Capítulo 9

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- Creo que acabamos de ver a su familia en la televisión. - Dijo Bill.
- Es probable, estaba lleno de reporteros y policía en la casa ayer.

Bill y Piero intercambiaron miradas. Ella no parecía enojada o intimidada por el comentario del jefe.

- Es bueno saber que usted es honesta con lo que haces y admite sus actitudes... Si cualquier otro empleado aquí en esta empresa apareciera en las noticias por algo así estaría asustado de tener que sentarse frente a mí y admitir la verdad. - Bill rió.
- Su valor y la creatividad son admirables señorita Katherine. - Piero dijo y los dos se miraron sonriendo. - Definitivamente no es el tipo de mujer que alguien podría querer como enemigo...
- No se me ocurriría mejor manera de delatar un traidor. - Bill dijo y luego suspiró. - ¿Preparada para trabajar hoy?
- Sí señor... - dijo con una sonrisa.
- ¡Genial! Hoy va a ser difícil... Agenda apretada. Usted puede ir a su escritorio, voy a organizar lo que yo quiero que haga primero y luego te llamo.
- Voy a estar esperando. - Ella se puso de pie.
- Hoy usted asume las funciones como secretaria de Piero también. ¿Cree que podrá? Habrá muchas cosas.
- Voy a hacer mi mejor esfuerzo. - Sonrió. – Permiso.

Katherine salió y Piero se acercó a su padre.

- Pensé que ibas darle un sermón...
- Yo no haría eso... Me gusta esta chica, ella me sorprende, tiene una personalidad difícil.
- Me di cuenta... Eso asusta.
- Sólo tienes que aprender a lidiar con ella.
- Esto no parece ser una tarea fácil. Espero no tener problemas con ella ahora que es mi secretaria también.
- Estoy seguro de que serás capaz de trabajar muy bien con ella. Katherine es atenciosa, detallista y perfeccionista. Es una gran profesional. - Piero sonrió.
- Yo no me recuerdo de haber escuchado decirte algo así de la última secretaria.
- No fue en vano que yo la despedí Piero. - Se rieron.
- Me voy a mi oficina... - Bill asintió.

Piero salió de allí y pasó por el escritorio de Katherine. Hizo una pausa y pensó por un segundo y decidió volver para hablar con ella.

- ¿Usted cree que tendrá algún tiempo para ayudarme con algunas tareas de hoy señorita Katherine?
- Sí, Don Barone.
- Bueno, entonces cuando pueda yo estaré esperando por ti en mi oficina.
- Sí señor.

No tardó más de diez minutos y Bill llamó Katy. Una lista de algunos temas más urgentes que tendría que hacer lo antes posible, llamar a algunos socios y nuevos clientes, después de todo, las reuniones no se marcaban solas. El resto podía hacer durante todo el día.

Ella iba salir de la oficina de su jefe, pero Bill llamó de nuevo.

- ¿Katherine?
- ¿Sí? - Se dio la vuelta.
- Mark me dijo que encontró un apartamento.
- Sí... Y usted tenía razón, él es un buen profesional.
- ¿Y te gusta el lugar?
- Creo que me enamoré después que me pasé por la puerta. - Se sonrieron.
- Me alegro por ti... Pero bueno, lo mejor es dejarte trabajar ahora. Sólo haga las llamadas que te pedí entonces usted puede ayudar a mi hijo si él necesita, el resto va haciendo cuando pueda.
- ¿Cualquier otra cosa Don Barone?
- Da prioridad a las cosas que pide Piero ¿sí?
- Como quiera. Permiso.

Katherine salió y cumplió todo lo que él le había pedido. Al mediodía salió a almorzar como todos los demás, pero unos minutos antes de comenzar el turno de la tarde otra vez ella ya estaba en la empresa. Terminó de comprobar los correos electrónicos y algunas correspondencias y pasó unos minutos distraída. Entonces sonó el teléfono, era Piero llamando para ir a su oficina. Katherine colgó y sonrió.

- Que comiencen los juegos... - dijo en tono de broma agarró su agenda y se dirigió a su habitación.

¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora