Capítulo 66

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Piero tomó Katherine de la mano, pero con una cierta agresividad y caminó rápido, casi arrastrándola y la llevó a la oficina de su padre. Antes de pasar en la puerta, la tiró y la hizo pasar a frente, ella dio unos pasos rápidos por casi perder el equilibrio y pronto se apoyó sobre la mesa. Piero cerró la puerta con llave y se dio la vuelta. Ella tragó la saliva cuando vio la ira estampada en su rostro y sus manos comenzaron a temblar.

- Yo ni siquiera sé decir lo que tengo ganas de hacer contigo después de todo lo que acabo de ver...
- Piero, déjame explicarte...
- ¿Qué hay para explicar? - Empezó a gritar. - ¿Después de eso crees que debería dejarte explicar? ¿Explicar qué? ¡Este video lo dice todo!
- No, no...
- ¿Qué vas a decirme? ¿Que esto es todo una mentira? Dime, dime que es una mentira. - Ella se quedó en silencio. - ¡Ni siquiera intentas negar! ¡Tú misma te das cuenta de que no sirve decir nada!
- Piero, por favor, yo...
- ¡Me siento tan enojado contigo ahora ni siquiera quiero tener que escuchar tu voz!
- ¡Basta! - Ella gritó. - Si quieres odiarme, ¡Genial! ¡Hazlo! ¡Me odies, pero antes tendrás que escuchar todo lo que tengo que hablar!... Y si después quieres odiarme entonces voy a entender, te juro que lo haré, pero primero me escucharás.
- Nada que puedas decir me hará olvidar eso, Katherine... - dijo empezando a arrojar unas pocas lágrimas.
- Ya sé de eso. - Murmuró.
- Me enamoré de ti y sólo querías dinero...
- No... - ella respiró hondo. - Cuando su padre me pidió yo me negué, ¡era absurdo! Pero luego, al día siguiente me aparecí con ese gran moretón en mi cuello cuando mi padrastro me golpeó... Así que acepté. Necesitaba ese dinero, tú mismo dijiste que yo tenía que encontrar otro lugar para quedarme. Era la opción que tenía. No voy a negar que al principio me deje llevar por el dinero... Pero entonces empecé a conocerte, empecé a ver cómo eras increíble. Empecé a sentir cariño por ti. Cuando su padre me habló de Sophie y la conocí me di cuenta en el momento qué clase de mujer ella era y pensé que alguien como tú no se merecía alguien como ella como esposa. No te lo merecías.
- Pero alguien como tú, sí...
- No... - ella negó con la cabeza. - Tenía que poner fin a su matrimonio y después me alejaría. Tenías que encontrar a alguien como tú... Alguien para darte todo el amor que te mereces... Conocerla fue lo que me dio estímulo para seguir. Yo haría lo que fuera necesario y así lo hice. Y no me arrepiento de ello.
- Irónico... Las únicas dos mujeres que me interesé en mi vida sólo querían dinero.
- Yo no soy mejor que ella, créeme, lo sé, pero no me compares con ella. No justifica lo que hice, pero me quedaría con lo que tu padre me dio. Ella quería casarse contigo y llevar hasta su último centavo... Todo lo que hice fue por tu bien, Piero.
- ¿Bien? ¿Cómo crees que estoy ahora? ¿Me veo bien para ti, Katherine? - Le preguntó irritado.
- Todo lo que hice fue por ti...
- ¡No me digas eso!

Se acercó rápidamente y ella se asustó, no podía ir hacia atrás por la mesa. Él apretaba las manos como si quisiera hacer esto en su cuello.

