Beside You

Capítulo 31.

-no sé, es decir, a ellos no les importa demasiado porque el problema fue entre tú y Derek, pero igual saben que será algo incómodo- asentí y me recosté en mi cama a su lado- 

-Pero yo no fui mal educada o desagradable para decirle las cosas... Creo que solo fui sincera- dije. Ella asintió- 

-eso lo sé, amiga. Lamentablemente Derek no lo tomó así y es posible que sí tenga cierto resentimiento hacia ti después de esto porque lo "rechazaste"- marcó con sus dedos- o algo así. Solo debes tener en mente que fue porque así lo sentías. -se enderezó y me miró- Vic, no te puedes obligar a sentir. -asenti y me coloqué un cojín encima de la cara- 

-solo quiero que esto se pase, sé que será muy incómodo.- 

-Si, probablemente sea muy incómodo, pero yo prefiero eso y verte tranquila, a que estés con alguien para complacer, cuando tu sufres en esa relación.- asentí. Ella tenía un punto y era el mismo que sostenía yo. En definitiva, lo que había hecho estaba bien y Abie me apoyaba. - Así que para desligarnos del tema, nos arreglaremos y nos iremos de fiesta, ¿de acuerdo?- me quité el cojín de la cabeza y observe su emocionado rostro. Asentí sonriendo- 

-pero no ahora por favor- pedí- recién son las seis, y yo de verdad necesito dormir un poco.- Mi mejor amiga rodó los ojos pero asintió- 

-te haré compañía, pero pondré el despertador a las 7:30pm ¿de acuerdo?- asentí y volteé tapándome con una manta. Necesitaba una pequeña siesta..

-
La abracé y sostuve un rato mientras lloraba y hundía su cabeza en mi pecho: yo sabía que esto pasaría, solo esperaba ingenuamente que no dolería tanto como las otras veces... Pero yo para variar me equivocaba. Mientras sostenía a mi mamá entre mis brazos, miré nuevamente el trozo de cemento con el nombre de mi hermana grabado en él. No puedo creer que hoy es su cumpleaños número trece y mucho menos puedo creer que no está aquí para darle su merecido abrazo. Recuerdo que cuando ella era pequeña, siempre que se sentía intranquila por algo corría a mis brazos; yo era un niño, también, pero por alguna razón ella siempre se refugió en mi pecho, y a mi siempre me gustó el saber que la hacía sentir protegida...hasta que la perdí.
- Mi amor, te extraño tanto- susurró mamá aún contra mi pecho. Yo cerré mis ojos pues sabía que le hablaba a mi hermana- cada día de mi vida me pregunto por qué te quitaron de nuestro lado, si juntos hacíamos un buen equipo- mis ojos de a poco se poblaron de lágrimas- Quisiera saber por qué fueron tan crueles y te arrebataron de nuestro lado, amor. -mamá se separó un poco de mi y con su mano aún temblando acarició aquel trozo de cemento que hacía recordar el nombre de mi pequeña- Sin embargo- pasó un pañuelo bajo sus ojos- quiero que sepas que estoy muy orgullosa de todo lo que fuiste, y que pese a que ya no puedo verte reír, te siento, y te amo cada día más.- dijo y volvió a abrazarme, con la diferencia de que ahora los dos estábamos llorando. Hundí mi nariz en el pelo de mamá e intenté calmarme. Siempre pasaba que cuando visitaba a mi hermana yo conversaba con ella, pero ahora las palabras estaban atoradas en mi garganta, y eso me descomponía aún más. 

Tomé aire y separándome un poco de mamá, hablé- 

-Tu sabes cuanto te extraño y cuánto he lamentado tu pérdida, bonita. Sabes que no hay día en que no piense en ti y no recuerde en todas las veces que pintamos con nuestros dedos, hicimos carreras de bicicleta o me obligaste a ir a tus fiestas de té. Sabes que no hay momento en que no me pregunte por qué no fui yo en tú lugar, o porque no fue él. Pero, pese a todo amor mío, quiero que sepas que sin importar qué tu siempre representarás para mi esa luz de vida que uno tiene latente en su camino. Sé que puede sonar irónico pero- pasé mi mano por mis ojos- eres de verdad un impulso y un motivo para seguir en vida. No sé por qué- reí sin ánimos- de verdad no sé por qué, pero últimamente he tenido tiempo para pensar y para darme cuenta de eso...y hoy puedo decir que estoy muy agradecido, Lisa...me has enseñado mucho- solloce un poco y mamá apretó mi mano mientras ella lloraba por lo bajo- feliz cumpleaños, pequeña mía, te adoro y no habrá día en que mi amor por ti deje de crecer.- y acaricie inútilmente esa especie de lápida pálida y dura. 

Luego, mamá y yo cortamos las flores y las acomodamos de manera de que luciera decorado y alegre...un espacio digno de mi hermana. Al rededor de las 6pm, nos pusimos de pie y en silencio pero de la mano, caminamos hasta la entrada del cementerio para ya ir a casa: en este instante de verdad volvía a cuestionar por que ella y no yo...o él.