Beside You

Capítulo 59

Luego de besarnos por bastante rato en el sillón, Luke se separó aún mirándome con una sonrisa en su boca que de a poco me auto convencía que era solo para mí. Inmediatamente imité su acto, y en uno casi involuntario, mi mano se posó en su mejilla para acariciarla y apreciar el efecto que mi tacto tenía sobre él: dió un leve respingo, cerró sus ojos y casi en una reacción automática tomó mi muñeca con su mano, sin intentar siquiera cortar mi toque, sino más bien, profundizarlo y extenderlo al resto de su cara.

Lentamente, movió mi mano hacia su mentón, luego hacia la otra mejilla, y yo sentía como si él quisiera que yo memorizara, con las caricias, cada detalle que conformaba su cara. Un poco más confiada de este acto que, mostraba más intimidad de la que antes habíamos logrado tener, me removí del cojín del sofá intentando acercarme un poco más a Luke y a su calor, intentando también, casi de manera ingenua, provocar en él la necesidad de tocarme. Acto seguido, su mano sujetó mi muslo con fuerza, pero no de manera brusca, haciendo que todo en mi interior se removiera, y con ello, mi piel se erizara. Entonces, ahora ya un poco más desesperada por acortar nuestras distancias, mi mano pasó de limitarse solamente a su cara, a tocar su pelo, para luego bajar un poco por detrás de su oreja llegando a su cuello; al estar ahí, al sentir que la piel de esa zona se erizaba ante mi tacto, empujé levemente su cabeza intentando así que las distancias entre nosotros casi no existieran, y solo ahí, mirando sus ojos a solo centímetros de los míos, al sentir su respiración un tanto agitada, al ver cómo se relamía suavemente el labio inferior, terminé con nuestra distancia sellando el encuentro con un beso que hasta ese entonces, no sabía que podía encender tanto el encuentro. 

Luke se abalanzó un poco sobre mí, sujetando mi mentón con ambas manos sin necesitar cortar el beso. Me moví un tanto agitada dada mi necesidad de respirar, a lo que él sonrió levemente sobre mi boca, solo para inmediatamente después profundizar un poco más el beso. Automáticamente después de ello, quedé inclinada hacia atrás, apoyada en los cojines del respaldo mientras Luke se mantenía sobre mi, con nuestros labios aún juntos danzando a un paso casi desesperado. Al abrir mis ojos, y verlo aún encima, sentí la necesidad de cambiar un poco las cosas, y en un movimiento que no pude calcular pues a esa altura ya dudaba mucho de mi capacidad para pensar, logré enrollar mi pierna derecha sobre el torso de él solo para provocar que él quedara sentado en el sillón, y yo, por fin, podía estar sobre él, montándolo, aunque fuese ficticio, aunque fuese con ropa; no podía contener lo mucho que había llegado a desearlo. Ante esto, Luke se separó levemente de mí, y me miró como si por dentro tuviese una lucha interna: levantó una ceja como si se sintiese sorprendido e incluso un tanto intimidado frente a lo que yo había hecho, y a la vez, sus ojos se movían de manera tan incansable recorriéndome, como si yo fuese algo que él deseara mucho.

-Victoria...que...que estás haciendo- susurró mientras me observaba atento. Yo sonreí de lado pues, si era sincera, no tenía idea, solo sabía que había deseado hacer eso por muchísimo tiempo. Me sentía orgullosa de ello al ver su reacción.

-Solo hago lo que me nace hacer, ¿Está mal?- pregunté fingiendo inocencia, como si el bulto que presionaba bajo de mi no fuese explicación suficiente de que lo que estaba haciendo se sentía muy, muy bien. El sonrió de lado adivinando mis intenciones.

-¿Estás segura? Sabes que no estás obligada a- lo interrumpí-

-Si sé que no, Luke. Pero lo deseo, me gusta esto, me gusta como se siente- Presioné un poco hacia abajo y me moví haciendo que algo dentro de mi se remeciera, y al mirar a Luke, supe que en él también. Cerró levemente los ojos inclinando su cabeza hacia atrás, y agarró mis caderas con ambas manos- se siente bien, ¿no crees?- pregunté sin saber cómo había podido articular esas palabras sin reflejar lo muy desesperada que estaba. El asintió casi como si el deseo reflejado en sus ojos lo hiciera sufrir. Me moví un poco más, haciendo que nuevamente su cabeza se apoyara en los cojines del respaldo del sofá, poniendo los ojos en blanco.

-Estás en territorio peligroso- dijo con un tono que se asemejaba a un ladrido.

-Si sé, y me gusta que esto te provoque lo mismo que a mi- admití dentro de mi excitación- creo que hemos evadido algo que en nosotros viene creciendo hace mucho, ¿No podemos dejar de sufrir y concretarlo ya?- mordí mi labio al aún sentir cómo el bulto seguía presionando en mi entrada. El asintió-

Luego de eso, volvimos a una sesión de besos que se extendía a la necesidad de ambos reflejada en el frote que hacíamos con el otro. De a poco, sentirlo así de excitado, rozando conmigo hizo que inevitablemente soltara leves gemidos que solo eran la representación de lo mucho que necesitaba tenerlo dentro de mi; necesitaba que el roce fuera más que eso, necesitaba que sus manos recorrieran mi piel, que sus besos no se limitaran solo a mi boca. Necesitaba que las distancias entre ambos cuerpos no existieran, que la conexión se concretara, necesitaba a Luke. 

De la nada, sintiéndome acalorada, excitada y aún más desesperada, Luke se separa bruscamente de mi, y me mira con unos ojos oscuros que no supe descifrar. Dejé de moverme y lo miré atenta, aprovechando también de ver como su pecho subía y bajaba agitadamente, y como sus labios se veían rojos e hinchados, adicional a lo desordenado de su pelo. Sonreí ante esos detalles, aún mirándolo de manera atenta.

-Si vamos a hacerlo, no va a ser aquí, Victoria- dijo tajante, mirándome fijamente. Ladee mi cabeza-

-¿Y entonces dónde?- pregunté un poco descolocada, creyendo que se refería a la casa en donde estábamos. Y de pronto, se levantó teniéndome aún encima, haciendo que yo mantuviese mis piernas alrededor de sus caderas, apretándolas igual que mis brazos alrededor de su cuello para evitar resbalar y soltarme de su agarre. Me sonrió aún con su mirada oscura, que ahora comenzaba a descifrar como una llena de deseo, y entonces, comenzó a caminar-

-En una cama, como corresponde para ser nuestra primera vez.- Susurró en mi oído erizando cada parte de mi, y generando un galope incesante de mi corazón ante su respuesta. Entró en una habitación con una cama de dos plazas y cobertor blanco igual que las paredes, y suavemente, aún conmigo encima, cerró la puerta detrás de nosotros para luego depositarme suavemente en la cama. 

Ambos nos miramos en silencio, al ritmo en que en nuestras bocas se iba formando una sonrisa, y supimos entonces, que era el momento, que éramos los indicados, y que por fin, luego de tanto tiempo, podríamos concretar lo que cada uno en silencio, había estado esperando.