- Podemos ir allí sólo si quieres, por supuesto. – dijo Katy y Piero se quedó un poco pensativo.
- ¿Por qué no? - Ambos sonrieron. - Voy a ver si mi padre necesita algo más y luego nos vamos.
- Bueno.Katherine sonrió y continuó sus actividades. Esperaron hasta todos los empleados salieren y luego se dirigieron al coche directo a su apartamento. Ella buscó las llaves en el bolso, abrió la puerta y encendió la luz.
- Puedes poner los papeles sobre la mesa de café o de cena, en la que deseas. - Piero asintió.
Se sentó en el sofá mientras ella fue por un pasillo que él supuso que era para la habitación. Ella pronto pasó por la sala de estar, ya sin la chaqueta y sin los tacones. Piero se dio cuenta de que era más bajita de lo que parecía, eses tacones sin duda hacían alguna diferencia, pero todavía era hermosa con la camisa de seda azul y una falda hasta las rodillas, ella sabía ser elegante y algo sexy sin ser vulgar.
En ese momento algo "malo" comenzó a cruzar la mente de Piero. Katherine era femenina tanto como Sophie, pero su novia vestía ropa que él odiaba, siempre con flores y rosa, demasiado suaves. Ellas tenían la misma edad, pero cerca de Katherine, Sophie podría parecerse a una niña. Katherine en vez, llevaba ropas más serias y sin nada estampado, pero la hacía lucir hermosa... Incluso más que Sophie. Ella sí era el tipo de elegancia que Piero apreciaba en una mujer, aunque ella no supiera.
Piero salió de sus pensamientos con cara de culpabilidad cuando Katherine entró en la sala y se sentó junto a él.
- Llamé al restaurante de comida tailandesa, traerán la comida pronto. - Ella sonrió.
- No tenías que molestarse.
- No es molestia...
- Debes pensar que estoy demasiado delgado. - Él sonrió y ella soltó una carcajada.
- Tú estás bien así... Es sólo que nadie funciona bien con hambre. Y mi padre siempre decía que no tiene nada mejor que hablar y comer.
- Estaba en lo cierto. Aun así, creo que me acostumbrarás muy mal.
- Ya me dijiste eso. - Ella sonrió mientras organizaba unos papeles. - Sólo que no entiendo por qué.
- Es que te das cuenta de ciertas cosas... - miró confundida. - Cómo puedo explicar... Bueno, es la segunda vez que vengo aquí y tratas de hacerme sentir cómodo, en la empresa haces tareas que yo ni necesito preguntarte y prestas atención cuando te explico las cosas y me doy cuenta de eso.
- Me ayudó un poco, pero todavía estoy confundida.
- En mi casa no tengo nada de eso, ¿entiendes ahora?
- ¿En su casa con quién? Sus padres, hermana...
- Novia... - hizo una mueca. - Ella no se preocupa mucho acerca de lo que quiero... - bufó. - Oh, lo siento, yo no debería estar molestándote con esto.
- ¡No! Sabes que no voy a decir a nadie, será un asunto entre nosotros y si esto te hará sentir mejor obviamente me puedes decir.
- Bueno, Sophie es hermosa y amorosa. Me gusta mucho. Es sólo que a veces tengo la sensación de que ella no le importa si hay algo que me molesta o no. Creo que ella no sabe la mitad de las cosas que me gusta hacer.
- ¿Es en serio esto? - Le preguntó con sorpresa.
- Sí... El sábado tuve que salir de casa porque ella tuvo un ataque porque yo quería ver el fútbol. Ella quiere que cuando nos casemos me va a vivir en su apartamento, pero todo ese lugar tiene algo de color rosa, es como entrar en la casa de Barbie... - Katherine estaba tratando de contener la risa sin mucho éxito, estaba entre sentir lástima o incredulidad. - Vas a herir mis sentimientos si sigues riendo de mi situación. - Dijo divertido.
- Lo siento... No es de tu situación que me estoy riendo es tu novia... Sin ofensa, es que no me aguanté la parte de la casa de Barbie.
- Yo quería que fuera una broma, pero es en serio.
- ¿Por qué no hablas con ella sobre eso?
- Ella sólo escucha lo que quiere... - Piero dijo moviendo sus hombros.
- Lo siento por preguntar, pero no puedo entender. Si te enojas con más de la mitad de las cosas en tu relación, entonces ¿por qué le propuso matrimonio?
- Bueno, yo... - sonó el intercomunicador.
- Debe ser de lo restaurante, ya regreso. - Él asintió con la cabeza.Después de que Katherine regresó, ella puso la mesa y sirvió Piero. Y él no recordaba si Sophie ya había hecho eso, tal vez cuando empezaron su noviazgo hace más de tres años. Siempre que Katherine hacia algo y le gustaba, su mente desviaba automáticamente a su novia para recordar si lo había hecho nunca. ¿Por qué estaba comparando ellas? ¿Por qué? Él no sabía cómo ni podía detenerlo.
Después de la cena los dos hicieron un poco más de trabajo y hablaron de sus vidas. Katherine era agradable para hablar, la gente sentía confianza para hablar de temas íntimos plenamente con ella. Piero no sabía nada de lo acuerdo entre ella y su padre, pero la verdad era que la mayoría de las veces Katherine ni siquiera recordaba eso. Ella se mantenía ocupada en convertirse en una amiga y algo más, hacía todo lo que hacía por espontaneidad, excepto algunas preguntas estratégicas, pero no había duda de que era un hombre interesante, eso hacía su esfuerzo menor.
Fue después de las 9:30 pm, cuando Piero fue a casa y Katherine se fue bañar. Decidió relajarse viendo la televisión y luego se fue a dormir.
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¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1
RomansaLo que hice fue algo que duele mucho más que una mentira, algo que hiere mucho más que una apuesta. Piero Barone era un hombre serio y diferente de cualquier otro que he conocido... Prácticamente perfecto. Su único defecto: Se iba a casar y fue cuan...