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Era viernes al fin. Al fin se terminaba esa terrible semana. Al fin al día siguiente tendría mi Monte Carlo de regreso, además de la salida que mis amigos me habían prometido. Así que era viernes y yo estaba feliz, considerando lo tensos que habían sido para mí los últimos días.

─Socio, me alegra que todo se haya arreglado en su problema.

─Me das trabajo para que te crea.

─Socio...

─Algo que no mencioné, fue que Paulina me mostró la linda conversación que tuviste con Benjamín. Gracias por venderme, es justo lo que se necesita de un amigo.

Mostrar indignación, especialmente si hiciste algo peor y nunca se sabrá.

─¡¿Estás loco?! Socio, yo intenté despistar a Benjamín, lo juro.

Sacó su celular presurosamente y buscó la conversación en cuestión. Manipuló el cursor y me mostró.

Era el mismo mensaje que ya había leído antes. No había sido manipulado. Pero yo no era ningún tonto y sabía perfectamente lo que pretendía hacer.

─¿Qué es lo que estoy viendo?

Diego frunció el entrecejo y re leyó la conversación. Como percatándose de que algo no iba bien.

─S-socio. Ya sé que no me vas a creer, pero lee el contexto de la conversación. Yo estaba de tu lado, pero sabes que valgo verga escribiendo. Si le quitas el "no", ¿qué dice? "Yo no puedo asegurarte que haya pasado algo entre Julián y Paulina. Si tienes tus dudas deberías preguntarle a ella personalmente". Socio, estaba enojado, pero no llegaría tan lejos. No te haría eso.

Le daba el beneficio de la duda, pero no le creía toda la historia. Aún si se hubiera equivocado, me costaba creer que hasta ahora se hubiera dado cuenta. De seguro se percató antes, pero había decidido dejar el malentendido desenvolverse solo, de tal forma que él pudiera lavarse las manos. Estaba hablando con un experto en la manipulación y parecía que aún no se daba cuenta.

─Ya socio. Dejemos esto de ese tamaño. Lo bueno es que pude solucionarlo.

Yo solo. Sin tu ayuda. Hijo de perra.

─De todas formas, si te causé algún problema, no fue mi intención.

─Ya lo sé.

Todas las semanas íbamos al hospital al menos una vez cada dos días. Y si me he tomado la molestia de recordar cada vez en esta semana en particular, es porque todas han ido relevantes. Más en esta ocasión. Donde todo, de repente, colisionó.

─Te dije que no puedes ir por la vida contándole todo a Diego. Mira, no le bastó con decírmelo a mí.

─Ya Alba, ya te dije que lo pude solucionar. Además, él no es tan mala persona. Salvo por esto, siempre se ha comportado como un buen amigo. Se merece otra oportunidad.

─Es que no entiendo cómo puedes estar tan tranquilo. No sé qué pudiste haberle dicho a ese tipo, que no haya tenido tres neuronas bien puestas para comprender que era falso. Como todo lo que haces y dices.

¿Por qué le molestaba tanto que me salieran las cosas bien?

─Fue sencillo, en verdad. ¿Recuerdas que te hice notar la cantidad de hombres con los que Paulina coqueteaba?

─Y de los que no me había dado cuenta.

─Ya, pero eso no es novedad, que no te des cuenta. Bueno, digamos que le dejé muy claro a Benjamín que no soy motivo de preocupación, sino ellos. Me agradeció el consejo, me dio un besito y ahora me admira. Como lo predije.

Otra forma de musas imperfectas (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora