Capítulo 30

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Admitía que estaba nervioso. Y no nervioso porque fuera una cita (claramente no porque se trataba de mi madre) pero sí me causaba inquietud que un tema recurrente en nuestra mesa fuera Lisa.
Mi hermana mañana estaría cumpliendo trece años, y el usar "ría" sigue causando en mí un nudo en la garganta. Mamá y yo habíamos sido los que más vulnerables emocionalmente habíamos quedado después de su muerte. Era cierto que ya habían pasado tres años, pero ¿podría alguna vez dejar de sentirme abrumado por su partida? Sabía que la respuesta era negativa.

Llegamos al restaurante, y nos sentamos en una de las mesas que quedaban cerca de un ventanal de costado. Mamá dejó su chaqueta apoyada en su silla, y yo dejé la mía puesta. El mesero llegó en pocos minutos con las cartas, y le exigí a mi madre que pidiera lo que se le antojara... Me sentía tranquilo, y por qué no, feliz... A pesar de que mañana sería un día bastante oscuro para nuestras vidas.
Conversamos de muchos temas a la vez: de lo que hacíamos cuando estábamos lejos el uno del otro, de mis amistades, de chicas, de cómo no me gustaba estar en relaciones, de las vacaciones, las películas, e incluso en un momento tocamos de manera muy superficial mi niñez. La cena concluyó, y salimos del lugar en compañía de la clásica música ambiental de piano. El camino a casa estuvo lleno de risas y silencios "necesarios" o no incómodos. Cerca de las once de la noche llegamos a casa y nos pusimos de acuerdo con la visita de mañana.

A las tres de la tarde en el cementerio.

-
Obviamente Derek canceló la cita, pero si era sincera, ya no me importaba demasiado.

Viernes.

Anoche Abie me había mandado un mensaje recordándome sobre la fiesta que habría hoy, y a la vez insistiendo en que deberíamos ir, y yo...con mucho gusto confirmé mi asistencia.

Me levanté con pereza y esta se duplicó al mirar la calle...las nubes inundaban prácticamente el cielo y el viento resoplaba con bastante fuerza; me decidí por un abrigo verde musgo y abajo un sweater café claro, unos jeans negros, y unos botines del mismo color. Me duché, me vestí, cepillé mi cabello y lo dejé suelto. Bajé a tomar desayuno, lave mis dientes y al escuchar la bocina de Abie salí de casa lista para el último día de la semana.
Le expliqué a Abie mi plan para hoy, que sería dejarle en claro a Derek que ya nada más que una amistad quería con él y ella me apoyó incondicionalmente. Admito que me daba algo de pena en pensar cómo había iniciado todo tan bien, y cómo de la nada toda su personalidad se había distorsionado y había conseguido aburrirme, pero ya nada podía hacer... Creo que lo hecho, hecho está.
Llegamos a la escuela, y cada una fue a su salón. Lo triste de la escuela era que compartíamos solo tres asignaturas, así que normalmente en la semana solo la veía los minutos del receso y del almuerzo. Hoy, sin embargo, las tres asignaturas que tocaban tenían a Luke, lo cual lograba emocionarme un poco. Vale, yo no olvidaba sus palabras, lo hiriente que había sido conmigo, ni tampoco olvidaba cómo en las últimas semanas había estado para todas partes con la chica colorina, sin embargo el imbécil algo tenía que no me permitía avanzar... Y pese a que eso me hacía sufrir, en momentos como este, esa dependencia me gustaba.

Entré en cálculo y Derek estaba ahí. Lo vi y seguí de largo, sin embargo al notarme se cambió de puesto a mi lado. - 

-Vic...-

- hablamos luego.- él fruncio el seño y negó- 

-debo disculparme por mi actit...- 

-dije que después hablábamos, Derek. - 

-Mierda Victoria, que yo quiero hablar ahora- susurró en un tono molesto. Rodé los ojos- 

-de acuerdo hazlo, pero no te responderé hasta el receso.- me miró enojado entendiendo el punto, se levantó y se fue a donde estaba sentado en un principio.
Me senté cómoda en la silla y esperé en una actitud "casual" ver llegar al nuevo y alegre Luke, sin embargo cuando esto sucedió y se sentó a mi lado porque todos los puestos estaban ocupados, su cara tenía la misma expresión apagada y perdida de cuando lo había conocido. Miré mis manos entrelazadas en el pupitre esperando algo de prudencia para hablarle, pero al voltear en su dirección se encontraba mirando perdido la portada de su libro. Estaba perdido, de ceño fruncido y su mandíbula se encontraba tensa. Lo miré unos segundos más intentando descifrar qué le pasaba, cuando me miró con su gélida mirada- 

-Por favor, hoy no molestes.- dijo en tono de advertencia y se colocó sus audífonos.

La clase pasó, y de manera insistente mis ojos se iban cada tres minutos hacia mi lado. No saber qué le pasaba me inquietaba, y me ponía nerviosa. ¿Cómo era que él pudiese estar tan feliz un día, y al siguiente de verdad lucía como el ser más desgraciado de la historia de la humanidad? Sospechaba de alguna bipolaridad o gemelo malvado... Él no podía ser tan cambiante.
Cuando todos salieron del salón, la mano de Derek tomo mi brazo haciendo que yo aterrizara mis pensamientos y terminara con esta situación de una vez por todas. Afuera del salón volteé en la dirección de Derek y él me miró entre enojado y expectante. - 

-Yo no quiero hacerte ilusiones Derek, pero de verdad esto no está funcionando- él fruncio el ceño ante la rapidez de mi mensaje y ladeó un poco su cabeza- 

-¿a qué te refieres? ¿Encontraste a alguien más?- negué y me mantuve seria- 

-no me gusta que me controlen, ni que sean posesivos...mucho menos que duden de todo lo que hago o digo-bote el aire acumulado- eres un gran chico, pero nada en nosotros más que una amistad va a funcionar. Fue difícil para mi notarlo porque todos estaban encantados con la idea de tu y yo como pareja... Pero olvidé cómo me sentía, y al darme cuenta de mis sentimientos al respecto supe que no era nada bueno. No quiero estar contigo Derek, y créeme que es muy duro decirlo.- lo miré esperando respuesta y tomé todo el aire que había perdido al sincerarme. Él solo me miró y apretó su mandíbula- 

-De acuerdo.- entrecerró los ojos y me miró molesto- 

-Escucha- toque su hombro y quito mi mano. Suspire- no queria que esto fuera así pero- 

-Victoria, cállate ¿si? Ya sabemos que sigues babosa por el imbécil de Adams a pesar de que es bastante obvio que nunca te tomará en cuenta, porque es cosa de que te mires...no eres para él, nunca lo serás...- no pudo seguir porque mi mano se estrelló contra su mejilla. Quizás fui impulsiva, pero nadie iba a hablarme de esa manera- 

-puedes olvidar todo lo que dije, imbécil, no eres más que un mierda. - y salí de ahí sin siquiera notar que algunos alumnos que andaban en el pasillo habían presenciado nuestra pelea.

Pese a que me sentía realmente molesta y mi mano aún la sentía palpitar debido a la cachetada, logré sentirme con un peso menos encima.

Beside YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora