Capítulo 21

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- Me gustaría... – dijo ella y sonrió. - Bueno, ya que estamos aquí ¿nos vamos a algún casino?
- Bien, ¿así que vámonos?
- Bueno, nunca he estado allí, ¿pero no deberíamos ir con ropa más formal?
- Yo no había pensado en eso. Voy a cambiar la ropa y no encontramos aquí en cinco minutos. - Ella asintió y sonrió.

Katy cerró la puerta y los dos corrieron. Piero se alojaba en la habitación al lado de ella, entró corriendo y quitándose la ropa, tomó un traje y una camisa blanca, decidió no poner corbata y dejó dos botones abiertos, comprobó el pelo y se puso las gafas de nuevo. Ya ella se fue al baño llevando la ropa que usaría, dejó el pelo suelto y ondulado y empezó a hacer el maquillaje que enfatizaba más los ojos y oyó a alguien llamar a la puerta, Piero estaba listo.
Ella se acercó y abrió la puerta con una sonrisa y lo dejó entrar.

- Necesito un poco más de cinco minutos para arreglarme. – dijo.
- Bien. - Él sonrió y ella volvió al cuarto de baño.
- ¿Vamos a ir a otro lugar o en el casino aquí de lo hotel? - Ella gritó.
- Podemos ir a un lugar diferente para que conozcas la ciudad. Yo estaba pensando en... - se detuvo cuando ella apareció.

¿Esa chica se quedaba hermosa con cualquier cosa? Katy llevaba un vestido lila y justo, iba hasta por encima de las rodillas, el escote que no era grande en la delantera, pero la parte de atrás del vestido era abierto hasta el final de la columna, emparejado perfectamente con los tacones negros de 10 cm. Se volvió para ver Piero y sonrió.

- Wow. – murmuró él.
- ¿Exagerado?
- No, es perfecto... - sacudió la cabeza como si la frase hubiese salido por su propia voluntad. - Quiero decir, ¡bien! Estás bien. - Estaba avergonzado y ella sonrió.
- Así que vamos... ¿su padre no dirá nada?
- Está durmiendo... Le oí roncar desde aquí en el pasillo. - Ella se echó a reír.

Katy pasó por Piero y él sintió ese dulce perfume que tenía. Salieron y se cerró la puerta. Fueron al ascensor en silencio.

- ¿Qué opinas de jugar al póquer? – preguntó Piero.
- No sé si puedo. Gané el otro día en el restaurante por suerte.
- Podemos hacer diferente. Apuesto y tú te quedas a mi lado, puedo ganar porque en ese vestido vas descentralizar los otros jugadores. - Ella sonrió.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Hmm, es que estás hermosa. - Habló un poco avergonzado.
- Gracias.

Caminaron un poco hasta que encontraron un lugar que parecía divertido. Piero fue a la mesa de póquer y comenzó a apostar mientras Katherine fue al bar pegar dos bebidas. Varios otros hombres la miraron cuando ella llegó y se sentó junto a él. Algunos miraron discretamente, otros entonces ni siquiera intentaron ocultarlo.

Piero se dio cuenta de eso. Volvió la cabeza y miró Katherine a los ojos mientras sonreía. El único que había en esa mesa que podría derrotarlo estaba demasiado ocupado mirándola. Piero le susurró al oído una idea y ella se echó a reír.

Katherine miró a su oponente como si lo coquetease. Luego puso las dos manos sobre el hombro de Piero y jugaba haciendo círculos con su dedo en lo traje, pronto jugó suavemente en con lo pelo de Piero. La idea era hacer un poco de envidia en el otro hombre que miraba, haciéndolo perder el foco del juego, pero mientras lo hacía Piero comenzó a sentir que su corazón latía más rápido... ¡Por fin!

- ¡Gané! - Piero exclamó riendo y ella hizo lo mismo.
- He perdido, querida... - dije lo oponente para la mujer japonesa que estaba con él.
- ¡Si prestase más atención al juego y no a ella podría haber ganado! - Ella se fue enojada y el hombre detrás de ella mientras Katy y Piero dejaron la mesa sin dejar de reír.
- Espero que sus bolsillos tengan espacio porque si todo ser así de fácil, saldrás de aquí rico, Piero...
- No ganaría sin ti... - rió.

¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora