Capítulo 34

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Otro lunes por la mañana había llegado. Katherine llegó un poco más temprano ese día y decidió tomar su café en la cocina, mientras que miraba una revista, ya que según Adele tenía que aprender más acerca de moda a pesar de tener un gran gusto en la elección de ropa.

Ella dejó la revista sobre el mostrador y pasó unas páginas mientras tomaba un sorbo de café capuchino, se distrajo cuando se asustó por algo inusual. Marlon estaba detrás de ella, estaba atrapada entre él y el mostrador, puso sus brazos un a cada lado de Katy y ella comenzó a sentir que algo estaba tocando su espalda, cuando se dio cuenta de que se trataba sintió náuseas.

- Hola, hermosa...
- ¡Aléjate de mí! – gritó.
- No has aceptado una cita conmigo, ¿ves cómo me dejas?
- ¡Tengo asco de ti!
- No deberías decir esto, amor... - se puso su cabeza junto al oído de Katherine y la mordió.
- ¡Suéltame! - Ella gritó.

De repente ella sintió un tirón y cuando miró hacia el lado vio Marlon tendido en el suelo con la mano en la mandíbula. Frente a ella... Piero.

- ¿Por qué hiciste eso, Piero? - Marlon preguntó sin moverse.
- ¿Aún preguntas? ¡¿Piensas ser poco acosar a una mujer en esta empresa?! - Gritó. - ¡No tienes vergüenza! ¡No mereces solamente un puñetazo!
- ¡Así que golpéame más! - Marlon levantó.
- ¡No! - Katherine sostuvo Piero por el brazo cuando iba a dar un paso. - No hagas eso, Piero.
- ¡Salgas de aquí ahora, Marlon! Tendrás suerte si no acabar delante de un juez.

Marlon se fue enojado y Piero volvió a mirar Katherine, ella suspiró y se apoyó contra la pared.

- ¿Estás bien? ¿Te hizo daño? - Se acercó y levantó la barbilla, obligándola a mirarlo a los ojos.
- Estoy bien... Gracias por ayudarme, Piero.
- Voy a cuidar de él, no te preocupes. ¡Él no pone más los pies en esa empresa!
- Piero, no hagas nada que te arrepentirás, soís amigos y no hizo...
- ¡No! Siempre corrió tras varias mujeres de aquí, la diferencia es que tú lo has rechazado y las otras no... Y no voy a admitir algo así... ¡Especialmente contigo!

¿Cómo qué "¡especialmente contigo!"? ¿Que era más importante que cualquier otra mujer en la empresa?

- ¿Estás seguro?
- ¡Por supuesto que sí! – Afirmó él – Sobre todo porque en uno de los viajes me dijiste que él te buscó y ahora esto. ¡Pero ahora basta! No voy a esperar que él te lastime para tomar medidas...
- Gracias por... Por preocuparse por mí...

Katy comenzó a respirar más rápido y sintió sus ojos húmedos, antes de que pudiera llorar delante de Piero salió corriendo al baño. El hecho de hacer años sin que nadie se preocupara por ella, le daba ganas de llorar, ya no recordaba bien como era eso.

La última vez que ocurrió fue cuando Piero demostró preocupación por el hematoma que tenía en su rostro cuando su padrastro le dio un puñetazo. Katherine se detuvo frente al espejo y se quedó mirando el grifo. Recuerdos de su padre siempre venían en estos momentos, cuando era menor y se hería era siempre su padre que estaba allí, ayudándola con cariño. ¿Por qué ese hombre increíble que había muerto tan temprano? Ella sabía que si él estuviera vivo hasta ahora probablemente habría crecido siendo una persona mejor. Extrañaba su abrazo, cuidado, afecto... Y era algo que nunca tendría otra vez. Y con la llegada del fin de año sólo aumentaba su dolor, después de todo, perder a su padre el día antes de Navidad fue aún más terrible.

Katy secó las lágrimas que caían, pero otras sin permiso se deslizaban por la cara. Tomó un tiempo para controlarse de nuevo. Cuando miró a sus ojos en el espejo Piero le vino a la mente. Esa mirada... Él realmente se preocupaba por ella y sonrió. Salió del baño y Piero estaba cerca esperando por ella, con las manos en los bolsillos y la cara preocupada.

- ¿Estás bien, Katy? Te vi casi... - se detuvo por la sorpresa... Un abrazo. Él sonrió y la abrazó también...

¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora