Capítulo 42

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Katherine tragó la saliva y se puso de pie.

- Con permiso. - Ella dijo con un nudo en la garganta. Nada le dolía, excepto lo relacionado con su padre.

Todos se quedaron sentados y ella fue a la sala de estar. Piero y Bill intercambiaron miradas y Adele tragó la saliva para no responder a Sophie como se merecía.

- Le dije que no quería escuchar groserías de ti, Sophie... - Bill habló enojado. Él iba continuar cuando Piero interrumpió.
- Ella perdió a su padre cuando era una niña... Me siento avergonzado de ti cuando actúas de esa manera. - Piero se levantó y fue a la sala de estar también.

Él llegó allí y Katy miraba el árbol de Navidad. Él se acercó lentamente, se detuvo a su lado y puso las manos en los bolsillos.

- Siento mucho por eso, Katy.
- Todo bien... - Piero se dio cuenta de que su voz era vacilante y una lágrima rodó por su mejilla. - No es necesario que me mires tan preocupado, voy a mejorar. – ella dijo sin mirarlo, pero se dio cuenta por su visión periférica.
- No puedo ni imaginar cómo te debes sentir... Sé que amabas a su padre, aunque nunca hablas de él.
- Supongo que porque nunca superé su muerte. Él era mi héroe ¿sabes? Tenía defectos y era un borracho, pero aun así era el mejor. - Sonrió. – Él sí me amaba.
- ¿Hace mucho tiempo?
- 13 años ayer.
- ¿Ayer? - Le preguntó con sorpresa.
- Sí, murió en la víspera de Navidad. Fue terrible. Fue el verdadero infierno... Me sentí tan desorientada y perdida. Cuando llegué a casa me encontré un regalo con mi nombre en mi cama... Era una camiseta de fútbol americano de nuestro equipo favorito.
- Es por eso que siempre la pones ¿no? - Le preguntó con los ojos llenos de lágrimas. - Es su manera de sentirlo cerca.

Katherine cerró los ojos y cayeron algunas lágrimas. Era la primera vez que Piero la vía así. Era un lado frágil y carente que él nunca había visto... Se sintió triste y encantado al mismo tiempo.

- Podría tener soportado cualquier cosa en esta vida... Perderlo fue la única cosa que me hizo sufrir. Crecí con mi madre y mi padrastro golpeándome. Por eso que echo de menos a mi padre, después de que lo perdí me sentí sola y no conocí más cariño... Debe ser por eso que soy un ser humano horrible.

Piero estaba al lado de Katherine, tomó su barbilla con la mano y la hizo mirarlo a los ojos.

- Escucha bien lo que te diré: no tienes nada de horrible. Eres una chica dulce, amable, inteligente. Tuviste una vida difícil y fuiste obligada a ser fuerte, pero eso no te hace una mala persona. Al contrario. Te admiro, Katy. Soportaste todo con la cara en alto y ahora tienes una vida mejor.

Piero se detuvo frente a ella y le sonrió.

- Sobre el afecto, no existe a nadie en el mundo que pueda reemplazar tu padre ni lo que te hacía sentir. Aun así, espero que sepas que estoy aquí y nunca tendrás que sentirse sola. - Ella sonrió.
- Eres muy importante para mí, Piero.
- Y tú para mí... - susurró sonriendo.

Se abrazaron mientras sonreían. Katherine seguía con los ojos húmedos. Los dos no se separaron por completo, sus rostros estaban cerca que sus respiraciones se mezclaban y se miraron a los ojos durante unos segundos. Piero observaba el rostro de Katy y sus narices se tocaron...

¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora