco, escribió algo en el teclado pero la pantalla contestó con un enorme "ERROR" en toda la pantalla. Frunció las cejas e intentó de nuevo, el resultado fue el mismo.
-Muy gracioso -puso la pantalla frente a mí
Me crucé de brazos. Si pensaba que iba a poner la contraseña... estaba muy equivocado
-De acuerdo entonces. Voy a confiscarlo puesto que imágenes mías están ahí dentro.
Se guardó mi móvil en el bolsillo
-¡¿Qué?! ¡Estás loco!
-Bórralas entonces
Le miré incrédula y me regreso la mirada. Suspire.
-¿Qué pasa si yo tengo razón?
-¿Si tú tienes razón?
-Sí. ¿Qué pasa si las fotos resultan ser sólo mías? ¿Qué vas a hacer entonces?
-Eso no va a suceder -dijo demasiado seguro
-Eso es exactamente lo que va a suceder -estiré la mano para que me regresará el teléfono. Se mostró desconfiado- Lo voy a desbloquear ¿No es lo que querías? Voy a mostrarte lo que tomé.
Lo sacó de su bolsillo y lo agarré rápidamente, tecleé la contraseña, busqué el álbum de cámara, seleccioné las últimas fotos y se las mostré. Cuando las terminó de revisar, pulse un botón para que la pantalla se apagara.
- ¿Contento?
Ahora el incómodo era él y la enojada era yo. (La verdad era que en las primeras fotos no salía tan bien y en otras había intentado inflando los cachetes y haciendo pucheros y caras graciosas, de las que ahora estaba avergonzada)
Carraspeó
-entonces ¿en serio no sabes quién soy? -no pasé por alto que no se disculpó
- ¿Por qué debería saberlo?
-Soy una celebridad -dijo como si fuera obvio.
Me reí sarcástica.
-Seguro
-Es en serio, soy parte de un grupo, acabamos de terminar una gira mundial... ¿de qué país eres? Estoy seguro que nos conocen en casi todos... -agrego al final casi para él.
"Los pasajeros del vuelo 678 con destino a Incheon, Corea del Sur, favor de abordar el avión"
-Claro -dije sin creerle- ahora si me disculpas, ese es mi vuelo.
Mientras avanzaba volteé, parecía incrédulo, unas sillas delante de donde yo había estado un par de chicos le hablaron y fue con ellos. Después llegaron más y más hasta que formaron un pequeño grupo de trece personas, aunque la verdad, la mayoría estaba igual de bien vestidos que aquel tipo. Se formaron en la fila de primera clase.
Le dediqué un mohín al final, típico niño rico con aires de príncipe, me miró ofendido, y yo desvié la mirada, era mi turno en la fila, entregué mi pasaporte y mi pase de abordar.

Catorce horas después el avión volvía a aterrizar, pero esta vez en Seúl. Me estiré tanto como pude, me la pasé dormida la mitad del vuelo y sentía que el cuerpo me pedía a gritos ponerlo en movimiento.
Fue un alivio pararme del asiento, fui a buscar mi equipaje y cuando lo encontré lo puse en unos de esos carritos que solo había visto en la televisión. ¡Mi primer viaje! Hoy me quedaría en un hotel, a partir de mañana buscaría una casa de estudiantes para quedarme, también conseguiría un empleo y la siguiente semana empezaría la escuela. ¡Era emocionante! Debía serlo.

Al final de la terminal había mucha gente esperando por los pasajeros, por alguna extraña razón no sentía que ese fuera el numero habitual de familiares y amigos por vuelo. Me acerqué un poco más. Había chicas con cámaras, ¿Por qué tenían cámaras? Desde donde estaba veía que sostenían pancartas, pero no entendía que decían, algunas estaban de pie y otras se habían sentado en el suelo. Justo antes de llegar a donde estaba esa multitud alguien me hizo a un lado con el hombro. Era ese chico otra vez. Apreté los puños, sonreía de forma burlona, me dedicó un mohín exactamente igual al que yo hice en Los Ángeles antes de abordar. Detrás de él pasaron los chicos que estaban bien vestidos junto con los señores que también había notado, solo que estos llevaban ropas normales, más cómodas.
En el momento en que salieron de la cinta de pasajeros la multitud los rodeo y los flashazos empezaron con una intensidad impresionante, guardias de seguridad rodeaban a los jóvenes bien vestidos de las chicas (y chicos) que se reunían sin orden a su alrededor.

Me quedé boquiabierta. Era verdad. En serio era famoso y al parecer sí era parte de un grupo.
Bueno, ya no podía hacer nada. En mi vida lo volvería a ver. Traté de rodear aquel gentío, mi mirada se cruzó una vez más con aquel odioso, firmaba autógrafos, al igual que los otros. Todavía me veía como si dijera "te lo dije". Alcé una ceja y me encogí de hombros, no le daba importancia, famoso o no, el raro era él por tener delirio de persecución.
En el momento en el que salí des aeropuerto, me olvidé de aquel accidente.

Llegando a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora