- Don Barone entiendo la situación, de veras... Pero esto es demasiado.
- Te conozco hace una semana y ya confío en ti tanto para preguntarte esto... O más bien, ¡te lo ruego! Mi hijo no merece pasar por eso Katherine. Obtuvo dinero trabajando en esta empresa, ganando su salario como cualquier otro empleado, ¡él nunca aceptó nada de mí! ¡Nunca!... No puedo dejar que esta chica lleve todo de él.
- Señor necesita calmarse... Si van a casarse es porque él debe amar a esa mujer ¿no?
- ¡No puedo permitir que se case! Pero no puedo decir todo esto a él por no tener las pruebas. Por lo que necesito que me ayude.
- Lo siento, pero eso sería como venderme ¡y no admito de forma alguna que usted me proponga eso!
- ¡Yo nunca pediría eso! Obviamente usted seria libre de hacer todo a su manera, nunca te obligaría a hacer lo que no quisiera. Lo único que quiero es su ayuda.
- Me alegro que usted confía en mí a este punto, pero con el debido respeto, no creo que esta es la mejor manera de hacer esto... Perdón.
Katherine durante el día hizo todo lo posible para evitar tener contacto con su jefe. Ella había estado perturbada por toda esa situación. Sabía que él era un buen hombre, él era amable con todos los empleados, no se admiraba por tener una actitud tan desesperada así hacia su hijo.
Ella necesitaba dinero, pero sonaba más como ser "amante de lujo" que cualquier otra cosa. Ella no conocía Piero, ¿cómo iba a saber qué clase de hombre era? Sin embargo, su aspecto era impecable. Ella había sido capaz de sentir desde lejos su fragancia fuerte y masculina, la saludó con educación, tenía una hermosa sonrisa y se vestía bien. Sin duda él era atractivo... Pero eso era su exterior, ¿cómo podía saber si él siempre era educado como en presencia de su padre? ¿O si era el tipo mujeriego descarado?
Como estaba ocupada recibiendo las llamadas telefónicas, correos electrónicos y haciendo notas, Katherine logró olvidar todo.
Era cerca de la hora de irse y ella todavía tenía que ir a algunos lugares. Agarró su bolso y salió del servicio y como tomó menos tiempo de lo previsto decidió que sería mejor volver a casa. Cuando llegó abrió a la puerta lentamente, no sabía si su madre estaba en casa y no quería hacer ruido para ella no aparecer gritando como siempre solía hacer. Cuando Katherinellegó a la sala su boca casi cayó al suelo: Su padrastro estaba desnudo, teniendo sexo en el sofá con una mujer estaba de cuatro y que no era su madre, pero sí la vecina rubia de la calle arriba. Los dos estaban tan absortos en lo que estaban haciendo no tenían conocimiento de su presencia allí. Discretamente, Katherine inclinó su celular que estaba en su mano, tomó una foto y lo tiró en la bolsa.
Katherine miró riendo y cuándo ella aplaudió a los dos lentamente ellos se asustaron y trataron de poner rápidamente la ropa.
- Katherine,yo no... Yo...
- No necesitas explicarme Eric...
- Gracias por la comprensión.
- Pero me encantará decirle todo esto a mi madre.
- ¡No abrirás su boca chica! - Gritó agresivo.
- ¿Y por qué crees que no? Yo había visto algunas cosas muy sospechosas de ti, pero hacerlo en su propia casa ya es pedir demasiado.
- ¡Vas quedarte callada! ¡No va a salir una maldita palabra de su boca!
- Sólo una sugerencia: Creo que será mejor que tú y tu perrita empiecen a pensar lo que van a hacer, porque este circo se incendiará.
En ese momento Eric dio una bofetada en la cara de Katy. No una bofetada con su madre hacía, pero un duro golpe que la hizo caer al suelo. Ella puso su mano sobre su cara, había golpeado a su mandíbula y sentía el sabor de la sangre en su boca.
- ¿Y tú? ¿Qué estás esperando? ¡Vete a su casa! - Él le gritó a la rubia y ella se escapó.
Katherine se levantó y agarró su bolso. Sus ojos mostraban enojo.
- ¡Me lo vas a pagar Eric! - Ella intimidó. - Vas a pagar muy caro...
Corrió a su habitación y cerró la puerta. No podría correr peligro mientras que su madre no llegase. Luego arrastró la cómoda y la colocó en frente de la puerta. Encendió la radio con un poco de volumen para que nadie pudiera escuchar lo que estaba haciendo dentro de la habitación. Quería preparar todo con calma, mañana él lamentaría haberle dado ese golpe.
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¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1
RomanceLo que hice fue algo que duele mucho más que una mentira, algo que hiere mucho más que una apuesta. Piero Barone era un hombre serio y diferente de cualquier otro que he conocido... Prácticamente perfecto. Su único defecto: Se iba a casar y fue cuan...