Mientras se besaban Katherine puso sus manos alrededor del cuello de Piero y él en su cintura. Ambos sentían una ola de calor en ese momento, estaban totalmente pegados un al otro y el beso fue intenso, sus lenguas y bocas jugaban. Después de unos segundos sus bocas se separaron, pero ellos no se movieron, siguieron abrazados. Ambos tenían la respiración completamente rápida, estaban sin aliento.
- Esa es tu respuesta. - Dijo Piero.
- Simplemente no me digas que algún día te arrepentirás. - Ella susurró.
- No... - se miraron durante unos segundos.
- ¿Esto cambiará algo?
- No sé... - hizo una pausa. - Será otro de nuestros secretos ¿verdad?
- Sí. – murmuró.
- Y nosotros sabemos que tenemos que evitar hacer eso otra vez ¿no?
- Pero ¿y si no podemos evitar?
- Entonces tal vez, sólo tal vez vamos a tener más secretos. - Ella sonrió cuando escucho esas palabras.
- No sé cómo podré mirarte sin recordar eso.
- Yo tampoco, pero tenemos que intentarlo.
- Yo no quiero tener que fingir que nunca sucedió.
- No tienes que hacerlo... Puedes intentar de otra manera.
- ¿Cómo si estuviésemos teniendo el mismo sueño? El sueño más realista en el mundo...
- Es una buena idea.
- ¿Vas a actuar diferente conmigo como en la última semana?
- No, no lo haré.
- ¿Todavía me ves como tu amiga?
- No puedo mentirte... No sé cómo te veo... Lo único que sé es que supuestamente amigos no se besan. - Sonrió. - No sé si voy a saber qué hacer...
- ¿Acerca de qué?
- Acerca de mí, de este beso, de ti... No es algo que debería estar haciendo ni pensando.
- Pero ¿realmente querías besarme o hiciste esto sólo por mí?
- No haría nada que no quisiera.
- ¿Estás seguro?
- Cuando estoy contigo me siento libre para ser yo mismo... - dijo sonriendo. - Sé que puedo hacer lo que quiero porque entiendes.
- Me hace tan bien escucharlo.
- Pensé que ya lo sabías.
- Es diferente oír de ti... Siempre es diferente. - Él le acarició la mejilla con el pulgar mientras sonreía.
- Hasta mañana, Katherine.
- Hasta mañana.Piero volvió a besarla antes de ir por las escaleras. No quiso ir con el elevador, ya que tendría que esperar allí y tenía miedo de no salir más de cerca de ella. Katherine pasó unos segundos más sin moverse, y por primera vez en su vida no sabía cómo reaccionar en una situación así, estaba confundida.
Ella entró en el apartamento y se tiró en el sofá. Tenía que pensar qué haría ahora. Ella había dejado claro a William que ella haría todo a su paso y diría solamente lo que quería, sin detalles. Ahora no sabía si hablaba con él o no. En el principio Katy fue motivada únicamente por dinero, ahora tenía miedo de que alguna vez pudiera perjudicar Piero de alguna manera. Era probable que él nunca fuera a saber la verdad, pero el hecho de que tan pronto como el rompiese con el matrimonio ella tendría que alejarse de él le dolía. De una forma o de otra él terminaría sufriendo y eso la preocupaba. Él era una buena persona, amable, amigo... Ella se había convertido en una verdadera amiga, pero eso no apagaba todas sus acciones o actitudes sínicas que tenía.
Katherine tomó un baño caliente para calmar su mente, al día siguiente pensaría en qué hacer.
Mientras tanto Piero volvió a casa. Puso el coche en el garaje, inclinó la cabeza en el banco, suspiró y luego sonrió. Estaba diciendo la verdad cuando dijo que no sabía qué hacer. Fue sólo un beso y ahora él estaba dudando de sus sentimientos por la mujer con quien se iba a casar. Katherine le encantaba... Ahora aún más. Besando a otra que no era Sophie estaba mal, pero por más que hiciera esfuerzo no se arrepentía, ni se sentía culpable. Había actuado como se sentía, era lo que realmente quería hacer y ya hacía mucho tiempo.
De todo lo más aterrador era no saber cómo estaría frente a Katy de nuevo. Solo ya recordaba este beso increíble, con ella a su lado casi todo el tiempo sería casi imposible ignorar. Simplemente no sabía cómo iba a contener su impulso de besarla otra, y otra, y otra vez...
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¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1
RomanceLo que hice fue algo que duele mucho más que una mentira, algo que hiere mucho más que una apuesta. Piero Barone era un hombre serio y diferente de cualquier otro que he conocido... Prácticamente perfecto. Su único defecto: Se iba a casar y fue cuan...