- ¿Sabes lo que es peor? ¡Ni siquiera me di cuenta de que todo era una mentira! ¡Estoy enojado conmigo mismo por ello!
- Piero...
- ¿Cómo pudiste hacerme esto? Yo confié en ti... Yo confié en sus palabras. Me encanté por ti, tus besos... Hicimos el amor y tú me engañaste cada vez. Fingiste. Era sólo su plan.
- No Piero, no es verdad...
- Yo tenía todo lo que quería y todavía lo cambié todo por ti. Di mi corazón a ti...
- Piero, me entregué de verdad a ti... Todo lo que pasó, todo lo que hice y lo que dije era todo de corazón.
- No te creo.
- Te juro que es la verdad... Me involucré. Tienes que creer... Porque estoy completamente y locamente enamorada de ti... – él suspiró. - Eso es lo que me dijiste y eso es exactamente lo que yo también siento por ti. Nunca pensé que iba a suceder, pero sucedió. Me enamoré de ti tan rápido y con el primer beso sentí que todo el mundo se detuvo. ¡Me olvidé de ese estúpido acuerdo porque yo quería estar contigo!
- Me tenías en las palmas de las manos. Me dejaste loco por ti, ¡Caí a sus pies! Me enamoré de ti de una manera que ni siquiera yo sé explicarte y ahora me tiraste de un acantilado más grande que todo eso.
- Nunca quise hacerte daño... Te quería para mí y hacerte feliz. Cuando estaba contigo era realmente donde quería estar. Nada en este mundo nunca fue tan bueno como estar contigo, estar en tus brazos, sentir tu afecto. ¡Yo no lo cambiaría por nada!
- No es cierto... - murmuró.
- He cambiado mucho después de que te conocí. Debe ser aterrador imaginar que ahora soy una persona mejor, pero es la verdad. Contigo conocí sentimientos que no tenía ni idea de que existían. Tú fuiste el que me puso nerviosa, que me aceleraba el corazón... Fuiste lo mejor que me pasó en mi vida.

Piero escuchó con la cabeza hacia abajo y derramando algunas lágrimas y Katherine hablaba aun con nudo en la garganta.

- Sé que nada que te diga va a cambiar lo que hice. Yo sé lo terrible que es saber todo, pero aun así yo sólo tuve el valor de hacer todo por ti. Sabía que estaba mal, y seguí por ti... Yo sé que no tengo derecho a pedirte que me perdones por hacerte daño así, sin embargo, te pido con todo mi corazón.
- ¿Crees que es fácil? - Él se acercó de nuevo. - ¿Crees que pedirme perdón será suficiente para reparar tus errores?
- No. – Susurró.
- No quiero oír ni más una palabra. Yo confiaba en ti. Te di lo mejor de mí y me decepcioné de la peor manera... Fui traicionado por mi propio padre y la mujer de mi vida...
- ¡Él sólo quería protegerte!
- Vosotros habéis encontrado la manera correcta de hacer esto... – él empezó a aplaudir. - ¡Enhorabuena! Mis verdaderas felicitaciones, el plan era excelente, nunca sospeché de nada, tú entonces eres una actriz maravillosa, después de todo te mereces ganar un Oscar por tu actuación... ¡Nunca he estado tan impresionado en toda mi vida!
- No me hables así... - susurró. Se detuvo con su rostro cerca al de ella.
- ¿Que querías escuchar de mí? La única cosa que debes esperar de mí es el desprecio, ¡es todo lo que se merece!
- Piero, por favor.
- ¡No tienes derecho a pedirme cualquier cosa! Quiero que salgas de aquí. No quiero volver a verte...
- ¡No me pidas eso!... - unas lágrimas cayeron.
- Tú fuiste fría para hacer todo lo que hiciste, entonces puedes macharte de aquí con el corazón frío de la misma manera como llegaste. Vas a salir de mi camino ahora mismo. ¡No vas a derramar una maldita lágrima! - Ella tragó la saliva. - ¡No te atrevas a llorar delante de mí! A ti te gusta hacer todo en la espalda, por lo que si realmente piensas en llorar espero que lo hagas muy lejos de mí.

Ella asintió y bajó la cabeza. Él se sentó pesadamente en el sofá y ella se dirigió a la puerta, la abrió y se quedó unos segundos. Ella se volvió ya con algunas lágrimas cayendo por sus mejillas, miró a Piero y, y él hizo lo mismo.

- Puedes pensar lo que quieras de mí. Pero en el fondo sabes que no mentí cuando te dije que me enamoré de ti... Me odiarás por siempre, pero yo nunca voy a olvidarte. – Y salió.

¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora