Si mi padre fuera un poco más minucioso con el Monte Carlo, me mataría. Resulta que con el pasar de los meses, el auto ha sido sutilmente modificado, por... ella. No son cosas grandes, pero lo suficientes para saber que ella es la autora. Por ejemplo, el asiento está ajustado para ella porque casi nadie más es copiloto. Sus audífonos están justo al lado de mi cable USB del teléfono para escuchar su música cuando a veces está esperando sola, o cuando no quiere hablar conmigo. Compra ambientador con olor cada mes para que siempre huela a menta floral y estoy muy seguro de que se le perdió una media entre los asientos cuando estaba apurada y tenía que ir de vestimenta deportiva a formal y no había ningún baño cerca.
Ya sea por una cosa o la otra, siempre que voy manejando y no estoy con ella, la recuerdo.
─Bueno, la película de Víctor puedes imaginártela. Se pasó de idiota. Lo siguiente es que estoy tan enojada, que fui a hacer vida social. El chico es que con el que...
─El que te tiraste.
─Gracias. Bueno, él y yo ya nos habíamos conocido un par de semanas atrás porque María José me invitó a un bar y bueno, tuvimos una historia pequeña. Sólo besos. Volvimos a hablar y entre risa y risa, terminamos en la cama. No sabía que era tan fácil.
─Siempre te enfocabas en las personas incorrectas y le ponías mucho romance. Por eso nunca funcionó con los otros.
─¿Verdad que sí? Entonces, nos divertimos, eh─ carraspeó─, bastante y cuando salí, estaba todo ese drama de la botella. Como este tipo...
─¿Tiene nombre al menos?─ la interrumpí, y me le reí.
─Claro que sí, pero no es relevante. Bueno, él tenía que estar de mi lado y los defendió, pero no de la bondad de su corazón.
─No es tonto, quería seguir tirándote.
─Exacto. Podrías referirte de mí de una manera menos tosca, ¿te parece?
─Alba, estamos grandes. Tampoco es que estuvieras haciéndole el amor.
─Ya... bueno. Salimos a comprar el trago más barato que existe, ya sabes, ese que tomas con recelo porque puedes terminar intoxicado y al borde de la muerte y Víctor se quedó en casa y me pidió que me quedara con él. O sea, pretendía que yo fuera la puta que se tiró a dos hombres el mismo día. Yo no estaba enojada con él, sólo no me parecía una buena idea permanecer en la misma habitación juntos. Además nadie me dijo si había tenido algo con la tipa esa y preferí evitarme cualquier problema.
─Fue prudente.
─Lo sé. Luego recibí un mensaje de Víctor, reclamándome por haberme ido y antes de eso, una serie de mensajes rogándome porque no cometiera un error.
─Claro que no pudiste leerlos porque no cargabas tu teléfono contigo.
─Exacto.
─Los leí. Lo de Víctor diciéndote que el tipo era muy poca cosa para ti.
─¿Tú qué?
─Me entró curiosidad. Estás siendo sincera conmigo. Supongo que debería devolverte el favor.
─Desde luego. El asunto es que regresamos a casa a seguir tomando y luego subimos por otro... round. Otros. Amanecimos. Fue lindo, en realidad.
Dijo, con un rubor en las mejillas, mientras se escondía detrás de su taza de café.
─Bienvenida a mi mundo.
─Cuando bajamos, Víctor estaba dormido en un sofá y el otro primo estaba en la terraza, en coma. María José y su ex en otra habitación, acurrucados. Entre que todos se levantaron y fue la hora de irse, intercambiamos número y todo eso. Mi amiga fue a dejarlos a tomar el bus, pero luego me di cuenta, y muy tarde de que los terminó yendo a dejar a sus casas y yo estaba atrapada en esa casa, con Víctor.
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Otra forma de musas imperfectas (TERMINADA)
RomanceEsto no es sobre ella. Ni siquiera es sobre mí. Creo que es sobre las partes incompletas, las cosas que no se encuentran, la poesía y musas imperfectas.