Capítulo 23

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Los dos entraron a sus habitaciones. Katy sólo sacó el vestido y puso su camisa de nuevo para dormir, después en lo baño iba resolver el grave caso de lo "panda", se arrojó sobre la cama y la forma en que se tumbó, durmió;
Piero también sólo se quitó la ropa y se quedó dormido en ropa interior, tenía solamente una hora para dormir y quería perder unos segundos poniendo el pijama.

06:30 la alarma comenzó a sonar y los dos se levantaron y se arreglaron. Bill, Diana y Marlon ya estaban en el pasillo, bajarían todos juntos. Cerca de las 7 horas Katherine salió de la habitación y poco después Piero también apareció allí. Ambos parecían haber combinado lo que iban a hacer, ya que llevaban gafas de sol. Los dos eran serios y callados, que era raro.

- ¿Todo bien con ustedes? ¿Por qué gafas de sol si no estáis afuera todavía? – preguntó Bill.
- Me han dicho que el sol aquí es muy fuerte, papá. - Ella asintió con la cabeza para confirmar y se fueron al ascensor.

El hecho era que los dos estaban con terribles dolores de cabeza, no habían bebido más de una copa cada uno, pero el tiempo de sueño era lo que estaba matando a los dos, además de lo cansancio que no se había ido. Las gafas de sol no eran más que un pretexto para ocultar las ojeras que tenían en sus caras, que ni el maquillaje de Katherine logró borrar, sólo suavizar.

Durante las grabaciones Piero y Katherine se quedaron más lejos, estaban allí sólo si fuera necesario ponerse en contacto con alguien. Diana y Marlon fueron quienes se encargaban de esa parte en la empresa, y eran muy activos esta mañana.

Bill se dio cuenta de que los dos estaban cansados, a veces parecían estar dormitando de pie y varias veces vio Katherine masajear la cabeza. No podía ser una coincidencia los dos en este estado ya que estaban bien después de la cena en la noche anterior. Fue hablar con los dos, que estaban en una mesa frente a la piscina, cada uno con un vaso de jugo de naranja, ya sin gafas de sol y cara de velorio. Se detuvo junto a la mesa con las manos en los bolsillos y sonrió.

- ¿Qué pasó con ustedes dos hoy? No estáis normales. - Piero miró.
- Estamos cansados, Don Barone. – ella dijo.
- Estabais bien la última vez que los vi ayer.
- Es que pasamos la noche juntos... - Piero dijo inocentemente, Bill abrió los ojos y Katherine se ahogó con el jugo. - ¡No! En los casinos, papá. ¡En los casinos! - Se corrigió.
- Ustedes sabíais que tendrían que levantarse temprano, no estáis de vacaciones, pero trabajando.
- Sí, señor. - Dijeron juntos.
- Esta vez voy a relevar... - dijo Bill con calma. - Mañana los quiero en buenas condiciones. Podéis ir a dormir.

Los dos se miraron y levantaron de sus sillas a la vez. Bill sonrió y negó con la cabeza. Y si acordó que otra hora tenía que hablar con Katherine para ver si todo iba bien.

*****

- Unos días más tarde -

- ¿Me llamó, Don Barone?
- Sí, Katherine. Adelante, por favor.
- Lo siento por tardar, yo estaba en la sala de archivos.
- No hay problema. Tenemos que hablar.
- Esta frase nunca es buena. – Él se rió.
- No, en realidad sólo quería saber cómo van nuestros planes.
- Honestamente, estoy mejor de lo que imaginaba. Piero es muy reservado, él habla de Sophie, o más bien, en varias ocasiones se ha quejado de ella.
- ¡Muy bueno! Esto le ayuda a saber qué no hacer.
- Hay cosas ahí que no iba a hacer de todos modos. – Él soltó una carcajada.
- Estoy pensando en una cosa desde que regresamos de viaje. No me parece el tipo de persona que tiene miedo de enfrentarse a otra mujer.
- Tiene razón, no tengo miedo.
- ¿Cree que puede ayudarme a provocar Sophie? Hacerla mostrar ese lado de loca que ella esconde.
- ¿Cómo podría hacer eso?
- Usted puede empezar a ir a mi casa...

¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora