Capítulo 63

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- Yo quería amanecer más días así... - Katherine ​​dijo y Piero rió. - Tenemos que arreglarnos o llegaremos tarde al trabajo.
- ¿Estás segura de que quieres ir? Te quedaste sólo dos días en casa.
- Yo quiero ir.

Katy se desperezó entre las sábanas. Se sentó en la cama y Piero miró sonriendo ella de espalda con ese pelo largo. Era la mejor vista que tenía en años observándola con la espalda completamente desnuda. Trató de levantarse, pero él la tiró tumbándola en la cama y la besó. Poco después ella se fue riendo para tomar una ducha.

- ¡Mira quién está de vuelta! - Bill exclamó contento cuando ellos llegaron a la empresa. Él la abrazó. - ¿Cómo te siente, Katherine?
- Bien ¿y usted?
- Bien... ¿Y tú Piero? No te vi llegar a casa ayer. - Sonrió avergonzado. - Eso es gracioso ¿no? Usted no viene a trabajar y mi hijo desaparece, las coincidencias son enormes aquí...

Bill se volvió y se dirigió hacia su oficina, Piero y Katy se miraron avergonzados.

- Voy a hablar con su padre después te ayudaré.
- No tardes mucho... – dijo él en tono de broma.
- No lo haré. - Entró en la oficina del jefe. - ¿Tiene un minuto?
- Por supuesto. Siéntate.
- ¿Usted ya depositó el dinero en mi cuenta?
- Todavía no, ¿por qué? Si usted lo necesita puedo depositar.
- No, no es eso.
- ¿Entonces?
- No quiero el dinero.
- ¿Qué? ¿Cómo no quiere?... Era parte de nuestro acuerdo, Katy.
- Lo sé, pero no quiero su dinero, o al menos no más... El otro millón que me dio cuando hicimos el trato, no tengo manera de devolverlo a la vez entonces yo haré de manera gradual.
- ¡No entiendo! ¿Por qué quiere devolver? Este dinero es legítimamente suyo, hizo lo que le pedí, es tuyo.
- No puedo aceptar. - Ella suspiró. - Tenías razón cuando dijo que en el momento cierto iba a saber qué hacer. Así es... No me importa el dinero, me preocupo por Piero.
- Se enamoró mismo de él, ¿no? - Ella dejó escapar un suspiro y sonriendo con lágrimas en los ojos.
- Nunca pensé que esto iba a pasar a mí... Pero creo que no hay otra explicación, sólo quiero estar con él todo el tiempo y verlo feliz... Hacerlo feliz. Lo que siento por él me hizo cambiar, ahora veo que el dinero no es todo, ¡No es nada! Nada comparado con lo que empecé a sentir a su lado... Entonces sí, me enamoré.

Bill se levantó y la abrazó e Katherine incluso derramó algunas lágrimas.

- ¡Espero que sean felices juntos!
- Gracias, Don Barone.
- ¡Bill! Para ti es Bill.
- Siempre se me olvida... - ella se rió.
- Sabes Katherine, estoy orgulloso de ti. Su padre estaría muy orgulloso de ti.

Él la abrazó de nuevo. Después ella fue a la oficina de Piero. Sus ojos eran todavía un poco rojos y ella lo abrazó.

- ¿Qué pasó?
- Nada Piero... Estoy feliz.
- ¿Por qué?
- Porque yo estoy contigo... Eres justo lo que necesito.

¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora