Durante la noche Katherine se ocupó con lo que era parte de su venganza. Más tarde, cuando todo el mundo estaba dormido, ella salió de la habitación. Necesitaba comer y bañarse, pero por su seguridad cerró a llave la puerta de su habitación de nuevo y luego puso una silla bajo el pomo de la puerta de la habitación donde dormía el padrastro y su madre, en caso de que tratase de salir de allí para amenazarla.
Katy hizo lo más rápido que podía, no tomó más de 20 minutos. Luego retiró la silla de la puerta y volvió a su habitación, donde se puso la cómoda como barrera en la puerta de nuevo. Se miró en el espejo y vio cómo su rostro estaba. Ese enorme moretón en el lado izquierdo de la cara, de la mandíbula subiendo hasta cerca de la oreja, sería difícil de cubrir para ir trabajar. Además, estaba totalmente dolorido.
Al día siguiente se despertó más temprano que de costumbre, ella arregló todo lo que necesitaba y se preparó. Decidió no comer el desayuno, podría hacer eso en el camino al trabajo. Ella bajó. Su madre, hermana y su padrastro se encontraban en la cocina desayudando, ella pasó directamente y sin mirar, y no vio cuando Eric respiró hondo pensando que estaba a salvo.
Katherine cruzó la calle y abrió la bolsa, mientras miraba enojada a su casa, sacó un paquete de alrededor de 200 hojas. Cogió unas cuantas a la vez y las echó en el aire y se extendieron a lo largo del suelo. Lo hizo durante varios metros y el viento también ayudó a dispersarlos. Algunas personas que pasaron por ella y agarraron una hoja se escandalizaban. Allí, en esas hojas, estaban la imagen de su padrastro con su amante, sorprendidos durante el sexo. Todas las familias en el barrio se conocían entre sí y sería un escándalo nunca visto en sus vidas.
Ella se fue a trabajar después de comprar una taza de café y un bocadillo para comer más tarde. Ella optó por ir a la cocina y logró pasar sin llamar la atención de unos pocos empleados que habían llegado, ya que no era todavía ocho horas. Cuando llegó allí tuvo una sorpresa.
- ¡Buenos días señorita Bradley! - Piero dijo con una gran sonrisa en su rostro y tomó un sorbo de café.
- Buenos días Don Barone. - Se puso las cosas en el mostrador y empezó a revirar su bolsa.
Piero estaba apoyado en el mostrador frente a lo que estaba Katherine y la miró. Ella no era la mujer más hermosa que había visto en su vida, pero sin duda era muy atractiva. En uno de sus movimientos, su pelo se deslizó hacia atrás, dejando aquel gran moretón aparecer y Piero lo vio. En el mismo momento él dejó su café, se puso cerca de ella y la hizo girar. Los dos estaban de frente y sacó su pelo suavemente e inclinó su cuello hasta el otro lado.
- ¿Quién te hizo esto? - Le preguntó horrorizado.
- Nadie. - Ella respondió rápidamente cubriendo la herida de nuevo. - Fue sólo un accidente.
- ¿Cómo ha ocurrido?
- Me estaba duchando y resbalé, golpeé mi cara en el grifo de la ducha.
Piero estaba confundido entre creer o no. Ella siempre había sido una gran mentirosa, mentía con una facilidad absurda y convincente.
- Tu hematoma es feo. ¿Fue al médico?
- No, no fui. - Respondió con calma.
- Te puedo llevar ahora si quiere...
- Gracias Don Barone, pero no hay necesidad.
- Como quiera... Pero si cambia de opinión puede hablar conmigo y yo te llevaré.
- Le agradezco su preocupación. - Ella dijo sonriendo un poco.
Katherinesalió de la cocina y se dirigió a la oficina de su jefe que estaba al otro lado de la amplia planta. Mientras lo hacía, sus ojos se llenaron de lágrimas, no sabía si era el enojo por Eric, si estaba cansada de la vida que tenía o si era por Piero. Después de que su padre había muerto nadie más había demostrado preocupación por ella.
Ella llamó a la puerta de la oficina de su jefe y entró rápido, el señor Barone dio un pequeño saltito en la silla, cuando él la miró sus ojos se convirtieron en la misma preocupación que Piero había tenido.
- Don Barone...
- ¿Qué ha pasado con usted Katherin?
- Tengo que salir de mi casa, necesito dinero... Si su propuesta sigue en pie, así que yo aceptó...
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¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1
RomanceLo que hice fue algo que duele mucho más que una mentira, algo que hiere mucho más que una apuesta. Piero Barone era un hombre serio y diferente de cualquier otro que he conocido... Prácticamente perfecto. Su único defecto: Se iba a casar y fue cuan...