Una visita del pasado

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Las cosas volvieron a ser como antes. MyungSoo mantuvo su palabra y tener reservas resultó imposible.

Al principio resultó incomodo, como era de esperarse, y debo admitir que los esfuerzos no fueron míos, era él quien saludaba primero por las mañanas y descubrí que era él la razón por la que siempre tenía pastillas para los cólicos.

—Los ha comprado Hyung todo este tiempo —Señaló SungYeol al encontrarme mirando curiosa la caja de pastillas en el botiquín. Estaba segura de no haber comprado una en meses. ¿Cómo es que no se acababan nunca? Claramente podía leer en el empaque "diez pastillas" y sabía que había tomado más que solo diez— Ustedes dos son iguales. Él compra eso por ti porque siempre lo olvidas y tú compras el resto para nosotros porque siempre lo olvidamos.

Me quedé callada y devolví el cesto a su lugar. Si lo había hecho todos estos meses incluso aquellos en los que no me hablaba, significaba que no me odiaba, pero entonces ¿Por qué?

—Tiene sus motivos —Contestó leyéndome la mente— Es un momento difícil para él y a su manera hace lo mejor que puede.

Después de aquello los muros que había construido se vinieron abajo y dejé de intentar alzarlos nuevamente. No era mi estilo y siempre había preferido olvidar y seguir adelante.

Había cometido un error.

En aquel momento debí cerrar mi corazón... así no hubiese sufrido tanto...

Talvez aún estaba a tiempo... o quizás incluso entonces ya era demasiado tarde.

****


—Ya llegamos —Anunció el chofer mientras apagaba la música que cantábamos a coro. Dejamos salir unos quejidos y él se disculpó con una sonrisa divertida. Esta vez no tuve que ocultarme, era una participación especial y no aparecía en la agenda oficial, por lo que éramos los únicos frente al edificio de radio fusión.

O eso creía.

Yo me quedé de última porque tenía que asegurarme de que no se dejaran nada en el auto. Para cuando bajé todos se habían detenido a unos metros de la entrada principal.

—¿Por qué no avanzan...? —Comencé en un gritó que terminó en un susurró al acercarme y ver lo que veían.

Una joven se encontraba en la puerta. Era hermosa, casi como una muñeca, comparada conmigo era demasiado pequeña, tenía el pelo largo marrón que le llegaba casi a la cintura y unos enormes ojos cafés que le daban un aire inocente, llevaba un vestido floreado que se movía con el viento en ese momento y un delicado suéter a juego. Toda ella lucia demasiado perfecta, me pregunte por algunos momentos si era una actriz, o tal vez una cantante...

—Necesitamos hablar —Dijo rompiendo el silencio. A pesar de su apariencia, su voz no era tan suave, al contrario, se mostraba dura, al igual que su mirada.

No hubo respuesta por parte de ninguno, pero miraba tan fijamente a MyungSoo que supe que era a él a quien se había dirigido.
Todo estaba en un silencio sepulcral y nadie parecía tener la intención de romperlo, L parecía haberse vuelto de piedra y las miradas de los demás iban de MyungSoo a ella.
Mi teléfono empezó a sonar y me hizo pegar un brincó del susto, era un tono bastante infantil pero más que estar apenada por el sonido, estaba apenada de haber sido yo precisamente la que rompiera de esa forma el silencio.

—¡¿DONDE ESTAN?! —Gritó el manager que había llegado primero que nosotros y ya debía estar en el estudio.
—Ya estamos llegando...
—Dense prisa, no queda mucho tiempo.

Llegando a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora