Katy fue a la oficina de Piero y estaba a punto de llamar a la puerta cuando le oyó hablar por teléfono, ella se acercó a la puerta para tratar de escuchar lo que decía.
- Hablamos después Sophie... Yo... Yo sé, pero ahora estoy trabajando. - Sonaba medio impaciente. - Te veo después.
Katherine esperó unos segundos más y abrió la puerta lentamente. Piero tenía la cabeza apoyada en los brazos cruzados sobre la mesa y ni siquiera se dio cuenta de su presencia allí.
- ¿Don Barone? - Levantó la cabeza.
- Lo siento, no te vi ahí... Ven, siéntate, por favor. - Se sentó y cruzó su pierna, a continuación, puso su agenda en la pierna y Piero observaba.
- Lo siento preguntar ¿pero está bien?
- Sí... Es sólo mi novia, creo que ella quiere verme loco con tantas cosas sobre el matrimonio. - Katherine sonrió.
- Con el debido respeto, pero no debería estar... ¿Feliz? Quiero decir, pareces cansado con todo esto.
- Me alegro con todo esto, es que me molesta que ella hable y me llame a mi trabajo varias veces al día para hablar sólo de eso.
- Si quiere puedo desviar las llamadas para que vengan primero para mí, si desea responder a la llamada le paso, pero sí no digo que está ocupado. - Piero se incorporó en la silla, interesado en lo que Katherine dijo y ella se dio cuenta.
- ¿Usted podría mismo hacer esto? - Ella asintió con la cabeza. - Bueno, mi padre tiene mucha confianza en usted y dijo que es discreta, así que voy a aceptar su sugerencia... Pero será nuestro secretito... - abrió una amplia sonrisa a Katherine.
- No se preocupe nadie sabrá Don Barone... Puede confiar en mí con cuántos secretos quiera.
- Es muy bueno saber. - Dijo en un tono de bromas. - ¿Puedo pedirte algo?
- Por supuesto.
- Puedes llamarme sólo Piero... Tenemos prácticamente la misma edad, no necesitamos tanta formalidad. Por otra parte, Don Barone es mi padre, no yo.
- Como quieras, pero hay también que llamarme por mi nombre y no señorita.
- Está bien, trato hecho. - Se rascó la nuca. - Iba a escribir algunas cosas que quiero que hagas por mí, pero Sophie me llamó y... - Hizo una mueca infeliz y un bufido. - Si no te importa esperar un poco...
- No, todo bien.Miró el ordenador, teléfono y la televisión, pronto escribió algunas cosas.
- Me preguntaba por qué me mentiste ayer.
- ¿Acerca de?
- El hematoma... Me dijiste que caíste en el baño, y luego en casa mi padre me comentó que había sido su padrastro... Soy tan confiable como mi padre. - Él sonrió mientras escribía.
- No tengo ninguna duda de eso... Es que parecías preocupado cuando me viste y yo no quería empeorar las cosas.
- Pero a partir de ahora, todo lo que necesitas puedes hablar conmigo también.
- Gracias y yo digo lo mismo.Piero miró rápidamente a Katherine sonriendo sin mostrar los dientes y siguió escribiendo en la computadora.
- ¿Mi padre habló contigo acerca de la reunión en el viernes por la noche?
- Me dijo pocas cosas.
- Será bueno tenerte allí para ayudar, soy muy desorganizado con mis horarios, agendas y esas cosas.
- No creo que será bien como una cena de negocios...
- ¿Por qué piensas eso?
- Es sólo que un restaurante con casino parece ser un lugar con un montón de distracción.
- En primer negocio, después la diversión... - Piero miró y sonó como si tuviera un doble significado. - Le encantará ir allí... Y es bueno acostumbrarse a este tipo de reuniones, participarás en todo... Y por supuesto el señor William no te dije un pequeño detalle... - dijo juguetón. - ...Vas a hacer todas las viajes de negocios con nosotros.
- ¿Todas? - Le preguntó con sorpresa y levantó una ceja.
- Sí, pero ni siempre mi padre irá... A veces vamos a ser sólo nosotros dos.Katherine sonrió y se mordió el labio mientras miraba a la agenda. Sin que ella si diera cuenta Piero observaba cuidadosamente. Ni siquiera se dio cuenta de cómo la última frase sonó con más alegría de lo que debería, pero ella oyó bien la valiosa información que recibió en ese momento, pero prefirió mantener para sí sus pensamientos. Su "misión" había comenzado mejor de lo esperado.
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¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1
RomanceLo que hice fue algo que duele mucho más que una mentira, algo que hiere mucho más que una apuesta. Piero Barone era un hombre serio y diferente de cualquier otro que he conocido... Prácticamente perfecto. Su único defecto: Se iba a casar y fue cuan...