Llegando a ti

Después de aquella noche muchas cosas cambiaron.

Aaron no volvió a la universidad y después de algunas semanas supimos que había regresado a los Estados Unidos. De InHa tampoco volvimos a saber. EunJoo y SungYeol arreglaron sus diferencias y continuaron con su relación.

Yo por fin recuperé mis cosas del departamento y después de discutir bastante con ellos, aceptaron que era imposible que volviera y al final, decidieron también dejar esa casa y vivir cada uno por su parte. SungKyu, Hoya y DongWoo buscaron una casa juntos, mientras que el resto buscó un lugar por su cuenta y yo continué son SooJin. Por otra parte, sin pensarlo dos veces dejé SM pero rechacé regresar a Woollim sin importar lo mucho que los chicos insistieron. Esta vez en cambio, libre de la influencia de cualquiera, había logrado entrar como interna a una fundación para menores con enfermedades congénitas, y una vez a la semana también daba clases de inglés a los niños de la casa hogar a la que solía ir.

Sí, ahora estábamos mucho más ocupados que antes y no trabajabamos más juntos pero a pesar de todo, MyungSoo y yo nos las arreglábamos para vernos seguido. Pasábamos nuestros días libres juntos y cada que podíamos o él me recogía del trabajo o yo lo visitaba en las locaciones, por supuesto, gracias a un pase especial que me habían conseguido. Lo mismo hacían los miembros, que solían visitarme en la fundación o salíamos a comer cuando salía de esta. Hoya y WooHyun eran a los que más veía, pero al resto lo frecuentaba por lo menos dos veces al mes y cuando tenían algún concierto, los visitaba en los camerinos antes y después de los shows.

En todo este tiempo yo me había vuelto una experta del camuflaje y justo como cuando trabajaba en Woollim, cuando salía con MyungSoo o con alguno de los chicos, intentábamos no llamar la atención y pasar desapercibidos.

L y yo acordamos que no había necesidad de hacer pública nuestra relación y deseábamos, en lo posible, ser una pareja como cualquier otra.

Hasta ahora, después de un año juntos, lo más difícil había sido conocer a nuestras familias. La mía a decir verdad había sido fácil, ya apoyaban nuestra relación incluso antes de conocerlo. En ese entonces salir del país sin que lo descubrieran había sido toda una travesía, pero el viaje, sin duda, terminó valiendo la pena. Por otro lado ser presentada a la suya tampoco había sido tan aterrador como imaginaba, especialmente su madre, que incluso después de aquella primera visita había estado cuidando de mi como otra hija. Además como MyungSoo y yo los visitábamos cada mes, estaban encantados de tenerlo en casa más seguido que de costumbre.

Rara vez peleábamos y es que el tiempo que pasábamos a veces parecía tan corto, que malgastarlo estando enojados era un desperdicio. O él cedía o lo hacía yo, pero nunca habíamos estado más de un día sin hablar a causa de una riña.

A estas alturas ya habíamos aprendido de nuestros errores del pasado, hablábamos de todo sin importar lo que fuera. Bueno o malo, acordamos no escondernos nada. El no solo era mi novio, se había convertido también en mi confidente, mi mejor amigo y mi fortaleza, era la primera persona en la que pensaba cuando estaba triste o demasiado emocionada. Y me encantaba la forma en la que él hacía lo mismo, la forma en la que sus ojos buscaban los míos hasta encontrarlos en medio del público, sus mensajes cada mañana y las llamadas por la noche antes de dormir, solo porque quería escuchar mi voz. Amaba todas y cada una de esas cosas.

Y sin embargo, a pesar de conversar todo el día, había algo que jamás mencionábamos: Nuestro futuro.

Era yo quien evitaba el tema en todo momento.

Este era mi último semestre en la universidad. El momento de decidir que debía hacer se acercaba a pasos acelerados. Lo único de lo que se hablaba en la escuela era de contratos y entrevistas de trabajo. Desde hace un par de semanas me había dedicado de entregar solicitudes en varias organizaciones en las que estaba interesada, casi todas en el extranjero y aunque MyungSoo me había alentado a aplicar, en realidad no sabía cómo iba a funcionar lo nuestro si lograba entrar a alguna de ellas.