Capítulo 14

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Piero pasó la mañana durmiendo, despertó era casi la hora del almuerzo. Se duchó y se puso una ropa cómoda, su intención hoy era quedarse en casa sin hacer nada más que simplemente tumbarse en el sofá para ver la televisión o jugar videojuegos, no quería hacer esfuerzo con nada.

Bajó las escaleras y se iba a la cocina cuando una voz lo detuvo.

- ¡Amor! - Sophie gritó poniendo sus manos en sus caderas y se volvió. - ¿A dónde vas?
- En la cocina...
- ¿Dónde estuviste anoche? ¡Te he llamado varias veces!
- Le dije que tenía una reunión, Sophie.
- Te extrañé bebé...

Ella se acercó y rodeó sus brazos en el cuello de Piero y le dio un ligero beso. Ella no sabía, pero él odiaba ser llamado de esa manera. ¿Por qué no llamaba de amor o cariño? Para él, este "bebé" era como decir que él no era un hombre.

- ¡Planeé tantas cosas para hoy Piero! – dijo Sophie emocionada.
- Quiero quedarme en casa.
- ¡No! ¡Quiero salir!
- Puedes ir con mi hermana o sus amigas, ¡me quedaré en casa!
- ¿Por qué? ¡Yo quiero estar contigo!
- Tuve una semana agotadora, la semana que viene será aún peor, así que sólo quiero tumbarme en el sofá para ver la televisión y permanecer allí. Eso es todo...
- ¿En serio que vas a cambiar su novia por el fútbol?
- No hagas eso Sophie, sólo quiero relajarme...
- Bueno, entonces voy a estar aquí todo el día. - Ella enganchó su brazo con lo de él y se fueron a la cocina.

Sin que Sophie si diera cuenta Piero resopló. Ella era una gran chica, dos años más joven que él. El pelo era teñido de un tono de rubio que destacaba la piel blanca y ojos azules. Siempre llevaba tacones altos, maquillaje y delicados vestidos con estampados de colores y flores, Sophie era siempre femenina de una manera muy delicada. Cuando iba a la casa de Piero, lo que pasaba todos los días y durante varias horas, ella estaba con su suegra. Todos en aquella familia la amaban, excepto William y la hermana menor de Piero, Adele, que no se acostumbraba a ella.

Después de comer Piero se fue a la sala de estar y encendió el televisor en el canal de deportes. El partido de fútbol estaba empezando y Sophie decidió "ver" también, pero no le gustaba cualquier deporte. Después de 15 minutos ya estaba mirando enojada al juego y Piero estaba de brazos cruzados y sólo parpadeaba y respiraba.

- Sabes Piero, quiero que me ayudes a elegir algunas cosas de la boda. - Él no se movió. - Hay algunas toallas de mesas y unas servilletas hermosas, pero no sé si quiero blanco, melocotón o crema y... - ella bufó. - ¡Piero! - Ella gritó.
- ¿Qué? - Gritó y miró a ella con "cara de pocos amigos".
- ¡Quiero que me ayudes a elegir!
- ¡Yo no quiero elegir nada ahora Sophie! ¡Quiero ver el juego!
- ¡Al infierno este juego! ¡Eres mi novio me tienes que darme atención!

Piero se levantó del sofá, apagó el televisor, jugó el control en el sofá con fuerza y miró enfadado a ella. Se fue al vestíbulo con ella lo siguiendo y gritando preguntando a dónde él iba. Piero tomó las llaves del auto y se fue antes de que pudiera llegar a él.

Dirigió a un bar donde siempre iba con su padre desde que tenía alrededor de 16 años para ver el partido. Amaba a Sophie, por eso le había pedido para casarse con él, pero oírla hablar de ello todo el tiempo lo estaba volviendo loco. Antes quería dejar el trabajo y volver a casa para estar con ella, ahora prefería trabajar horas extras en la empresa para no tener que escucharla, y gracias a los desvíos de llamadas que Katherine había hecho, Piero apreciaba aún más estar en la oficina.

Más tarde regresó a su casa y Sophie seguía allí, se quedaría a cenar por invitación de su madre, Teresa. Piero sabía que estaba enfadada, ¿cómo sabía? Ella no estaba hablando. Eso era un milagro. Cuando Sophie estaba enojada con algo, ella no abría su boca y en su interior, Piero estaba contento con eso. Durante el resto de la noche él pudo hacer lo que quería y que era el plan original: nada. No era tan tarde cuando se fue a dormir, pero quería aprovechar, así que se fue a la habitación sin hablar con nadie de su familia y minutos después de acostarse, ya estaba en el mundo de los sueños.

¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora